30 abril 2024

El fugaz apogeo de las revoluciones… *

* El que sigue es un extracto del prólogo a Papá Goriot, de Honorato de Balzac. Está suscrito por su traductor, el español Julio C. Acerete. Consiste en una interesante descripción de lo impredecible que puede ser la historia en política… Lo relatado ocurría al mismo tiempo que el prolífico escritor creaba su Comedia humana. Lleva el sugestivo título de “Cuando la montaña es la historia” :

“El 10 de agosto de 1792 se producía en Francia el derrocamiento de la monarquía en la persona de Luis XVI. Con ello finalizaba lo que podríamos llamar el primer período de la Revolución francesa (luego del 14 de julio de 1789), período durante el cual el poder se había hallado en manos de la gran burguesía financiera. La revolución seguía por el momento una curva ascendente. Las masas populares iban adquiriendo cada vez más importancia en la dinámica de los acontecimientos, siendo su participación cada vez más activa.

 

Con la caída de la monarquía, la burguesía mercantil e industrial se hizo con el poder, en perjuicio de las capas más altas de la misma. De este modo, la segunda parte de la Revolución francesa se establece desde ese 10 de agosto de 1792 hasta las jornadas de mayo-junio de 1793, cuando el poder pasa a los jacobinos, representantes de la burguesía revolucionaria sostenida por el pueblo. El 2 de junio marca el tercer período de tan significativo acontecimiento histórico, punto culminante de la Revolución, que, solo durará hasta el 27 de julio de 1794. Con la caída de la dictadura jacobina encuentra , en la práctica, su fin la Revolución francesa. En el siglo XVIII era todavía impensable el establecimiento de un régimen socialista en Francia ni en ningún otro país: no existían las condiciones históricas necesarias para ello.

 

El golpe de estado del 9 de Termidor (27 de julio de 1794) elevó al poder a la burguesía que durante la Revolución se había enriquecido con toda clase de especulaciones. Los grandes negociantes ocupaban ahora los puestos clave de la Convención. Los del Termidor, ya en el poder, se apresuraron a abolir todas las reformas revolucionarias de los jacobinos, así como a hacer de la guerra su principal mecanismo económico. Napoleón surgió de este ambiente como una necesidad. En 1799, sostenido por la gran burguesía, Bonaparte se hizo con el poder instaurando una dictadura militar cuya finalidad consistía, como era lógico, en la defensa de los intereses de la nueva clase dominante. Era el mismo año en que nacía Balzac.

 

Napoleón no hubiera llegado nunca al poder sin la revolución de 1789, aunque hizo posible a su vez la renovación de una forma de gobierno con la que se demostraba que los intereses de la gran burguesía, apoyados por un fuerte aparato militar, podían prescindir del “derecho divino” del rey. El poderío militar de Napoleón tardó quince años en flaquear. En cuanto esto ocurrió, los monárquicos aprovecharon la ocasión. El 1º de enero de 1914, las tropas aliadas cruzaron la frontera, penetrando en suelo francés, haciéndolo poco después el ejército ruso.

 

Napoleón se vio obligado a abdicar y los Borbones recuperaron el trono con Luis XVIII, hermano del ajusticiado Luis XVI. El odio a los Borbones era tan fuerte, que Napoleón consiguió recuperar el poder por poco tiempo, entrando en Paris el 20 de marzo de 1815. Los aliados volvieron a insistir y, el 18 de junio, Bonaparte era vencido definitivamente por tropas anglo-prusianas, con lo que Luis XVIII regresó de nuevo al trono. Este monarca no pudo, aunque lo intentó, restablecer los privilegios feudales ni el régimen anterior a la Revolución. Tuvo que resignarse con reducir el número de votantes mediante una Carta Constitucional.

 

En 1824, todavía se redujo más este número cuando, a la muerte de Luis XVIII, le sucedió su hermano Carlos X, quien en julio de 1830 disolvió la Cámara de los Diputados e hizo decretar una ley rigurosa contra la libertad de prensa. La idea de Carlos X era restablecer la monarquía absoluta, pero el 27 de julio París se cubrió nuevamente de barricadas. Era la Revolución de Julio que asestó un golpe definitivo a la antigua nobleza, pero que no acabó con la institución monárquica en Francia. Luis Felipe, un Borbón de la rama de los Orleans, subió al trono…

 

(…) Luis Felipe tuvo de salir huyendo. El 25 de febrero de 1848 se proclamaba la II República, que solo duraría hasta 1852, fecha en la que la burguesía, cada vez más amenazada por los movimientos obreros, proclamó el II Imperio. Dos años antes había muerto Balzac. Fue, este período de la historia, en el que Balzac desarrolló su existencia y el autor escribió su obra”.


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