23 julio 2017

Las abuelitas voladoras

Siguiendo con el mismo tema, tal parece que las declaraciones efectuadas por Akbar al Baker, CEO de Qatar Airlines, han causado gran revuelo y controversia. En medio de la posibilidad de que Qatar se haga de un diez por ciento de las acciones de American Airlines, el ejecutivo, muy suelto de huesos, ha comentado que las aerolíneas norteamericanas están servidas por "abuelitas". La crítica ha generado un monumental rechazo por parte de los gremios involucrados y también, nunca falta, por las organizaciones que defienden a las minorías.

De mi experiencia, puedo dar porfiado testimonio de que algo ha pasado, en los últimos veinticinco años, con el servicio aéreo en los Estados Unidos. Advierto que lo mío puede ser interpretado como una forma de prejuicio; esto, porque en mis casi veinte años de experiencia volando para aerolíneas asiáticas, pude apreciar el sorprendente e inigualable sentido de dedicación y excelencia de tales aerolíneas, superior inclusive al estándar europeo, tanto que año tras año son distinguidas invariablemente como las mejores por sus servicios.

Ese concepto, que hoy pondero, trasciende lo superficial; no sólo tiene que ver con la comida que se ofrece, o con todos esos implementos ("gadgets" los llaman) que crean la impresión de que el viaje es más corto y que lo vuelven placentero. Lo suyo es una formidable dedicación al detalle; en suma, se trata de una verdadera filosofía que empieza con el diseño de la página web, la forma de trato y comunicación, los servicios de chequeo y conexión, el cuidado que se pone en las necesidades y características del pasajero. Las principales operadoras asiáticas (excluyo a las de la China continental) han transformado en un arte el recurso comercial de convertir la experiencia de viajar en una oportunidad por satisfacer la expectativa del pasajero.

Conforme a cómo yo lo veo, no es que las azafatas americanas estén viejas, es simplemente que han perdido su motivación, han perdido su "drive"; no importa la edad que tengan, lo que cuenta es que no han desarrollado ese convencimiento de su razón de ser: mitad servicio y mitad celo por la seguridad. Esas auxiliares piensan que no hay razón para salir de su rutina y esforzarse. No se les ha ocurrido meditar que si están ahí es gracias a que existe alguien que paga su sueldo y ese alguien no es otro que su ocasional pasajero. Yo mismo he sido objeto de muestras de desdén y hostilidad. Un día volando en clase especial, y siendo el único pasajero en esa cabina, fui servido una bebida con una servilleta que no sólo había sido usada en forma previa, sino que tenía impregnado el lamentable residuo de una pegajosa goma de mascar...

De otra parte, es lógico que existan actividades en las que deban existir, si no restricciones, por lo menos condiciones para ejercitarlas si se ha cumplido una determinada edad. Es conocido que los propios tripulantes de cabina de mando, los pilotos, no pueden exceder el límite impuesto. Además, es importante que, aun sin haber llegado a ese límite de edad, cuiden de su salud y consecuente estado físico, para garantizar el satisfactorio cumplimiento de sus privilegios de vuelo. Se trata de un factor de aptitud física, más que de mera cronología. Hay, por lo mismo, que averiguar cuán aptos están esos sobrecargos para desempeñar complejas tareas en los casos inesperados que requieren de su agilidad y competencia para cumplir con lo esperado.

¿Son las declaraciones del ejecutivo qatarí sexistas o discriminatorias? ¿Son manifestaciones misóginas o de algún modo peyorativas? No necesariamente. Las principales empresas internacionales, en forma particular las que compiten con un extraordinario servicio, dedican enormes recursos para presentar una acicalada imagen, para seducir con tal recurso a sus exigentes pasajeros. Nada contradice dicho esfuerzo como una impronta de descuido, o la ausencia de un sentido de alerta, ágil profesionalismo y asertivo espíritu de responsabilidad.

Existen empresas asiáticas y europeas en las que los auxiliares de vuelo están conscientes de su temporalidad. De hecho, aquellos sobrecargos que no han sido promovidos a funciones de supervisión, o de mayor responsabilidad, duran menos de una decena de años en sus funciones. Esto lo saben con anterioridad. Del mismo modo, esta es una política laboral promovida por la empresa para asegurar el compromiso, esfuerzo indeclinable y dedicación de los auxiliares de vuelo a sus encomendadas funciones. No hay estigma en aquello del servicio; hay la persuasión y convencimiento de que para eso están, esa debe ser su razón de ser. Un tema muy delicado es este de la aviación; aquí, es impensable que se considere para las tareas de vuelo, a gente con características especiales, aquello equivaldría a amplificar otras formas de discapacidad.

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