02 abril 2024

Una tierra de hechizos y brujas *

Nota: los Moncayo somos gente que gusta de leyendas. Somos gente proclive a creer en brujas, trasgos y aparecidos. La que sigue es una historia relacionada con un pueblo que ha venido acarreando un castigo secular: el pueblo de Trasmoz, ha estado excomulgado por cinco siglos por negarse a pagar impuestos a un monasterio. La localidad se encuentra en Aragón, hacia el nororiente de la sierra del Moncayo, a medio camino entre Logroño y Zaragoza –algo al sur de Tudela– o, lo que equivale a lo mismo, a media jornada entre Soria y Zaragoza –algo al nororiente de ese pico tutelar–. Cuando se habla de la región del Moncayo, en Aragón, se habla de una extensa zona ubicada hacia el noroccidente de la comunidad aragonesa. Destacan, con similar toponimia, lugares como: San Martín de la Virgen, Añón o Alcalá del Moncayo.

 

El que sigue es un breve artículo relacionado con el pueblo de Trasmoz, ubicado en esa misma zona:

 

  * Escrito por: Rubén Martinez, para el periódico AS

 

La historia de la localidad aragonesa de Trasmoz es muy peculiar. Se trata de un pueblo excomulgado en su totalidad por la Iglesia católica aún a día de hoy. Y no solo eso; esta institución también lanzó una maldición sobre este municipio. Pero, ¿cuál es el origen de este peculiar estatus que sigue sin ser revocado en pleno siglo XXI?

 

Durante el S. XIII, la localidad de Trasmoz era un territorio laico, por lo que no tenían que pagar impuestos o cuotas al cercano monasterio de Veruela. Esta exención de impuestos no hizo sino enfurecer al clero. Para empeorar las cosas, los habitantes del castillo local extendieron los rumores de que era una zona plagada de brujas y hechiceros. ¿El motivo? “Justificar” los sonidos de herrería y martilleo constante que generaba la actividad de falsificación de monedas que llevaban a cabo.

 

La suma de los rumores junto a su exención de impuestos propiciaron que el abad de Veruela solicitara al arzobispo de Tarazona que excomulgara a todo el pueblo. La excomunión implica que a ningún habitante del municipio se le permitía confesarse o tomar los santos sacramentos. La comunidad de Trasmoz entonces era heterogénea, compuesta por cristianos, judíos y árabes, motivo por el cual nunca llegaron a arrepentirse, que habría sido la forma de derogar la excomunión. Las disputas fueron in crescendo con el paso de los años, llegando incluso al punto de que el monasterio de Veruela comenzó a desviar agua del pueblo para uso propio en lugar de pagarla.

 

Pedro Manuel Ximenez de Urrea, señor de Trasmoz, llegó a alzarse en armas contra el monasterio, y antes de que se iniciase una guerra contra la mismísima Iglesia católica, el rey Fernando II de Aragón zanjó el asunto, declarando que las acciones del pueblo de Trasmoz estaban justificadas. En 1511, y con el permiso del papa Julio II, la Iglesia maldijo la aldea de Trasmoz. Su razonamiento era que el levantamiento en armas de Pedro Manuel y los habitantes de Trasmoz se debía a que habían sido “cegados por la brujería”. Como la maldición fue expedida con expreso conocimiento de un Papa, solo otro Papa tiene el poder de revocarla, y ninguno lo ha hecho hasta ahora. Es por este motivo por el que Trasmoz sigue “maldito” en pleno siglo XXI.

 

Mitos y leyendas de Trasmoz: La peculiar historia de esta localidad aragonesa que en la actualidad apenas llega a los cien habitantes ha dado pie a numerosas leyendas sobre brujería, hechicería y aquelarres. El poeta Gustavo Adolfo Bécquer llegó a registrar alguno de estos mitos como el de la Tía Casca. Según este relato, esta vecina fue asesinada impunemente por todos los vecinos del pueblo al ser despeñada por un barranco, ya que consideraban que era una “bruja”. Esta historia se ha recogido en el episodio 3 de la temporada 3 de la serie española ‘El Ministerio del Tiempo’, llamado de forma apropiada “Tiempo de hechizos”.

 

Este pasado tan particular se ha convertido en nuestros días en uno de los motores económicos y turísticos del pueblo referido, con instalaciones como el Museo de Brujería y Supersticiones del Moncayo; y con la celebración de actividades tales como los Encuentros sobre Brujería, Magia y Plantas Medicinales.


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