17 septiembre 2017

La resiliencia como destreza * (1)

* Tomado de la revista aeronáutica AeroTime, con mi traducción y edición

Luego del accidente de Germán Wings en los Alpes, se efectuó una encuesta con unos dos mil pilotos de USA y Europa. Los resultados fueron publicados en el Jornal de Salud Ambiental de diciembre del año pasado; uno de ellos refleja que un 12.6 % de pilotos estaban en el umbral de depresión clínica. El trabajo pone luz en una realidad distorsionada por tabúes y la noción preconcebida de lo que se supone que son los aviadores. Pero estos, desde luego, no son diferentes al resto de la gente, y sienten sus experiencias igual que todo el mundo.

Desde el 2016 el Desarrollo de Resiliencia ha pasado a ser parte integrante del entrenamiento de Manejo de Recursos de Cabina (CRM). Pero, ¿qué es resiliencia?, y ¿estamos realmente capacitados para enseñar a los pilotos a ser resilientes? Resiliencia es un término psicológico que apareció en los setentas. Los psicólogos que trabajan con familias disfuncionales, cayeron en cuenta que hay miembros de familia capaces de reaccionar en forma diferente, a pesar de compartir un pasado caracterizado por condiciones parecidas. Mientras unos siguen el mismo patrón de sus padres, otros rompen con eso y procuran una vida mejor. Son más resilientes. Aunque hay distintos tipos de resiliencia, esta se define como la habilidad para navegar altos niveles de desafío y cambio, y de reaccionar ante eventos traumáticos y llenos de estrés.

Luego de muchos años de hablar de gestión de estrés, resiliencia puede ser el nuevo término utilizado por los pilotos para lidiar con una industria que está cambiando rapidamente. Resiliencia implica estar preparado no solo para lo que se está entrenado, pero también para lo inesperado. Nunca sabemos cuán exactamente responderemos o, en otras palabras, cuán resilientes nos comportaremos, hasta que algo suceda. Los estudios demuestran que la gente es más resiliente de lo que cree cuando tiene que enfrentarse con la adversidad.

El incidente del río Hudson es el caso de una tripulación con un alto sentido de resiliencia, que tuvo que enfrentar lo inesperado. A pesar de tener procedimientos y listas de chequeo inadecuados e incoherentes, para la situación que tenían que enfrentar, fueron capaces sin embargo de reaccionar en una forma tranquila y competente, no obstante la enorme presión de tiempo y la alta carga de estrés. Todos los días existen situaciones, en los aviones que vuelan alrededor del mundo, que exhiben tripulaciones con muy alta resiliencia; simplemente no hemos oído hablar de ellas porque evitaron con su comportamiento resultados catastróficos.

La adversidad, el desafío y los cambios inesperados vienen en diferentes tonos. Echando una mirada al desarrollo de la industria en las últimas décadas, bien pudiera decirse que los pilotos han demostrado bastante resiliencia: han pasado por una variedad de cambios y desafíos en la forma de quiebras financieras, adaptándose a un cambiante mundo  global (a menudo a costo del tiempo con su familia), de aceptar condiciones menos beneficiosas, en términos de su salario o de sus seguros de pérdida de licencia, compensaciones de retiro, etc. Y han vuelto a volar.

Revisemos la habilidad de actuar con resiliencia. ¿Qué diferencia hay entre gente resiliente y no resiliente? Hay tres maneras de enfrentarse a condiciones adversas: 1. Reaccionar con una erupción de ira; 2. Dejarse superar por emociones negativas, bloqueándose, imposibilitándose de reaccionar; y 3. Alterándose frente al evento, pero luego lidiando con él.

Desde la perspectiva del cerebro humano, existen tres respuestas relacionadas con el estrés: luchar, derrotarse o bloquearse. La erupción de ira y la sensación de sentirse superado es trabajo de la amígdala cerebral, que asegura nuestro modo de supervivencia cuando enfrentamos la amenaza, y que envía señales para la emisión de hormonas como adrenalina, noradrenalina y cortisol. Lo que se ve en gente menos resiliente, es que estas hormonas permanecen activas por más largo tiempo, causando la sensación de una amenaza más persistente, lo que interfiere para que el cortex pre-frontal del cerebro racional siga enganchado.

Pero lo que se ve en gente más resiliente es la misma emisión de hormonas, aunque estas desaparecen más rápido cuando la amenaza ya no está presente. Esto significa que ellas también son alteradas por el cambio disruptivo, pero consiguen enganchar más rápido el cortex pre-frontal y, por lo mismo, entran en modo rápido de solución y responden mejor.

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