25 febrero 2011

Another day in paradise

Ha escuchado alguna vez esa canción de Phil Collins, querido lector amigo? Sí, sí, ésa misma. Ésa, cuya versión instrumental la tocan Richard Clayderman o James Last; ésa misma que la cantan, en parecidas versiones, Brandy o el mismísimo Rod Stewart. Habrá notado que no se trata de una canción romántica; aunque, claro, es tan contagiante su ritmo y tan pegajosa su repetitiva melodía, que nos parecería que lo fuera… Mas (mas sin embargo, como dirían en México): no, no es una canción que habla, como casi todas, del amor, del reencuentro afectivo, del regreso de la amada o de la inminente felicidad… 

“Otro día en el paraíso” es, más bien, una canción de contenido social, un reclamo a la comunidad, una proclama en la búsqueda de la humana sensibilidad. En fin, es un recuerdo de que eso de “la fortuna de tener fortuna”, no siempre es nuestro mérito, no siempre es mérito propio. Porque no tener que pasar frío o hambre, o no tener que preguntar dónde podemos ir a dormir, no siempre es algo que nos merecemos, aunque solo atinemos a escudarnos en la otra muletilla de que todo eso, “tampoco es nuestra culpa”… Pienso que lo que importa de esas cosas de la vida, no es la abyección de la realidad de la condición humana; lo que realmente importa es lo que estemos dispuestos a hacer para poder ayudar a los demás! 

Si no hacemos nada, podemos creer que, claro, no ha pasado nada (vaya, qué cómodo consuelo!); pero, si optamos por hacer algo, podemos crear, o hacer más fácil, la felicidad o, por lo menos, la comodidad ajena: habremos hecho algo por hacer más fácil la vida del prójimo (palabra antigua que va entrando en desuso); y por hacer más llevadera la vida de los demás. Entonces habremos regalado un día en el paraíso para aquellos que sufren; y habremos ganado también un día en el paraíso, si es que creemos en recompensas que no son terrenas; o, lo que es más valido e importante: habremos ganado el paraíso de un día que regala la personal satisfacción de haber podido ser útil, la sensación gratificante de haber ayudado a mitigar las tribulaciones de alguien más. 

Es éste un llamado a la solidaridad humana? Talvez. Es una invitación a arreglar los problemas del mundo, con solo ofrecer una ocasional limosna? No, jamás! Es que, los problemas del mundo no se circunscriben a la chica con ampollas en los pies, que no tiene qué comer, ni dónde ir a dormir, y que pide ayuda al tipo que finge no mirarla y que silva al cruzar la calle… El drama del mundo no está en que hay problemas angustiosos e insolubles, o en que hay todas esas sórdidas desigualdades. La verdadera tragedia está en que hemos ido aceptando, en que nos fuimos acostumbrado a pensar, que esas son realidades ajenas, que no son de nuestra incumbencia, porque solo son circunstancias de los otros, que solo afectan a los demás! El problema está en que, al no querer dejarnos influenciar por la tragedia ajena, optamos, sin embargo, por vivir como que nada pasara, como si se tratase de algo normal, de “otro día más en el paraíso terrenal”!

Con la cantaleta de que “la caridad empieza en casa”, no hemos querido ni siquiera salir de casa; no se nos ha ocurrido sacar afuera nuestras propias narices para pensar en los demás. Esto, sin contar con que muchas veces tampoco es necesario salir de casa para ayudar a quienes necesitan y están más cerca, como nuestros propios empleados, y como todos aquellos que son testigos, con frecuencia, de nuestra no siempre merecida comodidad. No, no se trata de que resolvamos con dinero los problemas que no son nuestros; a veces, una voz de estímulo, afecto o esperanza puede lograr mucho, mucho más! 

Sí, es para pensarlo dos veces: puede ser otro día, para usted y para mí, en el paraíso terrenal! 

La gran tragedia del mundo no está en la gente descalza que sufre por sus ampollas en los pies; el drama de la humanidad está, más bien, en las ampollas que no se exhiben, pero que lastiman la conciencia de esa entelequia incierta que mal llamamos “humanidad”. Porque la humanidad se ha deshumanizado. Y nuestras sociedades han pasado a creer que cumplen su deber, con entregar su voto “democrático” a un nuevo gritón que sin ideas, y eventualmente, sin buenas intenciones, promete a los cuatro vientos que conoce los problemas, que tiene el secreto y la fórmula mágica para su resolución y que en un santiamén, todo lo va a arreglar! Sí, la persistencia de la miseria no es solo responsabilidad de quienes hacen la política. Es culpa también de la ausencia de un compromiso general para participar en la solución de esos problemas. Es culpa de que, a nuestro espíritu avaricioso, se suma una grave ausencia de sentido solidario y de comunidad… 

El problema con el mensaje de algunas canciones está en que nos resulta tan hermosa su melodía, que nos contentamos muchas veces con el tarareo y que descuidamos su provocación. Se nos hace tan agradable el ritmo que no le ponemos atención a su verdadera intención. La música no siempre intenta agradar solo a nuestros oídos; busca también invitarnos a una necesaria y activa reflexión! Nada tan hermoso como cuando el tarareo da paso a la meditación! Sí, es para pensarlo dos veces: puede ser otro día, para usted y para mí, en el paraíso terrenal! 

 Chicago, 25 de Febrero de 2011


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1 comentario:

  1. Buen día, hoy aunque a casi dos años de haber sido publicado este comentario, cabe resaltar que con cierta tristeza en mi persona, es increíble darme cuenta que existen temas de gran trascedencia que a pesar del tiempo y la distancia nos afectan por igual, como bien dice mi estimado reflexionista del tema anterior, no puedo dejar de expresar lo que es una realidad de vida en el día a día, hemos caido en un concepto de vida muy acomodado o en el que simplemente nos dejamos de preocupar por mejorar, simplemente comtemplamos y aseguramos un sustento diario, pero nos olvidamos que hay un mandato divino que es el de amar a nuestro prójimo, no quiero caer en discusiones ambiguas y con sentido politico o religioso, simplemente es observar con atención lo que una simple melodía puede provocar, si se encausa de una manera adecuada, casi 25 años han pasado desde que esta canción vio la luz....pero hace miles y miles de años, en los que vivimos en decadencia en esta mal llamada sociedad, donde se derrumba y no sólo gracias a los problemas de índole financiero/económica, si no también a nuestras indiferencias como seres pensantes.

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