21 noviembre 2020

La parsimonia de los aviadores *

* Por Valius Venckunas. Para AeroTime Hub.

¿Cómo se mantienen en calma los pilotos, aún en situaciones criticas? Quienquiera que tenga al menos un interés superficial en la aviación quizá se habrá encontrado con este estereotipo: los pilotos son gente tranquila. Nunca pierden la calma ni levantan la voz en situaciones extremas. Informan una falla de motor como si fuera algo cotidiano y solicitan un aterrizaje de emergencia como si estuvieran ordenando la cena. Esto se advierte en las grabaciones de las emergencias. Se reflejó en el llamado Milagro del Hudson, un accidente en el que, después de un impacto de pájaros y una falla doble de los motores, los pilotos tuvieron que aterrizar su A320 en un río. ¿Cómo lo hacen? ¿Cuál es su secreto? ¿Puede aprenderlo alguien que no sea aviador, un mortal cualquiera? Resulta que algunas cosas se pueden aprender, mientras que otras no. Empecemos por lo más obvio y menos aplicado:

Proceso estricto de selección: Si bien la exigencia para convertirse en piloto comercial no es tan alta como la de un piloto militar, siguen existiendo muchos requisitos previos. Para ello, las pruebas de personalidad son una parte crucial en la selección, tanto en las academias de pilotos como en las aerolíneas. Los cuestionarios de personalidad incluyen una evaluación de comportamiento; muchas otras pruebas, a las que se someten los aspirantes, son además muy rigurosas. Algunas academias organizan complicadas sesiones para practicar roles (role play), con el objeto de ver cómo se comportan los aspirantes en situaciones difíciles. Además de esto, el proceso de entrenamiento regular se efectúa con estrictos límites de tiempo. Como resultado: las personas que no mantienen la cordura adecuada, simplemente no pueden aprobar la capacitación. No solo se trata de que los pilotos estén tranquilos, sino que impide que las personas que no saben mantenerse tranquilas puedan convertirse en pilotos.

Objetivos de la capacitación: Aunque es difícil de creer, cuando se mira la cabina de mando, la cantidad de sistemas que tiene un avión no es tan exagerada; incluso, no hay muchas maneras de que puedan fallar. Por lo tanto, no es difícil aprenderse todos los problemas y poner en práctica las soluciones que se puedan intentar. Una de las razones para que los pilotos no se inmuten ante una falla de motor, es que ya la han efectuado durante el entrenamiento, la han resuelto y luego la han vuelto a practicar en condiciones mucho más difíciles. Luego, han aprendido cómo hacer un aterrizaje forzoso, si es que ninguna de las posibles soluciones no funciona. El concepto de que todos los problemas que se presenten se puedan resolver, aplicando un conjunto de procedimientos, es crucial para el piloto. Incluso en los casos de problemas que nunca antes se han presentado, existe una lista exhaustiva de pasos que se deben cumplir, por si acaso. No hay razón para entrar en pánico si se sabe exactamente qué es lo que se puede hacer para resolver cada problema.

Repetición, repetición, repetición: En uno de los párrafos anteriores se comenta que es probable que los pilotos se encuentren con posibles fallas de motor durante su entrenamiento. Eso es quedarse corto. Probablemente ya se encontraron con la misma falla en numerosas ocasiones y lidiaron con todos los procedimientos necesarios en más ocasiones de las que les gustaría. Los procedimientos de emergencia que se hacen de memoria constituyen también una de las mejores formas de generar confianza. Esto porque, si algo se ha hecho suficientes veces, no se tiene que pensar mientras se lo hace, la mente se encarga de ello por su cuenta. Hay muchas historias de pilotos que realizaron hazañas extraordinarias y solo más tarde de dieron cuenta de lo que habían hecho. A medida que la adrenalina entra en acción, el organismo humano vuelve a una especie de estado primario, realizando tareas que son habituales y bien recordadas. La formación del piloto utiliza esto para beneficio general.

Procedimientos claros: Hay varios mantras que es probable que usted descubra cuando hable con los pilotos respecto a sus emergencias. “Aviar, navegar, comunicar” es uno de ellos. Se machaca en la conciencia del piloto y se describe la manera de priorizar las tareas en cuestión: mantener el avión volando, tener conciencia de su posición y luego intercambiar información con otros participantes. Otros son: no dejarse distraer por cosas que sean de menor importancia, ocuparse de ellas solo después de que se ha atendido la tarea más importante. Existen también otros mantras, como por ejemplo acrónimos que suelen utilizar los pilotos comerciales, pero los militares también tienen sus propias siglas. El objetivo de todos es establecer un procedimiento claro que se ha de seguir en cada caso, y que defina qué método bien aprendido debe priorizarse para cada situación y momento.

Tomarse el tiempo suficiente: Si bien muchas emergencias requieren de una acción inmediata, eso de hacer las cosas de manera impulsiva rara vez es el mejor procedimiento. Tomarse uno o dos segundos para tranquilizarse, comprender lo que está pasando y luego decidir un curso de acción, es un método que ayuda a muchos aviadores a salvar vidas. Es lo que la mayoría de los pilotos comentan que hacen cuando se encuentran con un problema, ya que la memoria ejecuta una secuencia de acciones solo después de que el cerebro decide cuál es la más adecuada y correcta. Esa pausa, para la reflexión y la ponderación, toma solo unos pocos segundos, pero incluso eso es suficiente para poner nuestra cabeza en el estado mental que es el más adecuado.



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