23 octubre 2014

La semántica de las expectativas

Parecería que el final del apasionante capítulo que ha tenido relación con mis prolongadas incertidumbres está por concluir; o que, por lo menos, ya está a la vuelta de la esquina… Ha sido este último semestre, más que un período caracterizado por una cierta nota de suspenso, uno signado por ese factor tan contradictorio y perjudicial en que a menudo se nos convierte la esperanza. Esto, porque confiados en unos resultados que se auspician como positivos, optamos por dejar pasar el tiempo, por estar “pendientes”, por “no hacer nada”.

Hubiese creído que, satisfecho el protocolo de inactividad profesional que se me había impuesto como consecuencia de una intervención médica, todo hubiese sido cuestión de recuperar los privilegios que derivaban de mi re-certificación aeronáutica. Mas, en la práctica, esto no ha sucedido con la esperada fluidez. En parte, se ha debido a que he tenido que duplicar este proceso con las autoridades médicas europeas; en parte, también, a que sus métodos de comunicación oficial prescinden de los medios modernos; y, finalmente, debido a esas coincidencias de las que nunca están exentas nuestras circunstancias. Al fin y al cabo, como creo que dice Stefan Zweig en su biografía de Américo Vespucio, la vida no es más que un travieso “desbarajuste de casualidades, errores y malentendidos”.

Así, aunque un poco tarde, había preferido “curarme en sano” y había decidido considerar unas pocas opciones -escasas a mis años- que me hubiesen permitido permanecer activo y productivo por unos pocos meses (años?) más. Es curioso como la edad y la experiencia pueden, en determinadas circunstancias, pasar a convertirse más bien en una rémora y en un impedimento. Esta es una etapa cuando pasamos a advertir que nuestras destrezas nos empujan hacia el absurdo e inesperado abismo de “saber demasiado” o de estar “sobre-calificados”…

Entre esas oportunidades -todavía disponibles- hubo una que atrajo mi atención. Se trataba de una opción para gestionar el área administrativa del departamento de aviación de una compañía petrolera. La oferta suscitó enseguida mi interés; probablemente debido a que fue precisamente en ese tipo de operación en el que desarrollé mis primeros años de aviación y porque entendí que pudiera tratarse este de un reto motivador, no carente de asuntos novedosos, de procesos en los que pudiera aplicar mis pasadas experiencias; en fin, un interesante desafío.

Luego de un prolongado trámite de selección, he sido notificado que habría sido escogido. Advierto, sin embargo, que aunque no he concretado un compromiso definitivo y formal (no he firmado un contrato todavía), todo parece indicar que cumplidos los requisitos de “vinculación” e “inducción” pronto se ha de producir mi incorporación definitiva. La posición es de tipo gerencial; sin embargo, en la nómina consta la función con el sugerente título de “coordinador”. Cuando me han preguntado en las entrevistas si frente a esto tengo algún tipo de reparo o de oposición, sólo he atinado a ponderar la riqueza semántica del verbo coordinar.

Efectivamente, el diccionario define “coordinar” con dos acepciones distintas: una, la de “disponer cosas metódicamente”; y otra, aquella de “concertar medios, esfuerzos o elementos para beneficio de una acción común”. Para desarrollar este doble concepto, hurgo otra vez en el diccionario, insisto en mi prurito de la búsqueda de definiciones y encuentro así que “disponer” goza de una generosa cuota de sentidos: ordenar (en el sentido de mandar); valerse de algo; ordenar en el sentido de colocar en orden; organizar o poner en situación conveniente. Disponer podría también significar preparar, en el sentido de prevenir.

En cuanto a “concertar”, el pesado texto se refiere al término con el alcance de distintos y variados conceptos: como componer y ordenar; pactar y acordar; cotejar y traer a identidad; concordar y poner en correspondencia una cosa con otra. Encuentro, por lo mismo y en resumen, que esto de coordinar cubre y suple las características y requerimientos de la tarea que me he propuesto encontrar. No escapa a mi humilde criterio el que habré de poner énfasis, al cumplir con mis nuevas funciones, en un sentido de orden, de enlace y de efectiva comunicación…

Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario