18 noviembre 2001

Noviembre

(Extracto)

Querido Luis Eduardo:

Hoy es 18 de noviembre. Este siempre sera un día para recordar; o, quizas deberia decir, para nunca olvidar. Siempre estará en mi memoria aquel viaje a Cuenca en que tuvimos que vivir tantos y tantos episodios, cuando nos tocó la triste tarea de enterrar a Papá. Jamas olvidaré ese viaje interminable, tartando de coronar aquella madrugada Pallatanga mientras remolcabamos el auto de Arturo. Cómo olvidar nuestra risa nerviosa que, para sorpresa de nuestro tío Alberto, se convirtio en inexplicable carcajada nerviosa cuando desayunabamos en su casa de Riobamba al día siguiente...

Y... mañana es 19: aniversario de ese viaje prematuro de Mami, que habría de marcar para siempre nuestra vida y que habría de definir nuestro destino. Con frecuencia me pregunto: qué es lo que hubiera pasado con nuestras vidas sin aquel triste episodio de noviembre de hace ya cuarenta y cuatro años? Ah, querido hermano! Cuán diferente pudo haber sido nuestra infancia y cuántas vivencias y acontecimientos pudieron haber tenido nuestros caminos! Pero ese es justamente el insondable y misterioso carácter que parece tener la vida; y esa es precisamente la imprevisible condición que parecerían tener los Divinos designios!

Así que, noviembre se convierte en una temporada para dar ejercicio a la memoria. Es probable que nuestra vida se hubiese caracterizado por vivencias tristes, sobre todo en aquellos ya lejanos años de nuestra infancia; pero, de cierta manera, creo que nunca dejó de acompañarnos una muy confortante sensación de seguridad: la abuela, la tía Anita, el sentido familiar, las esporádicas apariciones de Papá... En fin, todo ello nos fue dejando una percepción de sustento y especialmente de dirección y de derrotero para nuestra vida. No es improbable que esos días que tuvimos que vivir, entre la ilusión y la novelería; entre la reprensión y la pobreza, nos hayan ejercitado si no para los ocasionales sacrificios posteriores, por lo menos para saber dar a nuestros actos un sentido de honradez, rectitud y responsabilidad.

Alberto
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15 enero 2001

Viajes, rifas y motos

Carta a mi hermano Luis Eduardo (Extracto)


Muy querido "terrible de las muchachas"... (de mano):
 


El viernes regrese de Roma a enterarme de sus ahora, cada vez mas
 ciertos planes de viaje. Anduvimos en la "ciudad eterna" en paseo de
 familia con Sebastian y Agustín. El recorrido se inicio en el Palacio 
de la Municipalidad, llamado Campidoglio y el extraordinario
 monumento a Víctor Emanuel (todo en Roma es monumental, hasta las
"ragazzas", que de paso le cuento que tienen un magnifico carácter.
 Prueba de ello es que hasta aquí, ninguna me ha gritado). Fuimos
 luego a pasear por las ruinas del Foro Imperial, transito que
 concluyo en el legendario y fabuloso Coliseo.



Fuimos después a visitar el Moisés de Miguel Ángel en la humilde 
iglesita de San Pietro in Vincole (San Pedro en Cadenas) y
 continuamos hacia la ineludible Fontana di Trevi, para garantizar con 
unas monedas lanzadas de espaldas a la fuente, nuestro regreso a esta 
ciudad maravillosa. Concluido el ritual antes comentado, y además,
 muchas pizzas y muchisisimas cervezas, nos encaminamos a las Gradas
 de España y luego continuamos hacia al Panteón, quizás el edificio
 antiguo mas espectacular que se conserva en la ciudad de los Césares.



El dia terminó en la calida y acogedora Plaza Novona, en donde no nos 
quedó mas que escanciar otras cervecitas "Nastro Azzurro". Los chicos
 disfrutaban esta preciosa experiencia, mientras yo disfrutaba de su
 propia admiración e inagotable sorpresa.



Fuimos al dia siguiente a visitar la Plaza e Iglesia de San Pedro
 (refutada como la mas grande del mundo). Ahí se puede admirar la 
Piedad de Miguel Ángel (este Miguel nada tiene que ver con el otrito
 que creo que también nos salio un "terrible" para las muchachas).

El
 dia se complemento con la inevitable visita a la Capilla Sixtina, 
lugar donde se juntan los Cardenales a elegir al nuevo Papa. Este es 
el lugar a cuya cubierta superior adornan los frescos formidables de
 Miguel Ángel, los que se cuenta que los había pintado recostado de
 espaldas sobre un andamio (me pregunto de donde habrá sacado tanta
 inspiración, dando la espalda a las muchachas, que quedaban
 justamente abajo...?).



Se llega a la Sixtina luego de un largo paseo por los recintos y
 corredores del Museo Vaticano, quizás una de las obras que mas me 
atraen, y que cada vez mas me sorprende, es el fresco de la Academia, 
pintado por ese otro monstruo que fue Raffael. Esta pintado a lo 
ancho de toda la habitación, representa a los principales filósofos
de la antigüedad y la perspectiva ejerce un efecto tan caprichoso y 
embrujante, que de cualquier angulo que se lo aprecie, parecería seguir la línea de vista del observador. Mirando el disfrute del
 Sebastian, le he dado gracias a nuestro Dios y a la vida y he sentido 
ese sabor tan mágico y misterioso que suelen tener las lagrimas, 
cuando las escondemos rápido en el paladar y la garganta, cuando 
parecerían a punto de resbalar sobre las mejillas...



De vuelta a Singapore, he tenido que recordar mis travesuras 
infantiles, cuando me gastaba la plata del mercado, jugándome el dinero de la abuela en las rifas de la plaza de San Blas... Es que, 
mientras nosotros asistíamos a una primera comunión, al Felipe no se 
le ha ocurrido mejor idea que gastarse el dinero de su cuenta para el
 mes, en comprar unos boletitos que le daban derecho para patear una 
caprichosa pelota, en el intento de introducirla en un orificio de
 tamaño parecido. Pues resulta que, así como a mi me salvaron los 
últimos "dos reales" de mi quiebra definitiva y de la paliza de la
 abuela; al Felipe le han salvado también los últimos cinco dólares y 
ha conseguido sacarse nada mas y nada menos que un premio formidable: 
una flamante motocicleta Harley Davidson, de almacén y ultimo 
modelo..! Como notara querido hermano, bien parece acertar el dicho 
con aquello de que: lo que se hereda, no se hurta...
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