31 octubre 2014

La vida a cuadritos

De repente, aunque sea sólo de repente, tengo la impresión que estas que yo llamo "mis reflexiones", y que no son sino testimonio de mis frustraciones y de mi inveterada inconformidad, no siempre caen en saco roto. Sospecho que algún trasgo diminuto e impenitente, escondido bajo el desordenado escritorio de algún funcionario municipal, hinca con afilado lápiz la pálida canilla -y la cómoda desidia- de algún mal dormido burócrata y, con esa su voz trasnochada y meliflua, le conmina e invita a que alguna vez, sólo alguna vez, me haga caso...

Eso es lo que tiene que haber pasado, cuando las instancias responsables han emprendido en la iniciativa de crear una zona de obligatoria movilización en muchas de las más congestionadas bocacalles capitalinas. Dicha zona, en la teoría y en la intención, evita que los vehículos invadan la intersección a menos que el semáforo se encuentre en verde y que, además, exista espacio -después del mismo- para que el vehículo en referencia pudiera continuar movilizándose. Dicho en pocas palabras, representa un espacio en donde los automotores no están en condición de detenerse: estos sólo pueden transitar o movilizarse.

Dicho espacio, ha sido conspicuamente marcado con una cuadrícula que, para el efecto, ha sido pintada en el pavimento de aquellas encrucijadas. La medida emula una iniciativa que ya se aplica en las principales y más modernas ciudades del mundo; sin embargo, a mi juicio, aquí adolece de dos limitaciones o defectos importantes: el primero es que tales zonas han sido dibujadas en espacios que ya disponen de control policial, o ya están adecuada y suficientemente controladas (casi pudiera decirse que han sido instaladas justamente donde no son requeridas); y, segundo, su implementación se ha producido sin que exista ninguna campaña de educación vial. Mucha gente no sabe aún cuál es la utilidad, para qué sirven, ni cuál es el objeto de que hayan pintado aquellas cuadrículas.

Es urgente, por lo mismo, que el Cabildo emprenda en una efectiva campaña de promoción para dar a conocer a la ciudadanía, y a los conductores en particular, la finalidad de la medida. Resulta, por ahora, insólito que las zonas estén debidamente marcadas y delimitadas y todavía no se consiga el efecto anhelado porque la gente simplemente no conoce su objetivo… Con una campaña de promoción adecuada, no sólo que se conseguiría el alcance propuesto por la saludable iniciativa, sino que la medida pudiera hacerse extensiva a la mayoría de bocacalles de la urbe, con lo que se establecería una sana costumbre que vendría a dar agilidad y orden al ya caótico y congestionado tránsito de la capital.

Quito es una ciudad que ha crecido de un modo inusitado. Desde los albores del siglo pasado, viene quintuplicando su población cada cincuenta años. Justo es reconocer que este acelerado crecimiento se fue produciendo por una serie de factores coyunturales. En este sentido, debe esperarse que este crecimiento ha de tener un carácter lineal tan sólo por un par de décadas adicionales. En otras palabras, nadie espera que la cifra registrada al dar la vuelta al siglo (1’300.000) se vaya a quintuplicar para cuando la urbe haya llegado al año 2050 (6’000.000).

Hace tan sólo treinta meses una reunión de la CEPAL para población y desarrollo (mediados de 2012) estimaba que la población ecuatoriana habría de duplicarse para el año 2040. Si esta proyección trasladamos a las principales ciudades, no es descabellado pensar que la ciudad ha de contar para entonces con algo más de cuatro millones de habitantes. Estos estimados no pueden ser tan "optimistas" (si un crecimiento caótico y desordenado podemos calificar con este término) debido a que la tasa de crecimiento tiende a ralentizarse por la sencilla razón de que las familias tienen cada vez menos hijos y la natalidad tiende a controlarse.

Otros muy interesantes estudios del INEC anuncian que para el año 2030 estaremos "bajo el umbral de remplazo". "Esto quiere decir -dice el informe- que a partir de ese momento ya no nacerá suficiente gente para remplazar la población actual y poco a poco el proceso de envejecimiento hará que la población empiece a reducirse en tamaño”. Mientras tanto, se va a seguir produciendo un crecimiento demográfico difícil de enfrentar. La vida se nos va a poner cada vez peor. Sin duda, vamos a enfrentar una realidad "a cuadritos"...

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