12 septiembre 2016

De gustos y colores

La reciente desaparición del cantautor mejicano Alberto Aguilera, mejor conocido como Juan Gabriel, habría provocado ciertos comentarios (harto inoportunos) por parte de Nicolás Alvarado, Director de Televisión de la UNAM (milenio.com - 30 de agosto de 2016), que causaron un inusitado revuelo, no sólo entre los admiradores del artista, sino también un clamoroso rechazo -por su probable carácter discriminatorio y ofensivo- en las distintas redes sociales. Peor aún, desencadenaron la dimisión del propio funcionario debido al impacto que su artículo había causado por sus despectivas y poco afortunadas declaraciones.

Alvarado había comentado que las canciones del "Divo de Juárez" se caracterizaban por una letra carente de sintaxis y prosodia, y saturada de elementos que se situaban entre el absurdo y el lugar común; y que le irritaban las lentejuelas de sus atuendos por "nacas", o cursis. Lo malo es que este término, en México, implica una condición de carácter no sólo derogatorio, sino que además supone una manifestación discriminatoria y de segregación racial. Tratar a alguien de naco puede implicar una expresión de rechazo a lo que pudiera considerarse como un valor. El artículo parecía criticar al cantante no sólo por su forma un tanto amanerada de cantar, sino por una manera de actuar y de vestir, nunca exenta de elementos rimbombantes y excesivos.

Una tarde en el D.F. (como así llaman los mejicanos a su enorme capital) averigüé al conserje de un hotel, que qué mismo quería decir aquello de naco. Pos "pinche", me respondió. Ante lo que no tuve más remedio que volverle a inquirir: "Y que quiere decir pinche", pregunté. "Pos lo mismo -me respondió-, quiere decir exactamente lo mismo que naco!"...

Naco, cholo, longo, guajiro, paleto, hortera, vulgar, tosco, rústico, pinche, cursi, huachafo, roto, chabacano... En fin, tanto adjetivo o sustantivo que se usa en nuestro idioma (y de acuerdo con cada país o localidad) con la intención de referirse a unos gustos que no se consideran refinados, o a preferencias de probable "mal gusto". A veces se utilizan más como adjetivo que sustantivo, otras más como sustantivo que adjetivo. A estos se los convierte inclusive en verbos, con el afán de localizar unos gustos en un sector social; y, en ocasiones, con el evidente o disimulado propósito de insultar. Según el diccionario, más que mal gusto, estos términos implicarían la pretensión de ser elegante, sin alcanzar a conseguirlo.

Son términos que tienen, por lo mismo, dos tipos de connotación: una relacionada con los gustos y lo cultural, y otra claramente discriminatoria: implica una condición de ser burdo, tosco o "campesino". Pero... ¿Quieren ellos significar realmente campesino? Debemos empezar por reconocer que no todo campesino es inculto (o que no es cultivado), y que tampoco no todo personaje urbano es necesariamente culto o deja de ser zafio por el simple hecho de no ser un campesino. Por el contrario, la miseria de la ciudad torna a muchos de sus integrantes en seres burdos e inciviles, con gustos no sólo cursis, sino en seres propensos al abuso y a la grosería.

Soy de la impresión que la cándida intención del funcionario académico fue la de referirse a los controvertidos gustos y preferencias del cantante mejicano; mas, como contrapartida, la reacción de los seguidores del artista supo tomar esos comentarios como una declaración segregacionista y de carácter racial. El episodio lleva a reflexionar en qué es el buen gusto y en qué significa la cultura, pues el gusto es -y no puede ser de otro modo- algo subjetivo y personal: lo que es de buen gusto para unos, no lo es necesariamente para otros. El gusto está siempre sujeto a un inevitable sentido de subjetividad.

Por otra parte, la "no cultura" es, en sí misma, una forma de subcultura; en otras palabras: la ausencia de cultura es ya otra forma de cultura. Todo aquello que se pone de moda o se hace parte de un patrimonio, o legado, se convierte en la llamada "cultura popular". Resulta irónico pero sintomático: Alvarado termina su breve escrito y decide escuchar una canción de Boris Vian titulada "J'suis snob" (“Yo soy esnob”), que no quiere decir otra cosa que "Yo soy ingenuo"… Ortega y Gasset decía que esnob viene de "sine nobilitate": sin nobleza.

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