23 octubre 2015

Yo tengo una muñeca...

No. No tuve, ni tengo, ni tendré. Nunca tuve una muñeca vestida de azul, zapatitos blancos, delantal de tul... Lo que tengo son recuerdos de esa canción infantil que no sé si alguna vez la canté, una que con seguridad escuché alguna vez entonar a mi hermana o a mis primas y en la que se utilizaba un verbo que me ha devuelto a los diccionarios y a meditar en esa extraña costumbre de adaptar la letra a las diferentes localidades y, cosa todavía más extraña, la de cambiar en forma incomprensible los significados. Así que vuelvo otra vez sobre lo mismo...

Tal como me entrega la memoria, aderezada con la cantinela de su rima elemental, la infantil tonada decía así:

Yo tengo una muñeca vestida de azul
Zapatitos blancos, delantal de tul
Le saqué a paseo, se me "constipó"
(Le metí en la cama con mucho dolor)
Que le dé un jarabe mi pidió el doctor

Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis...

Esta vez, no han sido ni mis memorias infantiles ni tampoco el cansino ritmo básico de la popular tonada lo que me ha llevado a recordar la letra que antes transcribo. Ha sido más bien el sentido contradictorio de un verbo, al que me he permitido apostillar entre comillas su pretérito perfecto y que quiere decir constreñir o restringir (y tal vez también congestionar): el verbo "constipar". Verbo que, como todos creen saber, significa acatarrarse, es decir soportar o sufrir los síntomas del catarro, de la gripe o del resfrío.

Ahora bien, lo bueno viene aquí: el mismo verbo en idioma inglés significa algo tan distinto que nos lleva al terreno de la hilaridad; porque quiere decir nada menos que sufrir los síntomas y efectos del insoportable estreñimiento. Así que, si se encuentra de viaje en un país de habla inglesa, como a mí me sucede en estos mismos momentos, no se le ocurra amigo lector insinuar siquiera al boticario que se encuentra "constipado", pues ha de suceder algo trágico e inevitable: no le van a recetar una medicina para los efectos fastidiosos del catarro, sino que, ¡oh sorpresa y confusión!, le van a administrar un poderoso laxante para aliviar ipso facto su horrorosa continencia y ese supuesto e incordiante malestar digestivo. Ah, y en cuanto a los síntomas gripales, pues nada, nadita de nada!

Por ello que he vuelto a mis enjundiosas y trascendentales investigaciones, primero para confirmar la verdadera y original letra de la tonada en cuestión y, segundo, para averiguar a qué se debe ese prurito de cambiar esas mismas letras de forma tan caprichosa y arbitraria. Así, me he topado con que no hay tal delantal, sino un gorro de tul; y que lo que aconsejó el supuesto facultativo es que a la muñeca enferma se le dé jarabe "con un tenedor" (?). Sí, así como se escucha: que se le administre un líquido con un "instrumento de mesa en forma de horca, con dos o más púas, que sirve para comer alimentos sólidos" (DRAE)...

Mas, la inquietud que en mí queda, es por qué -en primer lugar- hemos de ceder a ese anhelo persistente de alterar el sentido de ciertas voces que usamos. Quién fue el que, al utilizar la palabra por primera vez en su idioma, lo hizo en sentido inadecuado o incorrecto? Fueron quizá los sajones al aplicar el sentido latino? O fuimos los castellano-hablantes los que la empleamos en forma incorrecta y probablemente equivocada?

En cuanto a la letra original, debe cantarse "con su camiseta y su canesú", luego de aquello del “delantal de tul”. En este punto, comento que jamás había oído nada acerca del famoso "canesú". En cuanto al remedio... pues, en qué mismo quedamos? Le damos un jarabe para el estreñimiento o sería preferible uno para la tos?...

Sidney, Australia

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