05 mayo 2017

El artículo de Felipe Burbano

Para entender mejor el artículo escrito por Felipe Burbano de Lara, el martes de la semana pasada, es importante -y hace falta- relacionarlo con otro de sus artículos, aquel de la semana anterior. En él, luego de reconocer los valores y virtudes del candidato Guillermo Lasso, Felipe mencionaba que su único error habría sido declararse ganador en base a un “exit poll”; y que luego de eso, "se puso a jugar con fuego deslizándose hacia el pantanoso terreno del fraude".

Pregunto ¿qué le correspondía hacer a Lasso, si la mitad de los ecuatorianos estaba persuadida de que los escrutinios no se manejaron con imparcialidad e independencia, y mucho menos, con integridad y transparencia?, ¿acaso debía convalidar, con su pretendido silencio, la aparente ingenuidad o candidez con la que el gobierno habría querido identificar a quienes se sintieron perjudicados y que manifestaron no estar de acuerdo con los resultados publicados?

A semana seguida Burbano de Lara volvió a comentar sobre un supuesto "error histórico" de Guillermo Lasso, aquel -según su criterio- de situarse en el terreno de la desobediencia política. De nuevo, yo me pregunto: ¿cuál sería el error de no obedecer a un gobierno que no se reconoce como legítimo? ¿Sería preferible transigir ante unos principios e hipotecar una posición de dignidad para comprometerse a propiciar "acuerdos" que no harían sino prolongar -o subestimar para siempre- la agonía de nuestra débil y moribunda democracia?

Cierto es que en la calle no se proclaman las ideas; éstas se exponen, sustentan y defienden en los foros y paneles públicos. Pero es en la calle donde el pueblo hace sentir el ímpetu de sus emociones libertarias y hace respetar al trueno de su voz. Un sector importante sostiene que solo la calle amedrenta a los tiranos.

Quienes respaldan a Lasso, y además quienes estamos en contra de que se perpetúe un estilo basado en el autoritarismo, la intolerancia y el abuso, que se sustenta en el sarcasmo cínico y que propicia la impunidad y la corrupción, no podemos dejar de reclamar un esquema más incluyente, que ofrezca mayor representatividad en la sociedad, y no podemos tolerar un sistema de partido único. Tampoco podemos aceptar la distorsión de lo que debe ser una auténtica democracia.

Oponerse a un gobierno prepotente, que excluye el criterio de la mitad de los ciudadanos, no es "desestabilizar al país", es exigir a quienes gobiernan que se ajusten a las normas elementales de la convivencia democrática. Por todo ello, no es muy afortunada la sugerencia o insinuación de que si Lasso no confiaba en el sistema debió haberse abstenido de participar en la contienda. ¿De verdad creía nuestro buen amigo, que hubiera sido preferible no participar en los pasados comicios, o retirarse, y ofrecer a Alianza País un triunfo en bandeja?

Si en algo puedo coincidir con Felipe Burbano es en el reconocimiento de que los seguidores de la Alianza CREO-SUMA nunca supieron articular un reclamo coherente, ante una organización electoral que siempre se mostró como lo que lamentablemente era: una absurda y contradictoria cancha inclinada. El que no exista alrededor de Lasso un conjunto de actores políticos fuertes (que exhiban un vigoroso liderazgo) sino una respetable coincidencia social, le da más bien un mayor reconocimiento; y legitima aún más su proclama de rechazo y resistencia civil. La sociedad es más, mucho más, que solo política y simples ideologías.

La "asfixiante polarización" que preocupa a Felipe Burbano de Lara no es -per se- intrínsecamente mala; sobre todo, si las alternativas propuestas son: tiranía o democracia, autoritarismo o tolerancia, atropello o reinstauración de un sentido de respeto democrático. El real enfrentamiento es entre civilización y barbarie!

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