22 abril 2025

Manual de etiqueta y urbanidad

En una entrada anterior me referí a Santo Oficio de la Memoria, incomparable saga escrita por Mempo Giardinelli. Esta novela no es solo un himno al recuerdo, constituye una acertada y formidable recopilación histórica. El título hace referencia a la famosa Inquisición española (1478-1834) que fuera fundada por los Reyes Católicos, que se inspiraría en otras instituciones europeas que funcionaron desde los inicios del siglo XII y que fuera autorizada, con una bula, por el papa Sixto IV. En España no había entonces libertad de cultos; la entidad se creó para –entre otras cosas– combatir otras creencias (en especial las de moriscos y judaizantes) y persiguió también a los “falsos conversos”. Hoy se la recuerda como una triste expresión de ignorancia y fanatismo. Su trayectoria en la Historia es una aberración, un ejemplo de lo que puede ser una mal entendida Fe…

Comento la obra de nuevo, a riesgo de ser cansino. En la novela sobresale un personaje que representa al linaje de su familia y es quien narra parte de su historia: es la abuela, la Nona, quien puede ser tan astuta e ingeniosa como impronunciable es su apellido: Stracciattivaglini. Nacida en los Abruzzos, es todo un personaje, proclama que “lo que importa no es tanto saber recordar como saber no olvidar”… Ángela es la truculenta, contradictoria y malévola matrona del clan; es quien exhibe sus alardes culturales y sus lecturas de los genios de su patria nativa: Virgilio y el Dante Alighieri. La Nona tiene una memoria prodigiosa; la aman o la odian; Ángela es supersticiosa y maniática. Ha convertido en rencor el dolor de haber dejado atrás a sus tiernos hijos…

 

Lectora compulsiva, la Nona opina sobre cualquier cosa; es  autodidacta, política y feminista (y hasta defensora de la mafia). Algo bebedora, de espíritu libertario, enamorada de lo grandioso, es sentenciosa e intransigente. Ha memorizado una referencia didáctica: el Manual de Carreño. Un poco torpe y grosera en el decir, ella lo convierte en su arma preferida, con ella tortura a su descendencia. Cita en toda oportunidad ese recurso que tanto admira.

 

¿Quién no escuchó alguna vez hablar del “Carreño”?... Ahora sé que era un extenso manual (tiene más de 300 páginas); su título completo es Manual de urbanidad y buenas maneras para uso de la juventud de ambos sexos. Contiene normas de cortesía: habla de puntualidad; de maneras para comer y saludar, de cómo ser amable y honesto, de cómo prestar atención y no hablar mal de nadie; de saber ser respetuoso y de saber pedir permiso. Contiene lecciones y consejos sobre cómo comportarse en lugares públicos y privados: en el hogar, la familia, la escuela y el trabajo. Se divide en “Deberes morales del hombre” y “Urbanidad”. Cada capítulo contiene lecciones aplicables a distintas situaciones. Está escrito en realidad por un ilustre venezolano…

 

Manuel Antonio del Rosario Carreño y Muñoz (Caracas, 1812 - París, 1874), fue un reconocido pedagogo, músico, escritor y diplomático. Con 41 años, ya publicó su Manual (no solo para varones ni solo para sus coterráneos, pues tuvo alcance universal). El Manual es un compendio de varias obras morales y religiosas de su siglo, muchas todavía vigentes. Pudo haberse inspirado en los trabajos de Lord Chesterfield, publicados en Inglaterra. En su introducción menciona a Madame Celnart y a su obra sobre las reglas a observarse en la buena sociedad; al Código de Urbanidad de Manuel Diez de Bonilla; al conde D’Orsay, autor de un Tratado sobre la Etiqueta: “La nobleza no está en el nacimiento, ni en los modales, ni en la elegancia: sino en el alma”, dice.

 

Erasmo de Róterdam ya había escrito una obra sobre las buenas maneras o modales llamada De civilitate morum puerilium (1530), donde mencionaba desde el comportamiento y uso correcto de los utensilios en la mesa, hasta el tipo de conversación que debía procurarse, de acuerdo al menú servido. Pero el Manual del caraqueño constituye una guía imprescindible y es una referencia obligatoria  de cómo comportarse en sociedad. Su obra todavía cobra actualidad, y no ha dejado de ser recomendada por su inimitable redacción y por su valor pedagógico y didáctico. A pesar de los tiempos que corren, el Manual promueve las buenas costumbres sobre el valor práctico en el que se escuda la mediocridad embozada tras la excusa de “la modernidad”...

 

Pero lo que pocos conocen es que este singular erudito, que estuvo a cargo de los ministerios de Relaciones Exteriores y de Hacienda de la República de Venezuela, fue en la realidad sobrino del reconocido mentor y formador Simón Narciso Carreño Rodríguez, mejor conocido como Simón Rodríguez, quien fuera, a su vez, maestro del Libertador Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco (1783-1830), militar, estratega y político venezolano, verdadero héroe y artífice de la emancipación americana.


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