30 diciembre 2017

Una reina que se aleja *

* Tomado de El País de España. Reeditado para satisfacer el formato de este blog.

Con el título "Las aerolíneas de EE UU dicen adiós al Jumbo, el avión más icónico de Boeing", el diario El País de España hace una reseña de lo que ha sido el paulatino retiro del formidable avión construido por Boeing. Delta Airlines ha sido la última compañía que jubila al B747 para reemplazarlo con aviones más pequeños y eficientes. Eh aquí la nota:

La historia de la aviación comercial en Estados Unidos acaba de cerrar uno de sus capítulos más ilustres. Ya no hay compañías aéreas que luzcan la bandera de las barras y estrellas operando el icónico B747, el avión con el que Boeing revolucionó la forma de viajar, haciéndolo asequible para millones de personas por todo el mundo. Las aerolíneas prefieren ahora aviones más ligeros, flexibles y eficientes para cubrir las rutas más largas.

Delta Airlines marcó el día de Navidad la retirada oficial de la Reina de los Cielos con un vuelo chárter del equipo de los Seahawks de la NFL desde Dallas a Seattle. Fue el colofón de una gira de despedida que la semana pasada lo llevó por seis ciudades. Lo sustituye por el A350 del consorcio europeo Airbus. United Airlines lo hizo hace un mes, recreando la ruta con la que estrenó el avión en un vuelo entre San Francisco y Honolulu. El personal lució los uniformes de la época.

El avión de dos plantas empezó a volar en febrero de 1969, pero no entró en servicio hasta un año después, con un vuelo desde Nueva York a Londres de la difunta Pan-Am. Entonces viajar en avión era un lujo y se podía fumar en la cabina. El Jumbo, con capacidad para transportar a medio millar de pasajeros, abrió los vuelos intercontinentales a las masas. El B747, diseñado para transportar mercancías, se convirtió rápido en un avión deseado por las grandes aerolíneas para cubrir vuelos de largo recorrido. Boeing realizó más de 1.500 entregas del cuatrimotor en sus diferentes configuraciones. El perfil abombado en la zona de la cabina del piloto le dio una personalidad muy distintiva. Pero pese a su último gran rediseño, el modelo no ha sido capaz ni de atraer a sus clientes más leales. Las aerolíneas piensan ahora en aviones más pequeños, que son más fáciles de llenar y más baratos de operar.

Las rutas de largo recorrido que cubría el mítico Jumbo se operan ahora con el bimotor B787 Dreamliner, el avión más moderno de Boeing. United ofrece, por ejemplo, un vuelo que conecta Houston y Singapur en 18 horas. Es el mismo modelo que acaba de elegir la compañía Emirates para renovar su flota de grandes aviones, en un contrato en el que competía Airbus con el A380. Air France ya eliminó el B747. El Jumbo fue el avión más grande hasta la entrada en servicio del A380 hace diez años. Su jubilación refleja hasta dónde se llevó la eficiencia de los aviones durante el último medio siglo. La compañía de bajo coste Southwest Airlines acaba de anunciar un servicio a Hawai desde la costa Oeste utilizando el nuevo B737 MAX. Jetblue, por su parte, está considerando usar un tipo de avión similar para cubrir las rutas con Europa.

Todavía es posible viajar a Estados Unidos volando en un B747. British Airways lo seguirá utilizando hasta febrero de 2024, de acuerdo con el plan de retirada que presentó hace un mes. BA es el mayor operador de este modelo, con 36 unidades. La idea del grupo es reducir la flota a la mitad para 2021. Para cubrir ese espacio, British cuenta con aviones B777 y B787, además de los Airbus A380 y A350. El 747 también lo usan Lufthansa y Korean Airlines.

Boeing confirma que hay todavía muchos Jumbos volando, tanto de la vieja versión clásica, como de la más moderna (el B747-400). De ellos, 236 son de pasajeros. Pero los modelos más modernos -distintos al Jumbo- son un 30% más eficientes de operar. Para una aerolínea como Delta, United o British, operar con los nuevos aviones, se traduce en ahorros de varios cientos de millones de dólares. Las ventas del Jumbo se concentran hoy en los modelos cargueros, un mercado nicho que permite mantener el programa con vida.

El mítico B747 seguirá siendo también el avión que llevará por el mundo al presidente de los Estados Unidos. El Pentágono acaba de formalizar un pedido para reemplazar los dos Air Force One presidenciales. Entrarán en servicio en el 2024, el mismo año en el que los retirará British Airways. Se trata de una versión militar del Jumbo, que incorpora la tecnología y materiales del Dreamliner. También es utilizado por la NASA para hacer pruebas científicas.

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25 diciembre 2017

Un Universo tortuoso

Hace algo más de cincuenta años, allá por mis tiempos de escuela, hubo en Quito al menos dos periódicos matutinos principales. Uno era El Día, que, por algún motivo que hoy se me hace confuso, tengo la oscura impresión que se editaba en una imprenta ubicada entre los colegios Mejía y el femenino Espejo (cerca de la panadería Arenas o, quizá, de lo que se dio por llamar "la esquina de la Virgen"); el otro, y más importante, había sido fundado hacia 1906 por Celiano Monge y los hermanos Mantilla Jácome, con el nombre de El Comercio. El Día no tuvo mucha permanencia en el tiempo, desapareció debido, probablemente, a situaciones políticas o quizá, a algo que afecta con frecuencia a la prensa escrita: los problemas financieros.

Pudiera decirse que la capital necesitaba un matutino menos "independiente", uno más comprometido con la inconformidad con los regímenes de turno; quiza fue asi como se fundó, más tarde, el que fuera conocido como diario "El Tiempo". Allí se destacó un grupo de escritores irreverentes que mantuvo una columna inolvidable de carácter satírico político. Esta se llamaba "Comentan los Picapiedra", ella se constituyó en el entretenimiento favorito de todos aquellos quiteños que estaban atentos a las vicisitudes de carácter político.

Más tarde, un joven empresario capitalino, emparentado con los primeros hermanos Mantilla, realmente un nieto de uno de ellos, se animó a la tarea de crear un periódico moderno, con sistemas novedosos y ediciones simultáneas en distintos lugares del país. Se llamó Diario Hoy. No tengo por seguro si este se inspiró en el americano USA Today, o si, por el contrario fue, sin querer, un precursor de ese mismo nombre. Puede decirse que el diario de Jaime Mantilla vino a cubrir el espacio que había dejado el diario El Tiempo, luego de su temprana desaparición.

Mientras tanto, en Guayaquil hubo, durante la segunda mitad del siglo pasado, hasta tres diarios importantes: El Universo, El Expreso y el Telégrafo. Este último sufrió una lamentable transformación en los últimos tiempos, debido a que fue intervenido por el Estado; y, por culpa de una mala interpretación de lo que debe ser un medio público, se convirtió en un infame recurso de propaganda del propio gobierno. Parece que el cuero estuvo preparado para esas correas... Poco a poco, no sólo El Telégrafo, sino un considerable grupo de canales televisivos, radio emisoras y periódicos cayeron en idéntico predicamento. Perdieron su condición de medios independientes y se convirtieron en sumisos artilugios de la propaganda oficial.

Fueron esos medios, solo ellos, los que recibieron el aporte del erario. Fueron ellos los que, por lo general, fueron favorecidos por los contratos de edición y publicidad que concedía un gobierno intolerante y sectario. Los otros medios, los de veras independientes, tuvieron que bregar duro, batallar y subsistir a la buena de Dios. Es más, fueron ellos, los que no se habían dejado seducir por las sirenas del absolutismo, los que vieron a sus empresas en la cornisa de la extinción; y, además, los que tuvieron que soportar el embate perverso de la persecución oficial. Fruto de ello, fue también ese documento oprobioso conocido como "Ley Mordaza", elaborado y emitido con malévola dedicatoria: la LOCA o Ley Orgánica de Comunicación.

Pero, así y todo, el destino estuvo trazado para los editores de periódicos; sobrevino un enemigo agazapado, peor incluso que los problemas financieros o el carácter omnímodo, pertinaz y atrabiliario de aquel inesperado prospecto de dictador... Fue el advenimiento de aquellos nuevos modos de comunicación, el que trajo consigo la tecnología, el internet y esas formas de contactarse masivamente que, con el tiempo, se dieron por llamar "redes sociales". Ellas fueron el verdadero rejón de muerte de una industria que, por un tiempo, nos hizo creer que no habría forma de vivir sin periódicos o sin televisión. Así, los medios escritos, recurrieron a un inevitable recurso: convertirse en medios digitales. Había llegado la hora del portal digital.

Sin embargo, y a pesar de sus perseverantes esfuerzos, tampoco los rotativos digitales han logrado subsistir en base a propaganda y a su sola reputación. Han tenido que echar mano de un último y no muy eficiente recurso: la suscripción digital. Este parece haber sido el caso de ese batallador medio escrito conocido como El Universo. Quienes, como yo, han disfrutado de los artículos preparados por sus valiosos columnistas, hoy vemos con pena cómo un rotativo de prestigio, con casi cien años de historia, ha tenido que recurrir a un peculiar sistema, el mismo que, quizá por sus mal ejercitados ensayos, nos produce a sus lectores, un incómodo como tortuoso trámite de navegación para aprovechar de su suscripción "gratuita". Así, resulta un vía crucis tratar de disfrutar de la lectura de una noticia. ¡Algo verdaderamente lamentable!

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16 diciembre 2017

Estigma y salud mental *

* Artículo escrito por Gitte Furdal Damm, para la revista aeronáutica AeroTime.
  Con mi traducción y edición.

Un estigma rodea los asuntos de salud mental entre los pilotos, y parece un tópico frecuente en aviación; a pesar de ello, eso de ser abierto y honesto se percibe como una debilidad en lugar de una fortaleza. Se cree que los pilotos, especialmente, están hechos "del material adecuado". Parece que viene con el oficio, que se pueden desempeñar cuando quiera y donde quiera.

Hace años atendí un curso recurrente de CRM. Entonces fuimos informados del alto número de auxiliares de vuelo enfermos debido a estrés. Y pregunté "¿cuán grave es el estrés entre los pilotos?", el instructor me quedó mirando con sorpresa y contestó: "no tenemos reportes de la cabina de mando, se supone que los pilotos se hacen cargo de los problemas de los tripulantes de cabina de pasajeros". Nadie añadió ningún comentario... Y, aunque hemos progresado, el estigma todavía existe. ¿A qué apuntamos cuando hablamos de salud mental?

En el 2011 me fui con permiso por tres meses. Recuerdo haberme sorprendido cada vez que conversaba con mis colegas. Aunque su pasión por volar seguía intacta, estaban extenuados hasta un punto que antes no había reconocido. Uno me dijo cómo estuvo al borde del llanto debido a fatiga, cuando sonó la alarma a las 4 de la madrugada, teniendo que enfrentar 6 sectores en pleno invierno. Otro me dijo cómo se quedó dormido en el sofá cuando se puso a conversar con su familia. Y, sin haber compartido con sus hijos, hizo maletas para irse otra vez de vuelo. Yo mismo, volando rutas cortas, me sentí en esos años como si anduviera corriendo. Tratando de satisfacer los itinerarios, recibiendo siempre la respuesta de los planificadores: "Podemos extender a discreción del comandante", cuando llegábamos a los límites de servicio.

Entonces, ¿por qué no reportarse indispuesto o cansado? Creo que la explicación es en parte el estrés causado por los temores relacionados con la estabilidad del trabajo. Todo el mundo, hoy en día, tiene conciencia de lo frágil que puede ser la seguridad laboral. Muchos hemos visto cómo quiebran las aerolíneas, y algunos lo hemos experimentado más de una vez. Esta realidad tiene un efecto lateral en el trabajo. Uno se excede algunas veces con tal de cuidar el puestito; uno no quiere dar problemas, solo conservar "la pega". Mientras tanto, uno va combinando esos temores con el cansancio. Y ese es un cocktail muy peligroso: fatiga más estrés. Uno ha perdido la sensación de bienestar; vive en "modo de vuelo".

La reacción del estrés es un mecanismo fantástico que garantiza nuestra supervivencia. Y, en dosis pequeñas, puede mejorar nuestro desempeño y ponernos alerta para las amenazas que enfrentamos. Pero, enfrentar el estrés en el mundo de hoy, no es igual que luchar contra un animal en la pradera. Es como tratar de luchar o huir de las amenazas de la propia mente, las que uno mismo ha creado. El problema es que el estrés fue "diseñado" para que uno se enfrente a las amenazas físicas, las gestione y luego se reponga. Solo ahí las hormonas de la adrenalina y el cortisol nos llevan de nuevo al nivel normal.

Hoy en día, eso de lidiar contra nuestros fantasmas, crea la misma respuesta y producción de hormonas, sólo que múltiples veces en el mismo día. Sin embargo, no es una pelea física; y, entonces, honestamente, ¿cuán buenos somos para recuperarnos? Esto nos deja saturados de cortisol, que literalmente nos revuelve la mente. La amígdala límbica, que está asociada con el miedo, se pone a trabajar en tiempo extra; al mismo tiempo, el hipocampo -que está asociado con la memoria- puede lastimarse por exceso de cortisol. Uno puede empezar a sentir algunos de los síntomas de estrés: como quedarse dormido, sentir aumento de los latidos del corazón, olvidarse de las cosas pequeñas, ponerse irritable, perder interés por lo que pasa alrededor y sentir el deseo de tomarse una copa de más o comerse una barra extra de chocolate.

