01 febrero 2018

Cuando sí quiere decir no

No quisiera pecar de optimista, pero creo que va a triunfar el “sí”. Es tal el odio que ha sembrado el anterior presidente, que eso mismo es lo que ha cosechado y que hoy se expresa por todas partes. Lo que hace un par de años empezó con aquel rotundo “Fuera Correa, fuera”, en esta campaña por la consulta y referéndum se ha traducido en unos proyectiles de forma ovalada y de color carne que han sido arrojados al ex mandatario y a su comitiva. Así, la gente sencilla se ha armado de coraje y ha irrespetado a quien la irrespetó. Ha lanzado huevo a troche y moche!

No estoy seguro si los proponentes de la consulta han subestimado a la inusitada “oposición” (la conformada por los recalcitrantes partidarios del ex presidente), tampoco si aquellos sectores se han dormido en sus laureles. Lo cierto es que no se ha visto una campaña vigorosa en favor del sí por ninguna parte; creo que convencidos ellos -como la mayoría creo que estamos- de que el sí resultará ampliamente victorioso, se habrán persuadido de que esta gesta cerraría de manera definitiva, lo que venía siendo un largo, y en apariencia irreversible, ciclo institucional y político.

Pero hay algo que me preocupa y me deja la incertidumbre de si no se cometió un error táctico en el planteamiento de la consulta, aquello de que para decirle no a la reelección indefinida -la posibilidad de reelección del ex presidente- había que votar sí en las papeletas. Esto porque, aunque se planteó un total de siete preguntas, el punto medular de la consulta era la posibilidad de cortar en forma definitiva la reelección de un personaje que se creía irreemplazable.

Hoy, cuando estamos a pocos días de que se celebre el tan esperado (y nunca antes imaginado) referéndum, noto que existe una gran confusión en la ciudadanía, en especial en ciertos sectores sociales, y preferentemente en aquellos de menores recursos, en el sentido de por qué (o por quién) mismo se tiene que votar. No cabe duda que un importante factor, para que subsista esta lamentable incertidumbre, es que existe un elevado porcentaje de gente que no entiende por qué es que para decirle no a una intransigente propuesta, tiene que votar sí, siete veces sí.

Otro aspecto inconveniente que merece ser reconocido es el relacionado con el número excesivo de preguntas. Reflexiono en si realmente esto hacía falta y quizá la única consideración válida es aquella de que mientras no se sabía cuánto respaldo tendría la consulta, era quizá necesario ampliar los contenidos, a efecto de darle a la iniciativa un respaldo más general y democrático. Pasado el tiempo, sin embargo, ha ido creciendo la sensación de que el número de preguntas podría haberse tornado en contraproducente, a más de convertirse en algo poco necesario. En similar sentido, el texto de las preguntas, tal vez en el ánimo de tener claridad, ha resultado demasiado largo. Esto no permite que su contenido tenga la fácil comprensión que se hubiera deseado. Una redacción muy larga genera confusión y puede producir ambigüedad.

He visto en estos últimos días en las noticias, y leo en las redes sociales, el escarnio y el vejamen al que está expuesto el cesado mandatario. Trato de imaginarme yo mismo en su situación y de calzarme sus zapatos; me pregunto qué reflexiones anidarán en su cabeza. Medito en si, debido al repudio que provocó en tanta gente, su vanidad le permitirá reconocer el daño que él mismo se infligió y la oportunidad que desperdició. O cuánto de inquina engendró, que lo llevó a fermentar todas esas reacciones; o en si nunca pensó que toda aquella contenida agresividad sería el resultado que su prepotencia nunca le habría permitido calcular.

De otra parte, por mucho antagonismo que alguien hubiera propiciado, y por mucha reacción que su irascible carácter hubiera provocado, Correa es ante todo un ser humano, no se diga un personaje que fuera nuestro mandatario. Como individuo y ex-dignatario merece respeto y debe ser tratado como cualquier ser humano. Por lástima, su talante indócil y pugnaz, y su espíritu díscolo y atrabiliario, le ganaron un tipo de repudio que, sobre todo en sus días de prepotencia y abuso de poder, nadie hubiera anticipado. A nadie pudo habérsele ocurrido que sucediera lo que en estos días se ha venido manifestando. Sospecho que nadie podría vivir en un lugar donde se desaprueba su presencia y se está sujeto a la vergüenza, el desprecio y el escarnio.

Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario