20 septiembre 2017

La resiliencia como destreza * (2)

* Tomado de la revista aeronáutica AeroTime, con mi traducción y edición

La Escuela de Medicina de Yale realizó un estudio del cerebro entre gente resiliente y no resiliente; el mismo demostró que se producía un cambio físico en el cerebro en gente resiliente: un grupo de soldados. Uno de los descubrimientos fue que sucedía un saludable alargamiento del hipocampo. Este juega una papel muy importante en una parte del pensamiento racional, la memoria, la misma que necesitamos para solucionar problemas. Ella ayuda a inhibir el secuestro que produce la amígdala cerebral, que está asociado con el miedo y la ira. Adicionalmente, el estudio mostró que los soldados son mejores produciendo dopamina, una hormona relacionada con el sistema de recompensa cerebral, lo que les proporciona una mejor resistencia al estrés.

Entonces, hay algo que es posible, y que se lo ha venido haciendo por años. De hecho, el entrenar pilotos alrededor del mundo es una forma de entrenamiento en resiliencia, solo que no habíamos tenido aún una palabra para ello. Dado que la resiliencia es diferente para cada persona, de acuerdo con su experiencia, somos capaces de entrenar a todos en forma independiente, igual que cualquier otra destreza o habilidad.

Estas son algunas de las particularidades de la gente resiliente:
- Confianza: una profunda seguridad de lo que uno es capaz de hacer con un resultado positivo. Siendo posible cometer errores y aprender de ellos.
- Apoyo social: construyendo y utilizando buenas relaciones, siendo capaces de buscar apoyo y pedir ayuda.
- Adaptabilidad: estando abiertos a condiciones y situaciones cambiantes, y a nuevas ideas. Siendo capaces de entender los fallos, reflexionar en ellos y hacer cambios adecuadamente.
- Sentido de propósito: teniendo una idea clara de qué es importante para uno, sus objetivos y valores.
 
Sería importante subrayar dos aspectos que se pueden ejercitar para fortalecer la propia resiliencia:
Uno: meditación. Un tiempo tan corto como diez minutos diarios, puede tener un favorable efecto en el cerebro, ocasionando un agrandamiento del hipocampo.
Dos: ejercicio. El que mejor resultados ofrece es el ejercicio cardiovascular, que aumenta el ritmo del corazón. Un estudio de la Universidad de Columbia demuestra que la sintonía corporal, por su cuenta, no da buenos resultados. Es necesario subir el tono para conseguir beneficios en el hipocampo.

Por último, para el hecho de convertir todo esto en algo positivo en la cabina de mando, en una situación de emergencia o cuando se enfrenta a la adversidad, podemos ver que ser resiliente es un enorme capital humano en los procesos para solucionar problemas y tomar decisiones.

Yendo al aspecto de la vida cotidiana del piloto, existe un asunto en particular que afecta al cerebro y que hay que mencionar: la fatiga. Las interrupciones en los ciclos circadianos, el jet lag y los turnos de trabajo tienen un importante efecto en el hipocampo. Con respecto al estrés crónico, los estudios demuestran que el hipocampo puede terminar reducido y esto se ve como un exceso de actividad de la amígdala cerebral. Esta es la realidad del oficio hoy en día, sea que se hagan vuelos largos o vuelos cortos, afectados por el jet lag a través del Atlántico, o volando por tercer día consecutivo, o haciendo entre seis y ocho sectores en Escandinavia.

Entonces, ¿se puede asignar la responsabilidad de ser resilientes a los pilotos? Uno puede preguntarse si se les ha proporcionado el ambiente adecuado para que puedan demostrar su resiliencia. Pero, ¿será que se toman en cuenta las necesidades humanas cuando se establecen los requisitos y las responsabilidades de desempeño para los aviadores? Las respuestas están volando por ahí... Y, claro, todavía no han aterrizado.

Nota: artículo preparado por Gitte Furdal Damm, dueña e instructora de "About Human Factors".

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