Artículo de mi autoría, publicado en La Nación de Guayaquil el jueves 30 de enero de 2025.
No me gusta el pan guardado. Hay pocas cosas que me gusten menos, con la sola excepción de que me lo vendan por recién horneado. Por ello procuro entregar un artículo fresco, a tono con las coyunturas que vamos pasando. Asimismo, evito –en la medida de lo posible– hablar de política (puede a veces ser muy controversial) e intento escribir acerca de temas que afectan a la comunidad. Aquello, sin embargo, no siempre es posible: el hombre es ante todo un animal político, y no puede abstraerse de lo que significa la vida en sociedad.
Quizá en política, suceda algo parecido: hay veces que los actores hacen lo que les viene en gana y se pasan por el forro lo que dice el ordenamiento jurídico. Eso nos hace retornar a lo viejo, a lo que ya vivimos y no queremos que vuelva; ello sabe, otra vez, a pan guardado… Lo sorprendente es que la Corte Constitucional no se inmute ni diga nada: hace mutis por el foro. Por eso, coincido con lo expuesto por un vecino de columna: si el vicepresidente ha sido elegido para, primordialmente, reemplazar al presidente, no se lo debe mandar de viaje para que cumpla encargos cuando justo debe hacerlo. Y tampoco se lo puede nombrar para otros “cargos” pues ya tiene uno, y eso de tener más de uno no está permitido por la ley.
Medito en ello al recordar la exposición, de hace pocas semanas, de un ex presidente, quien hace, en ocasiones, de “zahorí” por sus palabras sabias; y a quien, con poca justicia, hoy se lo acusa de malintencionado. Lo único que él ha hecho es sugerir que se actúe con dignidad, ponderación y prudencia. Lo suyo, aunque pudiera parecer una crítica, ha sido advertir al entorno presidencial de los riesgos que pudieran estar involucrados… Hay quienes piensan que Hurtado ha actuado como político y no como un estadista; yo pienso exactamente lo contrario. No solo eso: creo que quien ha actuado como político ha sido el presidente…
Con lo anterior, no quiero decir que esté a favor de los detractores del mandatario ni que no comprenda lo difícil e intrincado de la absurda situación en que “solito” se ha metido. En tal sentido, creo que su inusitada arbitrariedad es en cierto modo comprensible, no solo porque su binomio ha terminado pareciendo una mujer ordinaria, y hasta comportándose como un personaje innoble y desaprensivo; sino que ha amenazado con estropear el legado de quien la escogió; y, sobre todo, ha tratado, con su torva actitud, de contradecir los motivos por los que el presidente fue elegido por el pueblo… y por los que Noboa la habría escogido.
Por lástima, el presidente no parece tener un respaldo adecuado. No parece haber actuado como un demócrata; se ha amparado en triquiñuelas cuando lo establecido, en referencia a sus atribuciones, era claro. Además, es evidente que trata de mantener a la vicepresidente lo más lejos posible, precisamente para que no pueda cumplir con su función esencial, que es la de estar lista para suplirlo. Ante ello, parecen ridículas e inelegantes sus contorsiones y desdoblamientos. Hoy quizá luzca tranquilo pero pudiera no estar debidamente asesorado: sus argumentos parecen descoordinados e incongruentes; muchos nos preguntamos si quienes lo aconsejaron están de veras calificados; si sus argumentos no son fraudulentos.
Ese juego de tinte mostrenco, que hoy pareciera mostrarse efectivo, no va por desgracia con la potestad presidencial; y aun si lo justificara, pudiera resultar torpe e inconveniente desde el punto de vista político. Sus consecuencias serían imprevisibles: ¿que tal si, a futuro, un grupo en la Asamblea (que por ahora, en forma misteriosa, quiere pasar desapercibido) mañana intenta interpelarlo y destituirlo, y el mandatario no logra articular una apropiada mayoría de respaldo? Ese sector solo tendría que probar que se habría arrogado funciones ajenas; o que quien lo hubiera reemplazado habría usurpado otras que no le competían… Hoy aquello parecería “pan guardado”; pero, quién sabe, quizá mañana quieran recalentarlo…

No hay comentarios.:
Publicar un comentario