10 junio 2008

La Bella Durmiente

Carta a Vinicio Jaramillo, con motivo de “su viaje” a Singapur. 

Señores miembros del Jurado de Singapur, Condado de Tanjong Rhu Road: 

Dignísimos Señores Magistrados: 

La presente tiene por objeto elevar a ustedes la defensa personal que he asumido, en el juicio que por intento de asesinato, en mi contra se encuentra tramitado en el Juzgado Quinto de la Ciudad-Estado de Singapur. Es menester, señores Miembros (con perdón del sustantivo), que sea de su ilustradísimo conocimiento lo siguiente: 

1.- Declaro conocer al ciudadano "Mario" (?) Jaramillo Arguello cosa de treinta y pico de años. Y doy fe, que cuando inicialmente lo conocí se llamaba Vinicio, tenia la suigéneris costumbre de quedarse en las fiestas de los amigos hasta bien después de que se había acabado la farra, razón esta por la que pronto adquirió el sobrenombre de "Miss Venezuela" por la sencillísima razón de que el mencionado individuo "siempre quedaba finalista". 

2.- El ciudadano en referencia, no solo que se quedaba en las referidas fiestecitas (que pronto adquirieron internacional fama de inolvidables) hasta que ya se había acabado el trago (y hasta los huevos del desayuno); sino que había desarrollado una rara y misteriosa habilidad, con la que simplemente era imposible hacerle doblar el pico (con perdón) en los jolgorios en referencia. 

3.- Declaro además, que siempre lo conocí como a un hombre "despierto" y agradable; y especialmente ajeno a las veleidades literarias propias del llamado Siglo de Oro español; y por lo tanto abstraído a los trasiegos místicos de Fray Luis de León, Garcilaso de la Vega y Sor Juana Inés de la Cruz: preclaros exponentes de la "Lírica" de la Madre Patria. 

4.- Con estos antecedentes, debo confesar que la última vez que nos entrevistamos en Pichincha (que este sujeto ha decidido otorgar el singular y adefesioso nombre de "La Provance"), tuve yo el desacierto de insinuarle que me viniese a visitar. Es de añadir, señores Ilustres Magistrados, que en esta ocasión lo encontré en condición francamente normal; sin que pudiese observarse hasta ese entonces, ningún tipo de anomalía física o psicológica, o que pudiera advertirse alguna tendencia patológica o algún comportamiento anormal. 

5.- Desgraciadamente no bien hubo llegado a mi humilde (pero honrada) residencia de Singapur, noté que se había dedicado a la "Lírica", era ya un individuo con los estragos evidentes de haber sido atacado en forma virulenta por la mosca Tse-Tse, ya que se pasaba durmiendo sentado, parado, de lado, boca arriba, metido en la ducha, cruzando los semáforos; evidencias de que no era ya el individuo de apostura alerta y lúcida que yo había conocido. 

6.- Ustedes comprenderán, señores del Jurado, la profunda y tristísima reacción que a un hombre causa el encontrar que un amigo ya no es lo que uno esperaba; y, al advertir que se había convertido ya en una pendejada, resolví que no me quedaba más remedio que la iniciativa desesperada de hacerlo desaparecer "porque dormía demasiado"... 

7.- Confieso finalmente que fue entonces que decidí despachar a este amorfo y amorfeado individuo, con unas pastillitas que le podían poner a dormir per secula seculorum (también, con perdón). Todo esto lo hice con el pretexto de que al tomarlas lograría aminorar la molestia del rugido de los motores de las carreras que en mi vecindario, en esos días se realizaban en Singapur. 

 8.- A pesar de mi poco loable intención, señores Magistrados, el ciudadano en referencia miente, pues nunca realmente ingirió el medicamento de marras. Lo confieso a fuer de toda mi inocencia y en respaldo de mi ausencia de intervención en el horrible accidente que luego le aconteció. Pues sucedió que, cuando se disponía a tomar mi poción ensoñadora, el muy pendejo se quedo dormido y se cayo de oreja y cuan largo era; con lo que se le averío el "secula seculorum"; con lo que además de haber perdido su cuestionable "invicto", también se le rajó la cresta; perdiendo así y para siempre su apelativo de "La Bella Durmiente", remoquete al que se hizo acreedor (como es público y notorio) porque escapó de irse encima de los vehículos que competían en la mentada y muy famosa "Formula One" en la Marina Bay de la metrópolis en referencia, pues el muy cojudo se quedó dormido! 

Dejo a ustedes, honorables y sapientísimos jueces, el más vivo reclamo de mi reiterada inocencia; convencido, como estoy, que "camarón que se duerme, se lo lleva la corriente". En cuanto a "Almohadita de Seda", hago muy comedidas recomendaciones, porque se lo localice en algún lugar del Asia y se lo capture, aprovechando de su permanente estado de duermevela. Con mi más respetuosa consideración. 

Alberto "de las desilusiones" Vizcaíno.


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