05 octubre 2015

La era de las cucarachas *

* El presente artículo fue escrito por Caterina Fake y me llegó vía Linkedin. Lo he traducido con la ayuda de Google Translate, y soy responsable de su reedición.

Una plaga está llegando que va matar a los unicornios; lo han predicho los pronosticadores de tecnología de todo el mundo. Las valoraciones infladas e insostenibles, un mercado inestable de valores, una China débil, y las consecuencias del excesivo entusiasmo están apuntando a lo inevitable. Y, a medida que se vayan cayendo los unicornios, se van a llevar consigo a muchos principiantes más pequeños y desprevenidos hacia el abismo. Durante muchos años la comunidad de riesgo de nuestra industria ha seguido una estrategia de inversión basada en el unicornio, que ya ha herido a aquellos caballos de trabajo que se han puesto en marcha. Y las consecuencias de la plaga afectarán a nuevas empresas, de todos los tamaños y con diferentes perspectivas.

Las cosas buenas suceden lento, y desde la recuperación de la debacle del 2008 hemos estado viviendo a lo grande, pues la inversión ha sido fácil de conseguir. Pero las cosas malas suceden rápidamente. Y los altibajos son inevitables.

¿Quiénes van a sobrevivir? Como siempre, las menos glamorosas -pero más resistentes- cucarachas. Ellas han sobrevivido a los asteroides del fin del mundo y a la extinción de los dinosaurios. Pueden vivir durante seis semanas sin comida. No son selectivas con lo que engullen; no necesitan azúcar, materia que otros insectos anhelan. Pueden subsistir con grasa, cabellos, o pegamento. Carecen de glamour, son feas y sin pretensiones. Generalmente, usted no las ve. Se mueven rápido!

Las empresas que quieran sobrevivir a la crisis  financiera que se avecina tendrán que actuar con rapidez, reducir costos, y planificar un futuro sin mucho dinero en medio de ella. Tendrán que despedir personal, dejar su oficina costosa del centro y moverse a los suburbios poco atractivos, rebuscar entre modelos de negocio que generen ingresos, tendrán que eliminar proyectos que no vayan a ninguna parte, en suma: vivir con menos. Siempre es tiempo para ser la hormiga y no la abeja. Si usted necesita adaptarse, ya debería haberlo hecho. El mejor momento para comenzar fue hace seis meses. Y el segundo mejor momento sigue siendo ahora.

Después de la peste y el flagelo que seguirá, el humo se diluirá y usted mirará a su alrededor para ver quién sigue en pie, y solo verá a las cucarachas. Las cucarachas serán menos en número, y más escuálidas, y habrán sobrevivido en un momento de mayor hambre y menos bombo, pero encontrarán un mundo donde los equipos talentosos serán más fáciles de conseguir y más leales a las empresas que los contratan. Los espacios de oficina se habrán liberado, y serán más baratos. Muchos temibles competidores, otrora bien financiados, habrán desaparecido.

Lo mejor de los tiempos de vacas flacas, contra aquel de vacas gordas, es que las nuevas empresas se verán obligadas a ser más creativas respecto a los productos que fabriquen, a ser más inteligentes con relación a quiénes contratan y a cómo la empresa invertirá su tiempo. Las restricciones inspirarán una mayor creatividad.

La era de los unicornios está terminando, pero la de las cucarachas está recién empezando. ¡Alabado sea!

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