06 octubre 2014

Meditaciones de un quijote

No, ya no me gusta viajar por nuestra Sierra en estos días. Siento una extraña mezcla de ira, pena y frustración. Observo esos rescoldos apagados, esos bosques chamuscados, esas laderas calcinadas y me estremezco con un aire de repulsión, coraje y pesimismo. ¿Cómo es posible, pienso, que se hayan dado esos torpes episodios en los que se han juntado la indolencia y la negligencia, la estúpida travesura y la criminal intención? ¿Cómo es posible, me pregunto, que esta absurda insensatez tenga que repetirse, una y otra vez, cada nuevo verano?

Cierto es que no todos esos siniestros se han producido necesariamente como consecuencia de la acción insensata o desaprensiva. No escapa a mi reflexión que muchas de estas desgracias son la lamentable consecuencia de la conjunción extraña de accidentes marcados por la casualidad. Una fogata mal apagada, un cigarrillo abandonado en el lugar equivocado, un recipiente de vidrio dejado en un paraje desatendido, pueden provocar -a su turno- un flagelo de consecuencias incalculables. Yo mismo, que siendo todavía niño provoqué alguna vez un devorador incendio en mi propio hogar, sé cómo se producen esos accidentes.

Y pienso en todo este trágico derroche mientras conduzco frente al que fuera el "viejo" aeropuerto capitalino. Y advierto que me invade idéntico sentimiento… Experimento una curiosa mezcla de impotencia, nostalgia y confuso desasosiego. ¿Cómo fue posible, me pregunto, que a nadie se le haya ocurrido mantener esa importante infraestructura para darle una mejor utilidad, o justo para aquellos casos en que la naturaleza nos demuestra que no deja de tener sus motivos?...

Hoy mismo, que con tan buenas y publicitadas carreteras, un leve temblor de tierra ha venido a recordarnos que no basta con unas pocas vías en formidable estado, que estas no son suficientes si no existen también caminos alternativos, creo que no podemos dejar de aprovechar el mensaje que nos deja la naturaleza y considerar que en caso de interrupción de un solo puente o del daño temporal de la vía al aeropuerto, la ciudad de golpe se quedaría aislada porque no existe una alternativa para -por lo menos- poder gestionar la parte más importante del tránsito que maneja el actual aeropuerto capitalino: los vuelos Quito-Guayaquil.

Es que, si bien se medita, lo medular del tránsito aéreo que maneja el aeropuerto de Tababela es el intercambio institucional, comercial y empresarial que existe entre las dos principales y más populosas ciudades del país. Este movimiento, por propia cuenta, ya justificaría y satisfaría, la reapertura del viejo aeropuerto, hoy convertido en impreciso y desarticulado parque público o área de solaz y entretención. Este, adecuadamente re-acondicionado, bien pudiese atender la utilización de aviones del tipo que hoy en día se utilizan para las operaciones de intenso cabotaje, que es lo que se conoce en otras partes como "puente aéreo".

Lo mejor de todo es que no se tendrían que efectuar gastos onerosos. La pista, el terminal aéreo, los estacionamientos y otras facilidades ya se encuentran allí. Sólo se trataría de hacer estudios, resolver su reinauguración y optar por la decisión política. Así, las distancias y sobre todo el tiempo, volverían a acortarse. El viejo aeropuerto volvería a convertirse en un instrumento de consolidación para un tipo de tránsito que debe ser atendido y estimulado. Las relaciones entre la capital y el puerto principal pasarían a ser un motivo no sólo de intercambio, sino que constituirían un medio efectivo que aporte a la integración nacional.

No hay argumentos técnicos para no proceder en este sentido. La infraestructura que debe proveerse no implica erogaciones significativas. El que las dos pistas tengan que compartir un tramo de viento en la aproximación no es tampoco un insoluble inconveniente, como alguna vez se dijo. Este es un asunto que, como lo pueden testimoniar los operadores de tránsito aéreo, puede gestionarse sin mayor riesgo ni dificultad. Tendríamos, además, una pista idónea para hacer frente a cualquier imprevisto o emergencia. En suma, recuperaríamos también un aeropuerto de alternativa.

Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario