23 abril 2024

Celebraciones y desafíos

El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) contempla varios significados para el vocablo “hito”, algunos de ellos en desuso. Menciona que la palabra viene del latín vulgar fictus, participio pasado de figĕre (clavar o fijar), y señala dos definiciones principales: una con el sentido de “Mojón o poste de piedra, por lo común labrada, que sirve para indicar la dirección o la distancia en los caminos o para delimitar terrenos”; y, otra, con el de “Persona, cosa o hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto”. Para mi gusto, omite una circunstancia más frecuente: la voz “suceso”, ya que sus principales sinónimos son, asimismo, acontecimiento y efemérides.

Esos hitos o sucesos son tan “claves o fundamentales” que merecen que se defina de algún modo su cumplimiento o, lo que es lo mismo, que se los recuerde en forma especial, que se los conmemore. No necesariamente que se los celebre, aplauda o festeje. En la práctica, la costumbre ha ido determinando que existan episodios negativos que, a pesar de su esencia, decimos que los “celebramos” o “festejamos”. Aquí, sin duda, existe un uso equivocado porque cuando conmemoramos, solo reconocemos el cumplimiento puntual de una cláusula determinada de tiempo. Por eso decimos “se cumplen” seis años, semanas o días…

 

Así se crea una involuntaria confusión: hablamos  de celebrar o festejar cuando lo que intentamos expresar es que conmemoramos un hito o acontecimiento. Y claro, nunca debemos celebrar episodios o acontecimientos tristes, fatídicos, desgraciados, aciagos, fatales o funestos.

 

En todo ello medito cuando caigo en cuenta que he mantenido este blog por alrededor de 15 años y que he registrado la generosa cantidad de 150.000 visitas… Si bien lo pienso, el blog empezó como una cándida colección de poemas en prosa –ese sí un amasijo de bocetos, semblanzas y paisajes– que se caracterizaba por tener un estilo intrincado (nunca exento de lo que uno de mis más queridos amigos alguna vez llamó: artículos escritos con palabras rebuscadas”. Algo más tarde, el blog intentó convertirse en una especie de diario o bitácora de viaje. Aquellos dos ensayos iniciales –para mi propia fortuna– se eliminaron sin que medie mi intención o voluntad. Todo sucedió gracias a la intervención de los caprichos del destino…

 

Hoy el blog trata de ser un conjunto de impresiones, experiencias, semblanzas y memorias; y, desde hace no mucho, también de lo que ha pasado a ser mi nueva pasión: los caprichos, curiosidades y entresijos que tiene nuestra lengua. Ayer nomás escuchaba a mi nieto de cinco años pronunciar la palabra “puzle” y tuve que comprobar, para mi propio asombro, que esta ya constaba registrada en el DLE con el sentido de rompecabezas. Su origen es una voz inglesa (puzzle) y se la utiliza para designar un tipo de pasatiempo, acertijo o desafío lúdico que consiste en poner en orden piezas hasta completar una figura determinada.

 

Lo curioso es que mi traductor no ofrece la misma alternativa: menciona que el significado de rompecabezas es “jigsaw”, lo que –a su vez– es traducido como “sierra de calar” (la usada para perforar madera y otros materiales). Se me ha antojado ridículo que no exista una voz menos prosaica que rompecabezas… Para mayor sorpresa, he advertido que lúdico tiene también otro significante para la misma idea: se trata del vocablo lúdrico. Es cuando he recordado que en inglés existe una voz parecida que significa ridículo.

 

Fiel como soy a mis propios hábitos y pruritos (es un incorregible impenitente, dirán ustedes) acudo a la etimología de la palabra en inglés y obtengo que “ludicrous” significa tonto, absurdo, irrazonable, algo tan fuera de lugar que asombra y resulta ridículo; vendría del latín ludicrus y de ludicrum, lugar donde se presentan las obras de teatro: “Stage play” –dice el texto–, algo que no se puede tomar en serio porque “is intended as a jest” (es como si fuese broma), con el sentido de informal o deportivo, completa el diccionario. O, lo que equivale a lo mismo: una farsa con apariencia de verdad. ¿No resulta de veras “ridículo”?

 

Sí, de verdad, ¡qué desafío! No en vano rompecabezas también significa (quiere decir) reto, incitación y hasta provocación… En fin, más arriba, me clasifiqué como impenitente, voz que también se define como contumaz, irreductible, incorregible o reincidente; pero, además, como “carepalo” y hasta pecador… ¡Qué curioso!, cuando estamos estos mismos días en supuesto religioso recogimiento (escribo en Ballenita, cerca de Salinas, durante el abrigado feriado de Semana Santa)…


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