“Quien nada conoce, nada ama. Quien nada puede
hacer, es que no ha comprendido nada. Quien nada comprende, nada vale.” Teofrasto Felipe Paracelso. 
Se llamaba Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim. Había nacido en Zúrich-Suiza (1493-1541); se lo reconoce como padre de la farmacología. Alquimista, sanador y astrólogo, fue conocido como Teofrasto Paracelso o Paracelso. Usó substancias químicas y minerales para curar varias dolencias; se lo considera también padre de la toxicología. Con tan complicado nombre, no extraña que haya tenido que latinizarlo: Teofrastus Paracelsus.
Este nombre, Paracelso, lo escogió él mismo; significa “igual o semejante a Celso”. Celso fue un curador romano del siglo I (25 a. C. a 50 de nuestra era); lo conocían como el “Hipócrates latino”, había hecho avances en temas como la dieta, la farmacia y la cirugía. Aulus Cornelius Celsus, en latín, fue un enciclopedista, escritor y –tal vez– médico, aunque no hay evidencias a este respecto; nacido en la Galia Narbonense. Habría sido un escritor elegante, su obra se perdió hacia el final de la Edad Media. Se especula que solo escribió un tratado de medicina.
No digo que Paracelso fuera un “galeno” porque este título solo se usó después de muerto Claudio Galeno Nicón, simplemente conocido como Galeno de Pérgamo (129-216 AD); este fue un influyente médico, cirujano y filósofo griego del Imperio Romano, cuyas obras dominaron la medicina occidental por más de mil años. Hoy a los médicos y a algunos profesionales de la salud también se los conoce por “facultativos”: se llama así a quienes están legalmente autorizados para prescribir medicamentos, prótesis y otros productos sanitarios.
Pero sigamos con Paracelso: fue un adelantado a su tiempo, aunque se ganó enemigos y obtuvo fama de mago… Dentro de sus aportes a la medicina se cuentan la descripción de las enfermedades pulmonares causadas por la inhalación crónica de polvo; el descubrimiento de la relación entre cretinismo y bocio; el empleo del hierro y otras sustancias inorgánicas en la terapéutica. Introdujo la noción de las enfermedades metabólicas e ideó ciertas sustancias químicas con fármacos específicos. Discrepaba con la idea que entonces estuvo en boga: que la cirugía era una actividad marginal que debía encargarse al cuidado de los barberos…
En fin, dicen también que era alquimista (alguien con una visión mística de la realidad); creo que además de sus aportes a la medicina, su gran legado pertenece a la filosofía. Aquí van unas pocas reflexiones: “La suerte no existe, el destino depende de los propios actos y pensamientos”; “Cuando el alma está limpia, todo sale bien”; “Uno, jamás debe creerse solo ni débil. El único enemigo a quien se debe temer es a uno mismo”. “El miedo y la desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas energías y con ellas el desastre”.
Arriba, en el epígrafe, se compendia uno de sus conceptos: el éxito de la educación no solo consiste en edificar más escuelas, disponer de mejores planes de estudio o mejores docentes: se trata de que quienes aprenden sepan comprender. Esta noción trata hoy de aplicarse en aeronáutica. Es el CRM, o Crew Resource Management, acrónimo cuya primera letra ha variado de significado a través del tiempo: Cockpit, Cabin crew o Company...
Famosas y muy conocidas son las llamadas Siete Reglas de Paracelso:
1. Lo primero es mejorar la salud;
2. Desterrar absolutamente del estado de ánimo, por más motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza;
3. Hacer todo el bien posible;
4. Olvidar toda ofensa, más aún: esforzarse por pensar bien siempre;
5. Recogerse todos los días, por lo menos media hora, en donde nadie pueda perturbar;
6. Guardar silencio de todos los asuntos personales;
7. Jamás temer a los seres humanos, ni dejar que nos inspire sobresalto la palabra “mañana”.
“Es preciso dominar los sentidos; huir de la autocompasión y de la vanidad. La una sustrae fuerzas y la otra las paraliza”. La frase "La dosis hace el veneno" proviene también de Paracelso. Significa que cualquier sustancia puede llegar a ser tóxica si se la consume en cantidades inadecuadas o excesivas.
 
 
 
 

 

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