09 octubre 2016

Reflexiones relativas al tránsito

Hemos comentado en ocasiones anteriores que los problemas relacionados con el tránsito en nuestra ciudad están íntimamente influenciados por la estructura del transporte colectivo. Así como el transporte afecta la movilidad vehicular, el tránsito también afecta a la transportación colectiva. Por lo mismo, y mientras se concretan mejores soluciones para la transportación masiva, es importante trabajar en nuevas políticas y soluciones para aliviar las congestiones y hacer más fácil el tránsito vehicular en la ciudad.

Un aspecto que merece especial atención es el de las paradas de buses. En la actualidad, las unidades de transporte paran todavía en forma arbitraria y caótica. Aun en el caso de que estas utilizarían solamente las paradas designadas, este trámite temporal propicia los atascos de los vehículos que vienen atrás, especialmente cuando las paradas se han ubicado antes de las esquinas y los automotores que esperan la reiniciación de su movimiento deben virar luego de alcanzar la siguiente intersección o bocacalle. Esto porque no existe una política planificada de construcción y designación de zonas de parada para los buses de transporte (refugios), con lo cual se conseguiría contar con paradas más ordenadas y seguras; y, sobre todo, se lograría convertir en más ágil la movilización de los demás vehículos.

Se viene observando, por otra parte, que la perniciosa costumbre que tienen los conductores de los vehículos pesados, en las carreteras, de preferir el carril de la izquierda, se ha venido convirtiendo casi en una norma en las avenidas y vías de velocidad que existen en la ciudad. No existe un plan de educación vial, ni tampoco una campaña estructurada que promocione este tipo de disciplina entre los conductores de vehículos pesados. Además, es notorio que no existe ningún tipo de control por parte de los vigilantes para fortalecer el celo porque esta mala costumbre vaya desapareciendo.

Creo que si se implementaría un sistema punitivo para propiciar un método disuasivo que procure eliminar este mal hábito, la movilización vehicular se convertiría en más ágil y predecible y, por lo mismo, en más eficiente y segura. Se tiene la incómoda impresión que los conductores de vehículos pesados dejan de considerarse como tales cuando van vacíos o "no están pesados"... En este sentido, es necesario también propender a la creación (en el caso de las carreteras) de nuevos carriles adicionales, en ciertas zonas, para evitar que los vehículos pesados que se movilizan lentamente se conviertan en obstáculo para los vehículos que requieren rebasarlos.

Otro asunto que amerita una campaña de promoción especial es el uso debido de las intersecciones, tanto en las bocacalles como en cualquier otro lugar en el que sea evidente que se encuentre un vehículo que debe salir a la vía principal. Como lo hemos mencionado en otras ocasiones, es costumbre en otros lugares más civilizados del mundo, la de señalar estas áreas en las intersecciones con una cuadrícula pintada en el piso (grid), la misma que solo puede ser invadida cuando la señal de tránsito (semáforo) así lo permite y además cuando al atravesarla existe total seguridad de que el vehículo en tránsito no se habrá de detener en la mencionada intersección (marcada con esa conspicua señal), como consecuencia de la detención inesperada de los vehículos que ya cruzaron la cuadrícula y se encuentren más adelante.

Hay un aspecto de carácter social que se ha vuelto a advertir en las calles de la ciudad; se trata de la renovada presencia de vendedores callejeros y de una inesperada forma de mendicidad, constituida por los malabaristas, prestidigitadores de circo y otros personajes similares. En el pasado, anteriores administraciones municipales emprendieron en muy esforzadas campañas para combatir y eliminar estas plagas que afean la ciudad, crean una continua molestia y dan una muy lastimosa imagen. Lamentablemente, se ha permitido otra vez que este problema vuelva a presentarse.

Finalmente, existe una extraña situación que debe ser atendida en forma preferente, se trata de la forma de movilización abusiva de ciertos vehículos oficiales. Existe un número exagerado de vehículos de Estado (identificados por no llevar placas, portar luces estroboscópicas y vidrios oscuros) que hacen uso abusivo de los métodos de urgencia, sin que se logre identificar ni su verdadero rango administrativo ni la condición de su perentorio trámite. La impresión que dejan estas desaprensivas autoridades (si es que lo son) es que han convertido a dicha condición en una costumbre inaceptable.

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