Era un tipo
bien parecido. Y, aunque hacía de ingeniero, era realmente arquitecto. Eso
creo que pasa mucho en el país: que unos ejercen el oficio que estudiaron otros.
Sea lo que fuere, no lo hacía mal, sobre todo en tareas que requerían
planificación o fiscalización. Es más: creo que lo hacía muy bien. De hecho, se
destacaba en cualquier tarea que uno pudiera encargarle. Siendo físicamente
bien proporcionado y, como dije, atractivo, se hubiese pensado
que pudiera ser algo inquieto, pero tenía más bien un aire de hombre de
familia. Un día conocí a sus compañeros universitarios quienes no lo conocían
por su nombre sino por un remoquete digno de un seductor o de un actor de cine: le
decían Galán… No fue, sin embargo, el primer Galán que conocí (así con
mayúscula, que así quieren, los que saben, que se escriban los apodos). 
Se llamaba Teddy, estaba casado con una mujer bonita; muchas veces los vi compartiendo su vida como lo hacen las buenas parejas. Había perdido su trabajo, siempre me pareció que atravesaba una racha de mala fortuna y no le era fácil conseguir un nuevo empleo. Como digo, no fue el primer Galán –todavía con mayúscula– que conocí; y es que mis hijos tenían un amigo en Singapur, algo menor a ellos. Estaba el chico en la misma escuela y era hijo de un colega con quien siempre se nos hizo fácil trabar amistad. Éramos vecinos: vivíamos en el mismo condominio. Siempre le escuchaba al incorregible de mi hijo Felipe llamarlo así, "Galán" de arriba para abajo, nunca por su nombre sino por ese apelativo. Siempre tuve la íntima sospecha de que, bromista como mi hijo era, había sido él quien le habría chantado el sobrenombre.
Solo hoy he caído en cuenta por qué a ese chico lo apodaban de Galán. Amanecí sin recordar un adjetivo que a veces la gente usa sin estar segura de su significado. Me acordé que empezaba con be labial; es más: algo me decía que tal vez se iniciaba con ‘bra’ o ‘bar’; de lo que sí estaba seguro es que significaba garboso o valiente, así que fui al Diccionario de Sinónimos y Antónimos e intenté con estos últimos vocablos. Ahí estaba la voz, una palabra que creo que en el pasado la usaron mucho y que en nuestros días ya no la usan tanto; una que suena parecido en inglés pero que en ese idioma solo significa ‘raro’ o ‘extraño’: me refiero a la palabra “bizarro”.
Fue cuando, al revisar ese texto que lo comprendí; me sorprendió mi desatención. Bizarro: bravo, valiente, arrogante, osado, intrépido, valeroso, audaz, denodado, esforzado, apuesto, garboso, galán, gallardo. Antónimos: cobarde, pusilánime, miedoso. ¿Cómo no me había dado cuenta? Ahí, al final de la reseña estaba la mágica palabra. Coincidía con el apellido de ese tranquilo y parsimonioso muchacho (hoy ya debe estar hecho todo un hombre, cercano a los 40, casado y con descendencia), algo serio y “circunspecto”. Era que se apellidaba Gallardo…
Dice el diccionario de la RAE que “bizarro” viene del italiano bizzarro, que quiere decir 'iracundo, furioso', y que este es derivado de bizza que significa 'enojo'. Da tres acepciones:
1. Adjetivo: Valiente (arriesgado). Sinónimos: valiente, bravo, valeroso, gallardo, intrépido, osado, audaz, denodado, arrogante. Antónimos: cobarde, pusilánime, miedoso, timorato.
2. Adjetivo: Generoso, lucido, espléndido. Sinónimos: generoso, desprendido. Antónimo: mezquino.
3. Adjetivo: Raro, extravagante, fuera de lo común. Sinónimo: extraño. Antónimo: normal.
Si bien ustedes ya habrán reconocido lo disímiles que pueden ser esas acepciones (sobre todo la tercera), he caído en cuenta que con ese único sentido (el de esa última acepción) es como se utiliza el vocablo Bizarre en el inglés. Pero, además, hay algo curioso (y bizarro): dice uno de los diccionarios que he consultado (Oxford Reference) que Bizarre es un adjetivo que quiere decir extraño, impar (con el sentido de inusual y hasta inaudito), que ha llegado al inglés a través del francés y que, a su vez, viene del italiano bizarro que significa enfadado (angry)…
En cuanto al sentido, Dictionary.com desarrolla, en un estudio relacionado, lo que sigue: “Bizarro: extraño, raro, fantástico, grotesco; tiene el sentido de desviado de lo normal o esperado; significa marcadamente inusual o extraordinario, como un disfraz insólito o exhibir un comportamiento raro. En uso informal, hasta puede expresar “excepcionalmente bueno”. Como ‘grotesco’ implica una distorsión o incongruencia impactante, a veces ridícula o quizá lamentable o trágica, como la mezcla de rasgos humanos y animales. Con ‘extraño’ se refiere a aquello que pudiera lucir misterioso o fuera de la ley natural; o sobrenatural, como una aparición extraña o fantasmal. También algo muy desagradable o, incluso, extravagante”.
 
 
 
 

 

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