18 julio 2023

Raro, extraño e increíble…

Creo que lo llaman clisé o ‘clishé’, aunque esto como que se utiliza para referirse a modismos, expresiones adverbiales o a frases hechas (también se podría aplicar el término ‘muletilla’). El punto es que a lo que quiero referirme es a esas palabras, en este caso adjetivos, que en forma casi inconsciente utiliza la gente (quizá debería decir utilizamos) para salir del paso. Me parece que esto es un subproducto de la comunicación coloquial, cuando para darle agilidad al diálogo y para tratar de no parecer pretenciosos o propensos a la afectación, decidimos usar el adjetivo que se encuentre más a la mano. Así, por ejemplo, si algo nos parece digno de admiración, portentoso, prodigioso o admirable, insistimos es decir que es ‘increíble’…

 

Hoy, mientras escuchaba música en la radio del auto y volvía a casa, pude advertir que voces como ‘raro’ y ‘extraño’ han invadido también la letra de muchas canciones; y, claro, me he preguntado con qué sentido quisieron, o habrían querido, utilizar sus autores esas tan manidas palabras (no, no dejó de parecerme ‘raro’ ni tampoco ‘extraño’). Ocurrió primero con una tonada un tanto nostálgica llamada “Alma lojana” –es probablemente un pasillo– que en la parte correspondiente decía: …“cuando retorne llorando decepciones / en pos de un seno en donde sollozar / tal vez la muerte todo lo habrá acabado / seres extraños mi Loja habitarán” (?).

 

¿Qué quiso decir el autor con aquello de ‘seres extraños’? ¿Quiso significar afuereños, advenedizos o desconocidos? No sé, como alguna vez lo escuché, bien pudo haber querido decir extraterrestres. “Alma lojana” es una canción muy querida en el Ecuador, creo que ya la escuchaba desde muchacho (aunque tal vez con otra letra). Hoy sé que su música pertenece a Cristóbal Ojeda Dávila y que su letra fue compuesta por Emiliano Ortega; pero, como digo, yo ya la escuchaba siendo niño, por lo que –quién sabe– a lo mejor su autor ya no esté disponible para responder a mi inquietud, aun en el poco probable caso de que siguiera vivo. En fin, ¿quiso decir excéntricos, peculiares o infrecuentes? ¿Chalados o alterados, quizá? ¡Quién sabe!

 

Similar impresión me quedó con la siguiente melodía. Era un bolero ranchero, se lo conoce como “Un mundo raro”, lo había escrito el mexicano José Alfredo Jiménez, autor de otros conocidos boleros como “Si nos dejan”, “Ella” (“Me cansé de rogarle”), “El rey” o “Amanecí en tus brazos”. Había nacido en 1926 en el famoso pueblito insurgente de Dolores Hidalgo (Guanajuato) y había muerto de cirrosis a la temprana edad de 47 años; tampoco tiene nada de ‘raro’, dicen que sus pasiones eran el trago y las mujeres. A mí me gustaba otra canción suya que era como su ‘himno personal’; decía: “No vale nada la vida, la vida no vale naadaaa” y obedecía al  andariego título de “Caminos de Guanajuato”. ¿Era, aquel ‘raro’, un mundo ajeno, demente, estrambótico? ¿O solo algo imposible o desesperante?

 

Ahí les va una frase del corrido, para que la juzguen ustedes mismos: 

“Y si quieren saber de mi pasado / 
Es preciso decir otra mentira /
 Les diré que llegue de un mundo raro /
 Que no sé del dolor / Que triunfé en el amor / Y que nunca he llorado…

 

Ese nombre, aquel de Dolores Hidalgo, lo había oído con frecuencia desde los años noventa, desde cuando vivía en Singapur, era cuando mis colegas mexicanos cumplían a mediados de septiembre con un ‘curioso’ rito (curioso es otra muletilla). Lo llamaban el “Grito de Dolores”, era una costumbre que nada tenía de ‘rara’ ni de folclórica; era una verdadera ceremonia para honrar a su patria y así renovar el más inspirador de los sentimientos patrióticos. En medio de una alegre, colorida y concurrida celebración, se reunían en un sitio escogido por su embajada y rendían homenaje a los héroes de la independencia. Ese “Grito” era toda una tradición centenaria, que emocionaba a todo aquel que lo presenciaba (aun a los ‘extraños’). A mí se me erizaba la piel con solo escucharlo:

 

¡Mexicanos!:

 

¡Vivan los héroes que nos dieron patria y libertad!

 

¡Viva Miguel Hidalgo y Costilla!

 

¡Viva José María Morelos!

 

¡Viva Ignacio Allende!

 

¡Vivan Aldama y Matamoros!

 

¡Viva la independencia nacional!

 

¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México! (así, tres veces). 

 

 

Sí, aquello era realmente ‘increíble’…


Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario