Es ella una mujer dedicada, pudiera decirse que le ha empezado a sonreír un justo, aunque tardío, reconocimiento. Venía ella de uno de esos viajes breves y repentinos que hace; contaba que tuvo “full presentaciones”, que es cuando caí en cuenta que antes ya había dicho que había terminado “full ocupada”. Por coincidencia, en los últimos días, venía yo advirtiendo que esa misma palabra (ese full inglés, que significa lleno y, en ocasiones, bastante) parece haber dejado de ser feudo de la juventud para ubicarse también en el habla de los adultos...
Hasta que
sucumbimos a la hegemonía del tabaco con filtro y, por lo mismo, a la del Marlboro, en el país
se vendía principalmente Lucky Strike y Chester (Chesterfield). Aunque en menos escala, también se expendía King y un
tabaco negro, algo menos elaborado, llamado Full Speed. Este era un cigarrillo más fuerte: estaba orientado a los sectores populares
o, quién sabe, a los buenos y más redomados fumadores. Su nombre iba acompañado
de un velero: proclamaba una marca que insinuaba un viaje realizado “a toda”,
es decir (para esos tiempos) “a toda velocidad”. Sí, hubo también un “interinazgo”: el de los Kent y Camel, el de los Raleigh y Winston-Salem, o el de los Parliament
y los Kool. Muchos, la mayoría,
aprendieron ese nuevo verbo: el de “marlborear”.
Yo prefería solo fumar Kool… 
Pero no es que entonces full fuera una palabra extraña; ya muchos la utilizaban y, quienes no, por lo menos la entendían: decían “estoy full” si se llenaban o “a full” si estaban ocupados. No solo eso, full era una suerte en el juego de la baraja (el poker) que implicaba tener tres cartas de una misma denominación y una pareja distinta. Hoy, sin embargo, parece que el término ha resucitado. Y ha regresado como un vocablo ubicuo, que se lo usa por todas partes, e incluso sin ton ni son. Es, vaya, un estribillo: una muletilla; y, si a alguien le molesta: con el riesgo de convertirse pronto en una cantaleta… Para todo sirve, es un auténtico comodín (“te conviene full”).
En días pasados, mientras visitaba un café, me fue inevitable escuchar una conversación. Lo hice “sin querer”, pero pronto me interesé. Lideraba el coloquio un jovenzuelo que utilizaba o, más bien, sobre-utilizaba el empedernido y obcecado terminajo. Cada que lo usaba, yo presto intuía (o procuraba intuir) con qué sentido era que cada vez lo usaba o trataba de utilizar. Hablaba él de lo ocurrido en algún público espectáculo. Este es el resumen de los varios significados que yo, en forma disimulada, acuciosamente barrunté: lleno, completo, completamente, ocupado, en gran cantidad, bien (como en bien tonto) o bastante más. En fin, genuina habla juvenil…
En definitiva, y a manera de resumen: full es un anglicismo que ya no solo significa que algo está lleno o completo (su sentido en el inglés) sino que, entre otros propósitos, se lo utiliza también como intensificador: tiene full extras, está full acostumbrado. Así, usado como perífrasis de intensificación equivaldría a bien o a muy, como en full apurado o full caliente. Aunque, en este caso, suele respetar su origen inicial en el inglés: nadie diría full poco o full vacío. La palabra full, en inglés, vendría del antiguo germánico gol; y este, del latín plenas (nuestro “pleno”, en castellano) y del griego plērēs. También pudiera ser utilizada para reemplazar al adverbio muy: they knew full well; pero nadie diría algo como: I’m full busy, o: she is full nice…
Por otra parte, y ya que estamos en ello: full en inglés quiere decir lleno pero nunca ocupado (mucho menos muy ocupado), que se diría: busy, packed o (coloquialmente) jam-packed. En resumidas cuentas: pudiera estarse empleando como locución adjetival: estoy a full (como en “estoy muy ocupado”); o como locución adverbial: hay que vivir a full (vivir hasta el límite); o, como adjetivo si conserva su valor original: estoy full (lleno), el tanque está full.
De mi revisión del Diccionario de Americanismos, puedo colegir que estos no solo serían usos coloquiales de la región (Venezuela, Colombia o, incluso, Perú), sino de muchos otros países. E, incluso, de España, pues una fundación (Fondéu) recomendaba hace poco, emplear de preferencia las voces o locuciones equivalentes en castellano. Aquí van algunos ejemplos de la utilización de full en nuestros países: estoy trabajando full time (con dedicación exclusiva): siento full calor (en reemplazo de muy o mucho); o, hubo full gente o full cerveza (con el significado de abundante); o, disfruté full (con el de plenitud)… Como se darán cuenta, todo esto “está de locos”, expresión que, como las anteriores, también parece habernos llegado por influencia de la televisión o debido a esa rara manera de hablar, que hemos aprendido a escuchar en el habla de nuestros hijos. Está full de locos, tal vez dirían ellos…
 
 
 
 

 

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