Querido Luis Eduardo:
Hoy es 18 de noviembre. Este siempre sera un día para recordar; o, quizas deberia decir, para nunca olvidar. Siempre estará en mi memoria aquel viaje a Cuenca en que tuvimos que vivir tantos y tantos episodios, cuando nos tocó la triste tarea de enterrar a Papá. Jamas olvidaré ese viaje interminable, tartando de coronar aquella madrugada Pallatanga mientras remolcabamos el auto de Arturo. Cómo olvidar nuestra risa nerviosa que, para sorpresa de nuestro tío Alberto, se convirtio en inexplicable carcajada nerviosa cuando desayunabamos en su casa de Riobamba al día siguiente...
Y... mañana es 19: aniversario de ese viaje prematuro de Mami, que habría de marcar para siempre nuestra vida y que habría de definir nuestro destino. Con frecuencia me pregunto: qué es lo que hubiera pasado con nuestras vidas sin aquel triste episodio de noviembre de hace ya cuarenta y cuatro años? Ah, querido hermano! Cuán diferente pudo haber sido nuestra infancia y cuántas vivencias y acontecimientos pudieron haber tenido nuestros caminos! Pero ese es justamente el insondable y misterioso carácter que parece tener la vida; y esa es precisamente la imprevisible condición que parecerían tener los Divinos designios!
Así que, noviembre se convierte en una temporada para dar ejercicio a la memoria. Es probable que nuestra vida se hubiese caracterizado por vivencias tristes, sobre todo en aquellos ya lejanos años de nuestra infancia; pero, de cierta manera, creo que nunca dejó de acompañarnos una muy confortante sensación de seguridad: la abuela, la tía Anita, el sentido familiar, las esporádicas apariciones de Papá... En fin, todo ello nos fue dejando una percepción de sustento y especialmente de dirección y de derrotero para nuestra vida. No es improbable que esos días que tuvimos que vivir, entre la ilusión y la novelería; entre la reprensión y la pobreza, nos hayan ejercitado si no para los ocasionales sacrificios posteriores, por lo menos para saber dar a nuestros actos un sentido de honradez, rectitud y responsabilidad.
Alberto
