15 septiembre 2023

Vuelo 123 de Japan Airlines *

 * Escrito por Alec Wignall para Aerotime Hub; con mi traducción y edición.

 

Era el atardecer del 12 de agosto de 1985. El vuelo 123 de Japan Airlines había despegado del aeropuerto Haneda de Tokio con destino a Osaka. El avión, un Boeing 747SR **, con registro JA8119, tenía una configuración de asientos de alta densidad, diseñada para rutas domésticas. Menos de 45 minutos después del despegue, la aeronave, que llevaba un total de 524 ocupantes, se estrelló contra la cima del monte Takamagahara, al noroeste de Tokio, a una altitud de 5.135 pies. El desastre cobró la vida de 520 personas; solo hubo 4 sobrevivientes. Es el accidente de un solo avión con más fatalidades en la historia de la aviación mundial.

 

Un vuelo anterior, el JAL 115

La historia del vuelo 123 empieza siete años antes, cuando un 2 de junio de 1978 el mismo avión (JA9119), operando el vuelo 115 de Japan Airlines, estaba aproximando a Osaka. Al poner ruedas, el aparato boteó fuertemente, el piloto haló la columna de control en forma excesiva provocando con su acción un golpe severo en la cola de la aeronave. El accidente produjo lesiones en 25 pasajeros que iban a bordo y ocasionó una fisura en el mamparo posterior de presurización. A pesar del daño, el avión fue reparado y regresó al servicio.

 

12 de agosto de 1985

Ese Boeing 747 voló sin problemas hasta aquel malhadado día de agosto de 1985, cuando doce minutos luego del despegue del vuelo 123, estando a 24.000 pies, el avión sufrió una súbita descompresión. La fuerza de la condición ocasionó que el techo interior de la cabina colapsara, dañando la parte trasera de la aeronave y cortando las 4 líneas hidráulicas necesarias para operar los controles de vuelo y el estabilizador vertical que se había separado del avión. Los pilotos enviaron una señal de emergencia al control de tráfico aéreo de Tokio y empezaron a luchar con el malogrado 747. Sin embargo, ya sin sistemas hidráulicos y sin estabilizador vertical el aparato había pasado a convertirse virtualmente en incontrolable.

 

El avión había empezado a oscilar lateralmente, ascendiendo y descendiendo con rangos de hasta 4.000 pies, que duraban por alrededor de 90 segundos; mientras que, al mismo tiempo, giraba sin control de lado a lado. La tripulación de mando procuró usar desesperadamente técnicas alternas –como potencia asimétrica– con el propósito de recuperar el control y estabilizar la aeronave. En preparación para la aproximación se optó por bajar el tren de aterrizaje y los pilotos extendieron los flaps pero esto produjo mayor desbalance, con una caída de la nariz del avión y un fuerte banqueo hacia la derecha. A las 18:56, hora local, ya con un banqueo de 40 grados, el avión rozó los arboles y la ladera de la montaña; instantes después el ala derecha impactó una cumbre, partiendo el avión y ocasionando que cayera entre dos promontorios.

 

Lo que vino después

Solo 4 pasajeros sobrevivieron a la tragedia. Se había pedido a una base cercana que no colaborara en la operación de rescate y se dejara la responsabilidad a la brigada japonesa de búsqueda y salvamento. Sus integrantes, dada la remota ubicación del siniestro, no llegaron oportunamente al sitio del siniestro. Al encontrarse los cuerpos de los accidentados, era evidente que hubiese habido más sobrevivientes pero muchos perecieron de traumas, exposición al frío nocturno en la altura y lesiones que no hubieran sido fatales si se hubiesen atendido prontamente.

 

Los pilotos lucharon corajudamente con el avión y, contra toda circunstancia, se mantuvieron volando por 32 minutos sin poderlo controlar. La causa oficial del siniestro se atribuyó a lo ocurrido siete años antes en Osaka, en el mismo aparato, con el daño del mamparo trasero. Las investigaciones posteriores determinaron que las reparaciones subsecuentes no habían cumplido con las especificaciones aprobadas por la Boeing. La inadecuada reparación redujo la efectiva resistencia a las fracturas producidas por fatiga. Consecuentemente, acumulados los continuos ciclos de presurización, el mamparo se empezó a trizar y se debilitó la parte cercana a los remaches que sostenían el área de la reparación previa, hasta que la pieza finalmente colapsó. Hoy existe un lugar dedicado a la memoria de las 520 víctimas del vuelo 123, cerca del sitio del impacto. Cada aniversario los familiares suben a la montaña para recordar a sus seres queridos y dedican un momento de silencio a las 18:56, la misma hora del accidente.

 

** Nota del editor: se trata de un Boeing 747-300SR (short range), una versión diseñada para rutas cortas. Tenía una cabina superior extendida (extended upper deck); por lo general estaba equipado sólamente con clase turística.


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