04 junio 2017

Las distorsiones del espejo

He leído en alguna parte, que los presocráticos sostenían que el origen de la filosofía no era otra cosa que el asombro. Y no es que esté en ánimo de ponerme "filosófico", pero quizá sea por este mismo motivo que medito en que nada me deja más asombrado y perplejo, como cuando reconozco que hay gente que está lista para comentar, e incluso para juzgar, de cosas que ignoran o desconocen.

Así me entero que un periódico británico, el Mirror de Londres, ha dado cuenta -hace alrededor de un año- de un incomprensible error de programación, en un vuelo de AirAsia que, habiendo salido de Sydney-Australia con destino a Kuala Lumpur, la capital de Malasia, habría terminado en Melbourne, ubicado hacia el sur-occidente del aeropuerto de origen, por un supuesto error de inserción de datos. El fallo se había producido, según el Mirror (El Espejo), debido a un error de programación al introducir las coordenadas del aeropuerto de destino.

El rotativo comenta que el fallo puso al vuelo 11.000 kilómetros fuera de su objetivo. Para empezar, y en el ánimo de ser rigurosos, la distancia que existe entre Kuala Lumpur y Melbourne es tan solo de 3.400 millas, es decir algo más de 6.000 kilómetros (casi la mitad del supuesto error cometido). La información señala que el piloto, al no poder regresar a Sydney, por causa del mal tiempo, aterrizó en Melbourne dos horas después.

Pero sucede que un error de ese tipo es no sólo improbable, sino también imposible de que ocurra. Y para esto, quienes escriben acerca de estos supuestos episodios, probablemente no conozcan que los pilotos insertan la ruta con un cierto protocolo que hace imposible este tipo de equivocación. La inserción de los datos no es antojadiza o arbitraria, esta depende de lo que la oficina de despacho haya escogido como ruta del vuelo y haya notificado a los pilotos a través del plan de vuelo computarizado (CFP), el mismo que indica un número de ruta, o la trayectoria por medio de aerovías, que debe seguir el vuelo pertinente.

En segundo lugar, es indispensable que uno de los pilotos confirme con el otro la ruta de vuelo, justamente para evitar ese tipo de errores de programación. Aun en el caso no consentido de que un segundo piloto no haya participado en esa inserción de datos, este está obligado necesariamente a confirmar lo insertado (cross check), sobre la base de comprobar ciertos aspectos complementarios como son la distancia total de la ruta, el viento pronosticado, y tanto el tiempo estimado de vuelo como el consumo anticipado de combustible.

En esta programación, es importante recalcar que es fundamental insertar la identificación de los aeropuertos de salida y de destino; esto se realiza con su identificación OACI, de cuatro siglas, no con las coordenadas geográficas, justamente para eludir la posibilidad de equivocar la ubicación de los aeropuertos. Cabe señalar, además, que los pilotos, por lo general, utilizan una buena práctica operacional y comprueban en su pantalla digital (PFD) la correcta orientación de los tramos de la ruta, así como la ubicación de los puntos más destacados de chequeo o las facilidades de navegación más importantes.

En este contexto, es posible que los pilotos cometan ocasionales errores de programación; además, es probable que no se ajustan a los parámetros de disciplina requeridos. Pero esto, aunque posible, es poco probable, por los protocolos que están impuestos y por el celo que se asigna a dicha programación. En el peor de los casos, si el tiempo es un factor, se inserta la parte inicial de la ruta y se deja pendiente la parte inconclusa para completar luego esa parte de la programación. Aun en el caso de que algún error pase desapercibido, la tripulación está entrenada para revertir a métodos básicos, y navegar sin utilizar el sistema gerencial de vuelo.

Por lo que parece, el escenario más probable no fue el comentado por el Mirror; lo más factible es que los tripulantes tuvieron un problema operacional o una falla técnica, decidieron regresar al aeropuerto de origen y tuvieron que desviar a Melbourne debido al mal tiempo. Quizá por ello, decidieron no declarar a sus pasajeros la verdadera razón de su regreso. Culparon a algún otro motivo. Y ese sí que fue un lamentable error!

Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario