14 junio 2017

¿Un sueño olvidado? *

* Tomado de AeroTime, con mi traducción y edición.

El mundo es cada vez más pequeño. Las autopistas y los trenes de alta velocidad han abarcado gran parte del globo. El espacio aéreo, allá arriba, también está saturado con sus numerosas rutas. Los fabricantes y las aerolíneas han entrado en competencia para ofrecer a los pasajeros la mejor de las experiencias; sin embargo, quizá uno de los más grandes anhelos -disminuir el tiempo que se consume en vuelo- hoy parece olvidado.

Los rusos fueron los primeros en iniciar los vuelos supersónicos con el Tu-144, que tuvo su vuelo inaugural el último día de 1968. En 1969 el Tupolev efectuó su primer vuelo con carga y en 1977 unos pocos vuelos con pasajeros. No obstante, en 1985, luego de dos trágicos accidentes, sus vuelos comerciales fueron cancelados.

Mientras tanto, en 1976, siete años después de su primer vuelo, el famoso Concorde, que había nacido de la cooperación franco-británica, realizaba su primer vuelo comercial entre Londres y Washington. Le tomó algo menos de cuatro horas llegar al otro lado del Atlántico.

El Concorde fue un proyecto lanzado a principio de los cincuentas, era una iniciativa de Francia e Inglaterra, animada por el deseo de fortalecer los nexos entre dos vecinos que tenían sus diferencias. La genial tecnología del avión, con su super-angosto fuselaje y su largo y puntiagudo morro, era capaz de albergar hasta cien pasajeros y alcanzar Mach 2.04 (más de dos veces la velocidad del sonido). El Concorde efectuó viajes por casi cuatro décadas, hasta octubre de 2003, cuando el último de esos aviones levantó vuelo para ser estacionado más tarde en un museo en la ciudad de Bristol.

¿Ha terminado la historia de los vuelos supersónicos? Menos de una década después del último vuelo del Concorde, un grupo de anteriores ejecutivos de la firma ha creado el Club Concorde: sus miembros están convencidos de la factibilidad de hacer volar al Concorde nuevamente. El club tiene disponible un fondo de 120 millones de libras esterlinas, e intenta utilizar ese dinero para adquirir el jet que se encuentra en exhibición en el aeropuerto de Le Bourget en Paris. Cuando esté listo, se espera que el avión sea usado para shows aéreos, eventos especiales y vuelos charter. A manera de celebración, el club espera efectuar un vuelo de conmemoración, para honrar los 50 años del primer vuelo del Concorde, que se ha programado para 2019.

En estos mismos días, varias compañías procuran desarrollar nuevos jets supersónicos para efectuar vuelos comerciales. Ellas difieren en el diseño, aunque coincidan en ciertos criterios, pero todas tratan de superar los inconvenientes de las pasadas experiencias para hacer los vuelos más factibles.

Por ejemplo, NASA, en conjunto con Lockheed Martin, está desarrollando uno de sus aviones X. Una preocupación especial es reducir el estallido sónico y hacer del aparato un jet amigable con el ambiente. Aerion de Reno, Nevada, establecida en el 2002, ha invertido más de US$ 100 en estudios y desarrollo relacionados con tecnología supersónica. El jet de negocios AS2 estaría en condición de volar a Mach 1.5. Sus características distintivas son alas más cortas, fuselaje más largo y la utilización de tecnología supersónica laminar de flujo (SNLF), que permitiría menos consumo y mayores distancias con significativas reducciones de fricción y resistencia. El Aerion, no obstante, solo llevaría entre 8 y 12 pasajeros; aunque promete mayor comodidad.

Otro prototipo, el XB-1, sería capaz de alcanzar Mach 2.2, lo que significa volar desde Nueva York a Londres en 3.5 horas. El avión volaría a 60.000 pies de altitud y los pasajeros tendrían la oportunidad de apreciar la curvatura de la tierra. La compañía espera tener su primer vuelo con pasajeros para principios de la próxima década. El XB-1 está diseñado para acomodar 45 asientos y su constructor, Boom, espera un consuno de combustible similar al de los vuelos subsónicos; lo mismo con relación a las emisiones. La ayuda de alas delta más refinadas obtendría una reducción en la resistencia y el tercer motor en la cola aliviaría el ruido en los despegues. Boom espera ofrecer una versión de jet privado y anuncia que los pasajes comerciales pueden llegar a ser tan baratos como $ 5000 en un vuelo de ida y vuelta entre Londres y Nueva York.

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