05 septiembre 2025

Los mapas y sus distorsiones

Desde niño me dejé cautivar por dos asignaturas que representaban las dimensiones que marcan nuestra vida: el espacio y el tiempo: eran la Historia y la Geografía. Pronto habría de darme cuenta de que la una afectaba a la otra. Por su parte, la historia de la cartografía estaría llena de mapas y otros elementos que tratarían de reflejar la superficie de la Tierra. Su desarrollo, desde el siglo XV, ha sido la historia de un continuo proceso de mejoramiento técnico. Desde entonces, hasta buena parte del SS XIX, el interés por los mapas provino de diversos sectores; a partir del SS XX, la cartografía soportaría un cambio de paradigma: tendría una carga ideológica.

Temprano el hombre advirtió que había situaciones que regresaban o se repetían. Pronto ideó rutas para satisfacer sus intereses: como buscar agua o ir de caza. Los primeros mapas replicaron unas regiones rodeadas por agua: el Mediterráneo. En el SS VI a. C., Anaximandro usó el Sol para determinar la latitud. En el 310 a. C., Piteas ya navegó entre Cádiz y Gran Bretaña; sus notas ayudarían a Claudio Ptolomeo a elaborar el primer mapamundi en el SS II; él se apoyaría en las referencias de un fenicio, Marino de Tiro, que fue el primer hombre en usar una cuadrícula. Ya los babilonios (en el 2300 a. C.) habían elaborado los primeros mapas de que se tenga noticia. Tales de Mileto produciría el primer mapamundi: su Mundo era un disco que flotaba sobre las aguas…

 

En el SS III a. C. Aristarco prefiguró ya el sistema heliocéntrico; más tarde, Eratóstenes propondría que la Tierra era esférica: fue el primero en crear un planisferio con coordenadas (usó paralelos y meridianos). Posteriormente, se idearían rutas, recorridos de viaje o periplos, que impulsarían el comercio y las conquistas militares (lo propio sucedía en la civilización china). Entonces, los mapas estaban influenciados por la Biblia, Jerusalén se ubicaba en el centro, y el Paraíso se situaba en el Este. En el  SS XII un tal Al-Idrisi hizo un mapa con las partes conocidas de África, el Índico y Extremo Oriente. En el XIII se aplicaría ya la brújula y se dibujarían portulanos con cursos basados en la Rosa de los Vientos. La era de los descubrimientos se apoyó así en los mapas antiguos.

 

El máximo exponente de la época dorada de la cartografía sería el flamenco Gerhard Kramer (1512-1594). Como su apellido significaba mercader, lo latinizó y cambió por Gerardus Mercator. Entonces los mapas eran secreto de Estado; luego, los avances en los dispositivos mecánicos como la imprenta, el cuadrante, el sextante, el telescopio, permitirían la creación de mapas más precisos y la posibilidad de efectuar reproducciones más exactas. En los últimos tiempos han aparecido técnicas como la litografía o el grabado, o la invención de muchos nuevos aparatos, como pantallas, plóters, impresoras, escáners, procesadores de imágenes o softwares con bases de datos.

 

Cuando me hice piloto conocí de las proyecciones usadas en las cartas de aeronavegación; las principales eran dos: la conforme o cónica de Lambert; y la cilíndrica o transversal de Mercator.  Hoy hay nuevas y diferentes proyecciones pero todavía ninguna es perfecta. El problema que subsiste es que todas mantienen algún tipo de distorsión. Las últimas buscan un balance: la de Robinson (fines del SS XX) ha sido mejorado por la de Winkel-Tripel; por ello, hace falta escoger la que mejor funcione, dependiendo de la necesidad. La recomendación para los mapamundis sigue siendo no utilizar ninguna proyección de tipo rectangular, como las de Gall-Peters o la de Mercator.

 

Gerardus Mercator fue hijo de un zapatero; ideó su proyección en 1569; su invento ha sido de enorme ayuda para la navegación en general y ha servido de modelo para los futuros mapamundis: su proyección es muy precisa para las figuras locales pero distorsiona los tamaños cuando las figuras terrestres se alejan del Ecuador. Su mérito es que facilita la navegación sobre la base de mantener rumbos constantes; pues, aunque respeta la forma, no considera el tamaño de los cuerpos terrestres. Con su invención trasladó el mundo tridimensional a una superficie plana bidimensional. Fue el creador del término Atlas para significar una colección de cartas o de mapas diversos.

 

Una de las mayores distorsiones en las cartas Mercator es Groenlandia, que aparece como si tuviera el tamaño de África (en realidad es 14 veces menor). La isla tiene una extensión total de 2’175.6 km², mientras que el continente 30’221.5 km². Si sabemos que Ecuador tiene 283.5 km², tendremos que Groenlandia sería solo 7.5 veces su tamaño, mientras que África lo sería unas 106. En África hay países que son más extensos que Groenlandia; ahí están: Argelia, con 2’382 km²; o, República Democrática del Congo, con 2’345 km². En realidad Groenlandia es apenas más extensa que los territorios de Quebec, Terranova y Labrador reunidos (1’950 km²). Como se ve, ni es tan grande ni tan impresionante como alguien se ha estado imaginando…


Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario