17 junio 2017

Algo de veras patético

Comentaba Jorge Oramas, en su último artículo en el diario "El Universo", que la experiencia posterior al poder, para un personaje político, puede resultar desconcertante, especialmente si este no cuenta con la suficiente inteligencia emocional para comprender los desafíos de esa su nueva etapa. Al hacerlo, Oramas recordaba una interesante frase de un ex-presidente de los Estados Unidos, John Quincy Adams, quien, poco antes de entregar el poder habría expresado que: "No hay nada más patético en la vida que un ex-presidente".

Creo que el columnista hacía ese comentario, en referencia al inopinado deseo de protagonismo que exhibe un pasado mandatario que, en uso de su derecho a opinar, llama a sus artículos periodísticos "editoriales", desconociendo tal vez que no se escribe editoriales por el solo hecho de hacerlo en la página editorial. Un editorial es, por definición, un artículo que representa la opinión de ese medio, pues traza su línea editorial; a veces lo escribe el director, aunque está encargado a un funcionario conocido como "editor". Quien escribe un artículo de opinión es un articulista. Y, si mantiene una columna, puede ser considerado como un columnista.

Esto del "patético", contenido en la frase atribuida al estadista americano, es un adjetivo no siempre bien entendido y realmente "abusado" en nuestro medio. Tengo la sospecha de que, en muchos de los casos, se lo usa con el sentido de dramático o, muy probablemente, para caricaturizar algo como "excesivamente típico". Alguien comete un grueso error, o actúa de una manera que provoca el ridículo, y entonces alguien viene y dice que el episodio o el autor del desaguisado merecen dicho calificativo. Pero no es así. Esto si resulta patético.

Según el diccionario, patético no es sino "algo que es capaz de agitar el ánimo infundiendo afectos vehementes, y en particular dolor, tristeza o melancolía". De este modo, no todo lo que nos resulte extraño o ridículo es necesariamente patético, aunque nos produzca risa o coraje. En suma, aquello que se juzga debe convocar a la pena, tristeza o melancolía. Ahí sí, y solo entonces, se torna en "patético".

Así, lo que sí me ha parecido patético, porque me produce pena y anima a la tristeza, es la información que trajo el mismo periódico, en días pasados, dando cuenta de que una nueva aerolínea, dedicada a vuelos "charter", va a proporcionar un novedoso servicio aéreo regular entre Nueva York y Guayaquil. De ser así, esto sí resulta patético, tanto en el sentido usado comúnmente como en el que recomienda la Academia (perdonen la ironía), pues una empresa que ostenta una concesión para efectuar vuelos charter, por definición, no está en condición de efectuar servicio aéreo regular o, lo que es lo mismo, vuelos con itinerario.

Pienso que esto es una tomadura de pelo, para las aspiraciones de quienes esperan un mejor servicio aéreo, con la ciudad de Nueva York. Es necesario recordar que los guayaquileños no han sido bien servidos en el pasado por la única aerolínea nacional, la empresa TAME; es más, esta compañía suspendió definitivamente el servicio directo que hasta hace pocas semanas ofrecía a ese destino. Hoy vuela únicamente desde Quito.

Es comprensible que al pasajero guayaquileño no le gusta hacer una escala, aterrizando en Quito, para continuar a Nueva York; y, especialmente, hacer una escala en Quito, en el vuelo de regreso. Primero, está el factor de la altura. A esto se suma la irregularidad de los itinerarios de vuelo; su experiencia le impulsa a pensar que, la mayoría de las veces, se van a producir retrasos en la escala intermedia. En forma adicional, ese pasajero tiene, además, la sospecha de que cualquier cambio imprevisto en el plan original de la compañía, pueda producir trámites inesperados de aduana en un aeropuerto que no es el de su destino. Está persuadido que el tratamiento que recibirá no va a ser el mismo.

Lo que Guayaquil espera es que una aerolínea reconocida -como cualquiera de las compañías norteamericanas que vuelan a Centro y Suramérica- diversifique su servicio y atienda las necesidades del puerto principal. Incluso, no deja de ser factible, que TAME revise su decisión e implemente frecuencias alternas (desde Quito y Guayaquil) en sus servicios hacia Nueva York. La empresa Dynamic Airways, que ha anticipado la realización de los vuelos, no es siquiera una operadora conocida en nuestro medio. La Autoridad Aeronáutica conoce que las empresas que realizan vuelos "no regulares" están exentas de ciertas exigencias y debe velar por la seguridad y regularidad de las operaciones aéreas.

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