17 octubre 2025

Celibato y castidad

Hay vocablos que no necesariamente comparten sinonimia; es el caso de abstinencia (sexual), castidad y celibato. A veces cuando conversamos, no siempre caemos en cuenta que no todos están conscientes de ciertas ausencias de analogía; y aquello, en algunos casos –a más de meternos en indeseados problemas– termina arrastrándonos hacia territorios que no habían sido previamente marcados, hacia lugares desconocidos que nadie antes había transitado…

Sucedió la otra tarde en una entretenida invitación. Hablábamos de un par de asuntos que ha descuidado la Iglesia y que, como va el mundo, ya merecen una expedita, si no urgente, revisión; temas como el ordenamiento sacerdotal para las mujeres o el celibato de los clérigos. Estuve a punto de intervenir, cuando de pronto recordé una entrevista que alguna vez hicieron a Woody Allen, cuando le preguntaron por su criterio respecto a la muerte. El actor no tardó en responder con genialidad: “No solo que estoy en desacuerdo, estoy completamente en contra”.

 

Recordando las largas temporadas que, por circunstancias de mi profesión, he tenido que manejarme muchas veces solo (Singapur, Shanghai), me animé a “meter cuchara” y estuve a punto de intervenir con una frase parecida a la utilizada por el cómico norteamericano; pero, luego de pensarlo dos veces, expresé: “no estoy de acuerdo con el celibato religioso; a pesar de que he caído en cuenta, cuando tengo que ejercer el mío, que no tengo ningún problema: estoy perfectamente acostumbrado”. Hubo risas disimuladas y alguien mirándome con un reprensivo reproche…

 

Celibato no quiere decir abstinencia, o represión sexual, como en forma casi automática se interpreta; celibato viene de célibe que significa soltero, vivir la condición de una circunstancial o permanente soltería. Expresarlo así –con desparpajo– podrá sonar hilarante y provocar risa, pero nada tiene de inaudito si solo nos anima una traviesa socarronería... Por su parte, algo similar sucede con la palabra castidad, que no necesariamente quiere decir rechazo a toda actividad sexual, ni debe confundirse con abstinencia de lo que se dio en llamar “placeres de la carne”, que tampoco–. Y nada tiene que ver con la renuncia a ese mismo alimento (la carne), como cuando confundíamos abstinencia con ayuno en tiempo de cuaresma...

 

Etimologías de Chile dice que: “celibato no significa abstención de relaciones sexuales, solo se refiere a un ‘estado de soltería’ en el que no se han asumido los vínculos jurídicos que tiene el matrimonio: no hace alusión a las prácticas sexuales. Resulta igual que el latín caelebs, que significa ‘soltero’, no que no practique el sexo. Lo que sucede es que cuando nos referimos al celibato eclesiástico –que se prescribe para los religiosos de ciertas religiones, como la católica– los sacerdotes, monjes y monjas tienen prohibido casarse, y se supone que no deberían tampoco practicar el sexo, dado que son representantes de una religión que lo prohíbe fuera del matrimonio”.

 

Al respecto, nos recordaba, hace pocos días, en uno de sus artículos la escritora Irene Vallejo, que palabras como castigo, castidad y castración comparten una misma raíz lingüística: “vendrían del latín castus que significa puro, decía; y, de ese vocablo latino también vendría 'casta', un grupo social cerrado con restricciones o privilegios”. Y continuaba: “Su origen está, tal vez, relacionado con el fuego –en griego pur– que purifica al precio de destruir la vida”. Su inquietud estaría justificada: así se ha venido insistiendo desde hace mucho tiempo, de acuerdo con diversas investigaciones, pero habría terminado como “una propuesta etimológica por completo desacreditada”. El origen de puro y purificar estaría más bien en otras lenguas antiguas.

 

La referencia sería válida, sin embargo, con respecto a las castas sociales, asunto de gran impacto en ciertos países asiáticos, ya que el discrimen en perjuicio de algunos grupos, allí conocidos como “intocables” desborda lo meramente étnico, como el color de la piel. Se trata, más bien, de un concepto religioso que el hinduismo relaciona con el karma y que genera una especie de resignada pasividad en esos estamentos: lo referente a la reencarnación.

 

Para concluir: puede haber castidad aun sin cumplir con aquella pre-condición del celibato (si, como se ha aclarado, este solo significa soltería). Se puede ser soltero, por otra parte, sin que ello obligue a abstenerse de mantener relaciones, pues ello depende ya de valores personales como la fidelidad o el compromiso. “Ser puro” puede ser también un concepto personal y subjetivo; tampoco es una obligación: obligar a ejercitar esa “pureza” sonaría antinatural. Ser “puro”, célibe o soltero es una opción, nadie debería estar obligado a ello. Como todo en la vida, lo que cuenta es practicar y mantener una ética responsable.


Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario