21 junio 2017

Una crisis sin salida

Qatar es una pequeña península ubicada hacia el poniente del Golfo Pérsico. Tiene una forma un tanto extraña: parece un pepino de mar o, más bien, se asemeja a una tuna que le ha crecido a un cactus enorme constituido por la Península Arábiga. Su tamaño es similar al de la provincia de Loja o, si se prefiere, representa dos terceras partes de la provincia de Manabí. Cuando yo lo conocí, hace solo veinte años, tenía una población de medio millón de habitantes. Hoy esa población se ha quintuplicado; sin embargo, sólo un quince por ciento son "qataris" o nacionales. El resto son expatriados.

Manda en Qatar un emir con el título de "sheikh", en este caso uno de la familia Al Thani. Qatar es una monarquía hereditaria. Y, al igual que Arabia Saudita, y sin ignorar la diferencia de tamaño, es también un reino, en este caso gobernado -como en el caso de la Casa de Saud- por la Casa de Thani. Los qataris son musulmanes, en su mayoría sunitas; y tan opulentos que, en términos de ingresos per cápita son probablemente los ciudadanos más ricos del mundo. A fin de cuentas, este emirato conserva el quince por ciento de las reservas del petróleo mundial. Dice la Wikipedia que Qatar es una monarquía absoluta o constitucional. Lo que usted prefiera...

Los qataris, obviamente, no siempre fueron ricos. Y hoy les pasa lo mismo que a todos los nuevos ricos; esto es, que casi siempre anteponen su capricho y que no saben qué quieren hacer con el dinero. Hace poco, por ejemplo, emplearon un "efectivo" cabildeo y lograron que la FIFA resuelva que este diminuto país se convierta en la sede del campeonato mundial de fútbol a realizarse en el año 2022. Qatar dice que va a construir algo así como ocho nuevos estadios; pero, imaginen una provincia como Loja organizando un certamen que requiere alojar, atender y movilizar a un número tan considerable de gente. Realmente inaudito!

Pero hay algo en su política internacional que preocupa a gran parte del mundo y, sobre todo, a sus inmediatos vecinos: parece que la casa de Thani ha auspiciado o, por lo menos, ha financiado a ciertos grupos subversivos y rebeldes. Para hablar sin eufemismos: ha ayudado a los terroristas de Medio Oriente, especialmente a ciertas organizaciones empeñadas en crear el caos en el mundo, a pretexto de que quieren llevar a cabo su "Yihad" o Guerra Santa. Además, se culpa a Qatar de promover esa errática forma de Islamismo, por medio de una cadena de televisión: Al Jazeera.

En días pasados, y conminados por los Estados Unidos, los vecinos de Qatar, propiamente Egipto (que no comparte fronteras), Bahréin, Arabia Saudita y Emiratos Árabes, decidieron acordar un bloqueo a su espacio aéreo que va, materialmente, a mutilar sus hasta hoy florecientes comunicaciones aéreas. En efecto, hace tan sólo un cuarto de siglo, este rico emirato decidió crear y desarrollar una poderosa y moderna aerolínea que hoy vuela a ciento cincuenta destinos internacionales y que, asimismo, cuenta con una flota formidable, nada menos que doscientos modernos aviones: se llama Qatar Airways.

Como decíamos antes, Qatar no fue siempre un país rico. Hubo tiempos en que vivía de la pesca y especialmente del comercio de las perlas marinas y de la búsqueda de una concha de la cual obtenía un producto inapreciable: la púrpura (tintura que, como puede imaginarse, es precisamente de color púrpura). Ha sido gracias al descubrimiento de sus fabulosas reservas de petróleo (1939) que se ha convertido de golpe en un estado con ingresos tan ingentes como apreciables. Pensar que los qataris se dedicaban hasta hace no mucho a producir aquella tintura y que de ese nombre ha devenido el de esos lugares donde lavan y planchan las prendas de vestir: las llamadas "tintorerías"; sitios que, como todos sabemos, ya no se encargan de cambiar -necesariamente- el color de las prendas a uno distinto al que antes tenían...

Lo cierto es que debido a esta delicada crisis internacional, la Casa de Thani se encuentra en un momento de encrucijada en su joven historia como nación. Las circunstancias políticas y diplomáticas han querido, esta vez, que la encrucijada no sólo sea histórica sino también geográfica. Su única probable alternativa es la asignación de un corredor aéreo que, de todos modos, alargaría los tiempos de vuelo de su aerolínea estrella a situaciones nada recomendables. A menos, claro, que efectúe una promesa y una declaración urgentes que tranquilicen y satisfagan a sus vecinos, convertidos por el momento en sus virtuales secuestradores. ¡Sí, el tiempo lo dirá!

Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario