05 marzo 2021

Hidalgo por mar, hidalgo por el diablo

Estoy bastante familiarizado con el fútbol inglés; por ello, estoy apercibido de que cuando un jugador consigue tres goles en un mismo partido, ha conseguido un “hat-trick”. En nuestros países, en cambio, lograr un par de goles se llama “una dupleta”; pero, eso de conseguir tres es tan poco común, que no se le ha ocurrido a nadie todavía, llamarlo con un nombre especial. Últimamente, sin embargo, parecería que el término -lo de "hat-trick"- nos ha invadido, cada vez lo encuentro con más frecuencia incluido en las reseñas escritas en español. Hoy he querido investigar por qué se dice así. ¿Qué es esto del “truco del sombrero”?, su traducción literal.

 

Pues bien, esto es lo que he descubierto: aquello del “hat-trick” no empezó realmente en un campo de fútbol; la expresión es copiada del cricket, un juego europeo con el que no estamos muy familiarizados. La frase se usa en ese deporte cuando un jugador consigue tres “wickets” (podemos llamarlos "portillos" o goles) en tres jugadas consecutivas. Cuando esto sucede, el club le concede al afortunado jugador un sombrero (?) para celebrar este insólito logro. Conozco, además, que puede decirse póker cuando se marcan cuatro tantos.

 

He pensado en esto de “sacarse un sombrero”: creo que resultaría equivalente a ganarse ese símbolo que identifica a los magos: el sombrero de copa. Vendría a ser una suerte de reconocimiento por “haber sacado algo del sombrero”, reconocería una maniobra de prestidigitación. Nótese que esto de sacarse algo de dicho adminículo equivaldría también a otra expresión: la de “sacarse algo de la manga”. También decimos en español “sacarse de la chistera”, palabra está última que, como queda indicado, se refiere al “sombrero de copa”, prenda que identifica y sirve de símbolo al mago. Ahora bien, chistera tiene una interesante etimología. La voz viene del vasco ”txistera”, y este del latín “cistella” que quiere decir "cestilla", una cesta pequeña.

 

A propósito del vasco, existe un juego originario del País Vasco y Navarra que se conoce como “jai-alai” o pelota vasca, este se juega con una especie de raqueta que es, más bien, una pequeña cesta (o “cestilla”). El jai-alai se juega en una cancha llamada frontón, regularmente se lo hace entre dos parejas, o al menos con la participación de dos personas; los tantos se consiguen golpeando la bola contra una pared, procurando que la misma no pueda ser devuelta por el adversario; algo parecido al “raquetball” cuando se lo juega bajo cubierta. A los jugadores de pelota vasca (‘pilota’ en euskera) se los llama “pelotaris”.

 

Es probable que el jai-alai haya inspirado otros deportes como el tenis y el juego de palma francés (el “jeu de paume”). La variable más practicada tal vez sea la “cesta punta”. Esta utiliza como instrumento una cesta de mimbre alargada, curva y cóncava que sirve para coger la pelota; la utilizada por los zagueros es más larga que la de los delanteros, encaja en la mano como un guante. Sirve para lanzar la pelota con más certeza y velocidad (por puntería y fuerza). Esta “cesta punta” se conoce como “jai-alai”, que significa “fiesta alegre” en euskera.

 

A veces puedo dar la impresión de que presumo de ancestros vascos; pero, es que llevo un apellido vasco. Cuando fui por primera vez al País Vasco, intenté deletrear mi apellido al registrarme en un hotel enfrentado a la playa de “La Concha”, en San Sebastián. Fue innecesario e inútil: “No hay un apellido más vasco que el suyo”, me dijo la dependiente. En efecto: una de las principales provincias vascas es justamente Vizcaya o Biscaya, cuya capital es Bilbao. El idioma de esos lares es el euskera, a la tierra se la llama Euskadi y su bandera es la ikurriña. Los apellidos vascos son por lo común largos y difíciles de pronunciar: Etxeverría, Goicotxea, Zubizarreta… Estoy de acuerdo, nada hay más vasco que mi apellido...

 

Si usted, distinguido lector, revisa los capítulos VIII y IX de la primera parte del Quijote, luego de ocurrido aquel episodio de los molinos de viento, esos que el Ingenioso Hidalgo creía  que eran unos peligrosos y desaforados gigantes, va a encontrarse con un episodio en el que el Caballero de la Triste Figura tiene un altercado con un escudero vizcaíno que, junto a dos frailes, acompañan a una dama vizcaína que se dirige a Sevilla. Se trata de un escudero mal hablado; no dice “malas palabras”, habla mal el castellano. Dicho vizcaíno, al igual que muchos personajes de la célebre novela, se habrían inspirado en individuos oriundos de Esquivias, la tierra de Catalina de Salazar y Palacios, la esposa de Cervantes...

“Entendióle muy bien Don Quijote, y con mucho sosiego le respondió:
⁃ Si fueras caballero, como no lo eres, yo ya hubiera castigado tu sandez y atrevimiento, cautiva criatura.
A lo cual replicó el vizcaíno:
⁃ ¿Yo no caballero? Juro a Dios tan mientes como cristiano. Si lanza arrojas y espada sacas, ¡el agua cuán presto verás que al gato llevas! (*) Vizcaíno por tierra, hidalgo por mar, hidalgo por el diablo, y mientes que mira que otra cosa dices.
⁃ ¡Ahora lo veredes, dijo Agrajes! - respondió Don Quijote”.

 

(*) Como explica el texto: Llevar el gato al agua es una frase castellana, que significa ver quién puede más.


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