25 enero 2022

Las edades de la Historia

El hombre se llamaba Christof Keller. El dominio que por un milenio y medio mantuvo el latín en el mundo occidental, hizo que se lo conociera para la posteridad como Christoforus o Cristóbal Cellarius. Eran tiempos que, en la práctica y como se puede ver, se traducían al latín hasta los apellidos, lo curioso y sorprendente no es que se hubiera hecho costumbre de algo tan superfluo e innecesario, sino que se lo hiciera muchas veces en forma ligera y arbitraria; por ventaja para su caso, al menos se había conservado el significado original: tanto Keller, en Alemán, como Cellarius, en latín, quieren decir sótano, bodega o cava. O, "cellar", como se dice en inglés.

 

Cellarius había nacido en Alemania en 1638, era historiador y se ganaba la vida como profesor de la Universidad de Halle. Habría sido la primera persona a la que se le habría ocurrido hacer aquella división, hoy ya clásica, relativa a las Edades de la Historia; el fue el primero en proponer esos tres conceptos: Edad Antigua, Media y Moderna. Keller estuvo interesado en definir en forma clara la etapa intermedia de esas edades; de hecho, el título de uno de sus tratados habría de establecer el ámbito de la misma: “Historia Medii Aevi a temporibus Constanini Magni ad Constaninopolim a Turcis captam deducta”, que quiere decir “Historia de la Edad Media: desde la época de Constantino el Grande hasta la conquista de Constantinopla por los turcos”.

 

Este concepto, el de una Edad Media como una cláusula de tiempo inamovible y definitiva, no es una entelequia universal, tampoco es válido para la Historia de otras regiones del mundo, Asia por ejemplo. Es una idea basada en lo que fue el acontecer europeo u occidental en un determinado período de tiempo. Tampoco sería correcto encasillarla dentro de los límites de años específicos pues, más que fechas, estuvo precedido por acontecimientos que se fueron desarrollando, supuso una serie de importantes cambios y transformaciones que tomaron bastante tiempo. Se establece, por ejemplo, que la Edad Media se inicia con la caída del Imperio Romano de Occidente, pero aquello fue solo consecuencia de otros factores, no solo de que el bárbaro Odoacro depuso a Rómulo Augústulo (el pequeño Augusto), el último emperador romano.

 

¿Qué caracterizó a la Edad Media? El primer factor relevante que surgió ante el debilitamiento y posterior colapso del Imperio, fue el fortalecimiento del poder de los jefes de ciertas tribus bárbaras; este es quizá el elemento más influyente, porque al habérseles dado autonomía, se propició el estado ideal para el régimen que definiría al Medievo: el feudalismo. Otro hecho importante es la consolidación y hegemonía que paulatinamente va alcanzando el Cristianismo. Del mismo modo, ésta época coincide con el gradual avance del Islam en Europa que es interrumpido con la batalla de Poitiers (año 732 d.C.), justo cien años después de la muerte del profeta Mahoma. Este episodio no evitaría, sin embargo, la posterior toma de Constantinopla que marcaría el final del Medioevo.

 

Para algunos la Edad Media va desde el año 476 d.C., considerado el de la caída del Imperio Romano de Occidente, hasta 1492, cuando Cristóbal Colón descubrió América. Hay quienes, sin embargo, hacen coincidir tres acontecimientos que sucedieron en 1453: la mencionada toma de la vieja Bizancio por los Otomanos; el final de la Guerra de los Cien Años, entre Inglaterra y Francia (que se inició en 1437 y tuvo realmente una duración de 116 años); y el descubrimiento o invención de la imprenta (efectuado por Gutenberg, y que probablemente sucedió en 1440). Este último hecho, por sí solo, habría de influir en la democratización y diseminación del conocimiento y la información, un privilegio que estuvo por muchos años reservado a monjes y copistas. De ahí en adelante, nada habría de ejercer más influjo en el pensamiento y la libertad del hombre, en sus ideas y creencias.

 

En días pasados me consultaban acerca de cuáles consideraba que habrían sido los inventos más importantes de la humanidad. Pensé en la imprenta, pero medité en cuáles le hubieran parecido, al hombre de la Baja Edad Media, al hombre del Renacimiento, los inventos más relevantes, sin tener que incluir aquellos portentosos inventos que trajo la modernidad (los antibióticos, la luz eléctrica, las máquinas a vapor, el motor a combustión, la aviación, el teléfono, el televisor, el ordenador o el internet), y he pensado en lo que representaron otras iniciativas más antiguas que fueron propiciadas por la imaginación del hombre, como la rueda o el fuego, la escritura o el alfabeto, o el arado que siguió a la agricultura. Pensé en todo ese avance formidable que refleja aquella cadena continua de causa y efecto que llamamos civilización.


Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario