10 octubre 2025

Que “ochenta años” no es nada

Es el “más joven” de mis hermanos mayores (acaba de cumplir 80 años); no lo parece, pues pudiera decirse que es unos diez años menor (bien pensado, su edad me hace recordar aquel adagio, el de que “quien va al anca no va atrás”). Siempre ha procurado vivir en forma frugal y sencilla. No sé si cree en eso que tantos llaman “felicidad” pero barrunto que solo persigue (y conserva) en la vida un sentido de tranquilidad; la enfrenta sin hacerse vanas ilusiones.

Su secreto es más bien simple: Alfonso es inteligente, tiene firmes principios y valores; habla en ocasiones para expresar lo que siente, pero su inteligencia le sugiere cuándo debe decirlo y, también, cuándo es preferible postergar lo que quiere decir o, incluso, callar… Creo que ha descubierto que no es buena fórmula aquello de buscar la felicidad con valores ajenos, ni decir a los otros cómo han de ser felices, si habrán de emplear los valores que él defiende.

 

Hace pocos días, los miembros de su familia inmediata organizaron un sentido homenaje; hubo un momento en que uno de sus vástagos –quien hacía de anfitrión– pidió a sus tíos, ubicados entre los ahí presentes, que dijeran unas pocas palabras, refiriéndose a recuerdos o episodios mutuamente compartidos con su padre, o su impresión respecto a la manera en que él había enfrentado sus vicisitudes o a su actitud ante la vida. Para entonces ya había yo caído en cuenta que la cualidad que la gente más admiraba en él era su sentido de la prudencia. Esa es una virtud natural en él, que surge espontánea, como si siempre hubiese leído a Séneca o a Baltasar Gracián, ese jesuita aragonés que fuera desafecto a los votos de obediencia.

 

Ochenta años se dice rápido. Mientras yo dirigía unas breves palabras de homenaje, pude advertir que así como en francés veinte (20) se dice vingt (se pronuncia vant), ochenta (80) se dice quatre-vingt (catre-vant), es decir cuatro veintes o, si se prefiere, cuatro veces veinte. Aún más curioso –comenté– resulta noventa (90), que se dice quatre-vingt-dix (catre vant diz) que literalmente significaría “cuatro veintes diez” o, realmente, cuatro veces veinte más diez… Pero esa misma y extraña casualidad no termina ahí: en inglés existe también una palabra que quiere decir marcador, o anotar (como en lograr un gol) e incluso partitura musical; es el sustantivo “score” que, curiosamente, también significa veinte, grupo de veinte o alrededor de veinte…

 

Consultando “cómo así” es que score ha tomado tal sentido, me he topado con una interesante explicación. Transcribo lo que he encontrado en mi testaruda indagación: El vocablo "score" significa veinte porque su origen está en un sistema de recuento antiguo, donde se hacía una muesca, o corte, en un tronco, por cada veinte artículos contados, como ovejas o bebidas. Esa palabra, que viene del nórdico antiguo "skor" (que significa marca, muesca o corte), pasó hace unos 700 años (siglo XIV) al inglés antiguo como "scoru", para también representar veinte. Con el tiempo, el significado de “score”, evolucionó de muesca a la cantidad de dos decenas –que representaba– y de ahí a otros significados, como un punto ejecutado, un recuento deportivo y hasta una composición musical. Así, score pasó a representar la base del sistema vigesimal.

 

Es comprensible que el uso se expandió para representar el acto de efectuar un conteo (como los alimentos en una taberna o los troncos cortados de madera); o para expresar la cantidad total de lo que se había contado, o incluso una partitura musical (líneas escritas de música); todo ello estaría derivado del concepto original de “hacer una marca o corte”. Ya en nuestros días, acostumbrados como estamos a usar sistemas con base 10, 12 o 60, esto puede resultar extraño, y hasta un tanto anticuado, pero era muy común y utilizado en esos días. Ese fue un sistema de computo celta que influenció en otros métodos como el irlandés y el galés. Y es la misma razón por la que la numeración ha mantenido palabras derivadas de veinte en el francés.

 

De mi propia experiencia, estoy persuadido de que score no es utilizado (o, si lo es, muy poco) en los Estados Unidos; tiene, más bien un uso británico (recién lo he encontrado con relativa frecuencia en una novela escrita hace más de doscientos años en Inglaterra). Score es una palabra que ha sido utilizada para representar veinte, cuarenta, sesenta, ochenta e, incluso, noventa: “…he has been dead and laid in his grave above fourscore and ten years…”. Pero también hay algo más: “score” es un verbo que se utiliza para significar “hacerse un levante” (una conquista)…


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