¿Qué podemos hacer para reducir el estrés? Primero, hay enfatizar que estar estresado no es una debilidad, sino más bien una condición de que estamos intentando algo muy difícil. En mi opinión, es una gran fortaleza, en un trabajo que depende tanto de nuestra salud física y mental, que seamos capaces de reconocer y actuar frente a los síntomas del estrés. Y que tengamos la seguridad de que no somos los únicos que lo sentimos así.

Aquí van unas pocas estrategias para mitigar el estrés:

•    Usar las relaciones sociales: esta es una de las mejores maneras de prevenir o reducir altos niveles de estrés, y poder hablar de lo que nos estresa.
•    Ejercicio: ya lo hemos oído, pero recordemos que un buen nivel de cortisol en el cuerpo tiene el propósito de energizar los músculos para luchar o huir. Queme esas hormonas con ejercicio.
•    Recuperación: déle a su mente un descanso. Intente meditar, o deje aparte algo de tiempo para hacer lo que le gusta y que no exija mucho de usted.
•    Hágase un plan: tiene que aceptar algo o cambiar algo, si quiere evitar mucho estrés. Dicho esto, cuando se trata de asuntos mentales, no se debe concentrar a nivel individual; es preciso manejarlo a nivel organizacional. Si nos interesa superar el estigma relacionado con la salud mental, hay que crear una cultura empresarial donde se acepte la expresión de estas inquietudes, sin el miedo de consecuencias en el trabajo.

Por lo tanto, ¿por qué se estigmatiza la salud mental en aviación? En vista de que nadie habla abiertamente de estrés en las aerolíneas -muchos pilotos tienen miedo de no pasar su chequeo médico, sin darse cuenta que pueden recibir tratamiento-, puede ser difícil comentar acerca del tema porque es individual y no es percibido por los demás. Es más fácil decir: "me rompí el brazo, y no voy a poder volar por unas dos semanas". Una de las razones por las que los pilotos prefieren no comentar es por falta de confianza en sus jefes.

Ser piloto es un trabajo dinámico, con diferentes colegas todo el tiempo, con distintos lugares para viajar; tal vez no ha visto a su jefe por algunos meses. Esto puede crear distancia y una cultura, entre los tripulantes, donde es "ellos contra nosotros" haciendo difícil crear un tipo de confianza que nos haga sentir cómodos para hablar acerca del tema de la salud mental. Hemos visto el problema de la fatiga de vuelo. Una vez más, es un asunto individual, no es blanco y negro. Un estudio hecho en el 2012 demostró que solo alrededor de 20 a 30 % de los pilotos presentan un reporte cuando se sienten fatigados. El argumento que escucho por todas partes, cuando enseño, es: "¿para qué molestarnos?, si nadie hace nada de todos modos".

A la luz de esto, se puede sugerir que un primer paso para crear una cultura, donde la salud mental sea tomada seriamente, es no solo hablar de gestión de riesgos de fatiga –como aquél "está escrito en el manual"-, sino involucrarse en implementarla y darle prioridad en la compañía. Se podría sugerir que las autoridades harían bien en chequear si este es el caso en las aerolíneas. Quizá, si los pilotos se sentirían escuchados y tomados en serio cuando expresan sus preocupaciones, pudieran acercarse a un mejor estado de bienestar...

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13 diciembre 2017

Vicente, el tapatío

Fue en Singapur, y no precisamente en ese sorprendente país que es México, donde oí por primera vez palabras usadas en este último país, como gabacho (coloquial por francés o franchute) y gachupín (vocablo despectivo usado para referirse a quien es español). También confirmé que jarocho se utilizaba para identificar a los originarios del estado de Veracruz, que chilango (término un tanto despectivo) era la palabra para referirse a los provenientes de la Ciudad de México y que tapatío era el usado para reconocer a los naturales de Guadalajara, la capital del estado de Jalisco. Para entonces, debe haberme llamado la atención que al natural de Aguascalientes habían dado por llamar aguascalentense, pero sobre todo "hidrocálido"...

Digo que fue en Singapur, pues fue allí donde compartí parte de mi experiencia asiática con un grupo de aviadores mexicanos y sus queridas familias; y fue allí donde juntos intercambiamos divertidos paliques acerca de nuestras diversas costumbres. Ellos venían de distintas ciudades de ese país enorme que, según recuerdo, nos tomaba casi cuatro largas horas cruzarlo en mis tiempos de Ecuatoriana de Aviación, en el trayecto que va entre Ixtepec, en el istmo de Tehuantepec, y Tijuana en mis vuelos entre Guayaquil y Los Ángeles.

Cuando se menciona la palabra Jalisco, me es inevitable recordar ciertas expresiones, como esa de "Jalisco no te rajes" o aquella otra, más general, atribuida a quien es un testarudo, o que nunca quiere dar su brazo a torcer, la referida a quien es "Jalisco", por aquello de que "Jalisco nunca pierde y, cuando pierde, arrebata"... Dice la historia (para no llamarla leyenda) que la expresión surgió en medio de, o durante, una batalla. Aquel "Jalisco nunca pierde" pasó a convertirse en una especie de grito de guerra, en voz de arenga y estímulo que reflejaba el espíritu del hombre de Guadalajara y sus alrededores, el hombre natural del estado de Jalisco.

Tildar a alguien de "Jalisco", sin embargo, resulta en una forma de reproche. Es una manera de adjetivar a una persona obcecada, una que siempre quiere tener la razón y que, por lo mismo, cualquier argumento exhibe o inventa con tal de creer que siempre sale victorioso. Esos individuos son el súmmum de la testarudez, no permiten que otro alguna vez pueda tener la razón, jamás quieren perder.

En ello he pensado cuando he escuchado una entrevista hecha a un ex presidente ecuatoriano efectuada en la cadena noticiosa CNN. En ella, para no reconocer sus contradicciones o que alguna vez estuvo equivocado, este invocaba todo tipo de argucias con tal de salir con la suya. Fue el caso de su digresión cuando le recordaron que había defendido la autenticidad del título académico de uno de sus primos, a quien lo defendió -a pesar de las evidencias de que había falsificado sus credenciales profesionales-. "No, yo nunca dije que su título de tercer nivel era auténtico; lo que yo dije se refería a su diploma de cuarto nivel" dijo, como si para obtener este último no hubiera hecho falta refrendarlo con un requisito legítimo y debidamente otorgado...

Pero cuando añadió insulto a la lesión (added insult to injury) fue cuando argumentó que no se había referido en forma despectiva a una periodista. Fue entonces cuando el controvertido líder expresó que la que usó no era una forma peyorativa de expresarse, que tildar a alguien de "gordita horrorosa", como él lo hizo, no era una grosería, porque, según él, interpretar aquello como un insulto era "desconocer la idiosincracia" de la gente montubia de la Costa del Ecuador que utiliza el calificativo "horroroso" para significar "malcriado". Sin duda, una típica verdad a medias, porque cuando se dice de alguien que es "un horroroso" (así, acompañando con el artículo indefinido) se está manifestando que ese alguien es un tremendo, una persona capaz de cualquier acción o acto. Aquí es imprescindible el uso del artículo, pues el "horroroso" es utilizado como sustantivo, no como adjetivo, y esto debe quedar completamente claro.

Lo propio no sucede cuando usamos aquel "horroroso" como un denuesto o en medio de una cruel y acre invectiva, o como cuando utilizamos otro sustantivo y le añadimos el adjetivo que nos ocupa. Entonces el adjetivo supone una más hiriente implicación y, como tal, sugiere y alcanza múltiples e impensados significados. Entonces este "horroroso" se convierte en un insulto intencional y es cuando tratar de negar la intención de lastimar se transformaría en un acto de cobardía, de lanzar la piedra y luego esconder la mano. Ahí, el "gordita horrorosa" se convierte de golpe en agresiva descalificación. En insinuación de que alguien es horrible y deforme, o repulsivo e indeseado... Pero, claro, él siempre dirá que quiso decir otra cosa, que solo quiso decir malcriado... Porque él nunca pierde, "Jalisco" como es, tapatío empecinado!

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04 diciembre 2017

Un huésped "malvenido"

* Artículo aparecido en el portal 4 Pelagatos con el título "Correa no se olvidará el soberbio panzazo que se pegó". Está escrito por José Hernández. Lo he re-titulado con una palabra que no existe en el diccionario, ausencia que obligaría a decir "huésped no bienvenido".

"Los músculos cigomáticos flojos, la frente baja, los dientes apretados, las cejas levantadas, la mirada ausente… Rafael Correa luce desencajado. No se sabe, y no se sabrá, si venía desilusionado. O si aquí se desengañó. Pero lo cierto es que en adelante no podrá ignorar el desfase que hay entre lo que él dice y cuentan sus aduladores y lo que realmente ocurre. Nunca olvidará el panzazo que se pegó en este viaje.

Obviamente ni él ni sus halagadores, peor sus troles digitales, van a expresar la letanía de reveses y desaires acumulados en tan pocos días. Las concentraciones raquíticas. Sus anémicas ruedas de prensa. Sus discursos cansinos y pesarosos. Ese amago de optimismo tras el cual disfrazó su desesperación. Incluso en la entrevista de CNN con Fernando del Rincón -promocionada a todo taco en sus redes- le fue pésimamente. Perdió el manejo de la Corte Constitucional, del CNE, del grupo parlamentario, del partido…

Ante la adversidad, Correa y los suyos desempolvaron el libreto rodado: hablaron del pánico que Correa causa al gobierno. De los ríos de gente que, “con afecto, esperanza y alegría”, celebran al líder a su paso. De los miles de militantes que, en cada encuentro, reiteran que él es el camino correcto de la revolución ciudadana… Pero esta vez no tuvieron el aparato mediático para convertir esas falacias en verdades oficiales. Bastó una toma abierta -y muchos ciudadanos hicieron ese trabajo- para probar que sus ríos de gente eran, en realidad, un puñado de militantes.

Los rostros de los protagonistas completaron la información: Rafael Correa demudado. Ricardo Patiño hecho una noche. Virgilio Hernández ausente. Doris Soliz apabullada. Gabriela Rivadeneira cariacontecida… Los ciudadanos en las redes no se equivocaron: leyeron la película que estaban viendo: el ciclo Correa se acabó. Su viaje, lejos de constituir un retorno triunfal, resultó su final de partida. Correa tiene más pasado que futuro y sus seguidores sin él, ahora que la Consulta es un hecho, tendrán serios problemas para mantenerse en el escenario político. Correa en este viaje encaró una realidad que él y los suyos negaban: el correísmo sin él en el poder no existe. Obviamente quedan rescoldos que para Correa, sin infraestructura del Estado, sin sánduches y lejos del país, le será prácticamente imposible reavivar.

Este viaje deparó a Correa y a sus seguidores un panzazo mayor, que los ciudadanos se encargaron de evidenciar en las redes sociales: su doble moral, el caretuquismo que tanto endosó a sus críticos. Oírlo hablar de democracia, de separación de poderes, de legalidad, de censura de prensa, de persecución política; oírlo, a él que se dijo jefe de todos los poderes, decir que en Ecuador hay un golpe de Estado porque Moreno convocó la consulta… Oír a Gabriela Rivadeneira, Marcela Aguiñaga, Doris Soliz repetir lo mismo; ver cómo Virgilio Hernández acusa a Moreno y a los suyos de estar embriagados de poder… puede hacer pensar en un universo paralelo.

Correa y los suyos torturaron tanto los conceptos, manipularon tanto las leyes, pisotearon tanto la democracia y los derechos ciudadanos que en este viaje probaron, con creces, que se quedaron sin palabras para comunicarse con el país. Cualquier cosa que digan no solo resultará inverosímil: habrá vídeos, testimonios, informaciones, decretos, leyes… que probarán que ellos hicieron lo que hoy le endosan a Moreno. Cínicos impenitentes, creen que los ciudadanos son desmemoriados. Fingen ignorar que esos ciudadanos ante los cuales hablan no fueron sus víctimas o, al menos, testigos de sus políticas y de sus prácticas siniestras.

Correa acusa otra vez a la prensa de ignorarlo. Es falso: su palabra ya no significa nada. Ahora el país sabe que puede decir una cosa y lo contrario y decirla con una desfachatez que lastima. Su palabra es su enemigo. En las redes circularon muchos ejemplos del doble lenguaje que siempre tuvo, pero que muchos no veían. Hoy Correa y los suyos quisieran poner en las palabras significados que ayer negaron.

Correa fue profético para describirse y describir a los suyos, creyendo hablar de otros: caretucos y dignos exponentes de la doble moral. Su carácter profético tuvo mayores alcances que se han comprobado en este viaje: habló de amargados, de odiadores… Basta verlos, basta oírlos para saber que siempre habló de él y de sus fanáticos."

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