16 julio 2017

Personajes y nomenclaturas

Lo hemos conversado. Existe en inglés un término que tiene una forma de doble sentido; o, mejor, que tiene un sentido ambiguo. Se trata del adjetivo "infamous". Ya he dicho antes que equivale a ser famoso, pero por equivocados motivos. Cuando busco la traducción del vocablo, los diccionarios me indican que quiere decir infame, vil, odioso o abominable; en suma, alguien de quien es mejor no hablar, una persona nada gloriosa o, como dicen ahora, alguien impresentable...

Un personaje un tanto "infamoso" fue el último presidente de la Real Audiencia de Quito, y que obedeció al nombre de Melchor de Aymerich y Villajuana, a quien la casualidad y la fuerza de las circunstancias quisieron que le tocara en suerte capitanear las tropas realistas cuando la histórica Batalla de Pichincha. Fue Aymerich quien habría de enfrentar a Antonio José de Sucre en la contienda que habría de sellar nuestra libertad. La historia lo recuerda como a un pudonoroso militar que no hizo sino cumplir con la misión que le estuvo encomendada; pero, ante todo, como el último mandatario de Quito en el período final de la Colonia.

Aymerich había estado a cargo de la Gobernación de Cuenca cuando se produjo el episodio liderado por Juan Pío Montúfar. Entonces, ejercía la presidencia de la Real Audiencia de Quito Manuel Ruiz Urríes, un anciano aristócrata mejor conocido como Conde Ruiz de Castilla, quien fuera arrestado por los patriotas luego de la proclama de agosto. A Aymerich le habría correspondido dedicar sus esfuerzos para recuperar el control perdido por los españoles. Estos serían méritos suficientes para que se le encargara de la presidencia en forma interina, en dos ocasiones distintas (1816 y 1819), mientras se designaba un reemplazo.

El rey había nombrado como nuevo sucesor a Juan de la Cruz Mourgeon, quien había desembarcado en Atacames en abril de 1821 y llegado a Quito, luego de un viaje interminable lleno de dificultades, en diciembre de ese año (según lo menciona Ángel Alberto Dávalos en su documento referente a la nomenclatura de las calles de Quito). Parece que el trajín del viaje y, quizá, el efecto de alguna enfermedad contraída en el trayecto, hicieron que Mourgeon enfermara de gravedad y falleciera poco antes del histórico suceso de mayo de 1822.

Pasado el tiempo, los habitantes de Quito no recordaron a Aymerich con rencor o con resentimiento. Generosamente bautizaron con su nombre a una de las calles que suben a ese cerro emblemático que los indígenas llamaban Ñahuirá (que en su idioma quería decir lunar o grano acentuado), palabra que los españoles entendieron como "Yavirac", y al que prefirieron apellidar de Panecillo.

He recordado al último presidente que tuvo la Real Audiencia de Quito (luego de Sebastián de Benalcázar, le correspondería el número treinta y tres), porque en días pasados estuve tratando de completar una lista de las primeras líneas de buses urbanos que tuvimos en Quito. Ha sido, consultando esas viejas rutas, que he ubicado aquella calle que testimonia al recuerdo de Melchor de Aymerich y Villajuana, el estratega derrotado por el Mariscal Antonio José de Sucre en las laderas ubicadas hacia arriba de San Diego.

Así, he recordado los barrios, o destinos, que identificaban el recorrido de las primeras líneas que hubo en Quito: Iñaquito-Villa Flora, Colón-Camal, San Diego-Batán, Loma-Floresta, Huáscar-Belisario (forma abreviada para recordar a un barrio bautizado en honor al intelectual latacungueño Belisario Quevedo), Tola-Pintado, Vergel-Cotocollao, Dorado-Placer, Tejar-El Inca, Ermita-Las Casas, San Bartolo-Miraflores, San Juan-Puente del Señor y Chahuarquingo-Hotel Quito... El orden no es necesariamente el correcto; pero, no recuerdo ni la exacta designación de las líneas ni tampoco la numeración correspondiente.

Tengo un difuminado recuerdo de aquel "Puente del Señor" que crucé alguna vez en los días de mi infancia. Me parece que se trataba de un puente angosto, metálico y oscurecido por la herrumbre; este se hallaba cubierto por una estructura cóncava y estaba ubicado sobre la "Quebrada del Censo" hacia su lado sur-occidental. Este puente y algún otro adicional habrían dado nombre a un pequeño barrio, ubicado a su vez hacia el sur del Panecillo, que es conocido en la actualidad como de "Los dos puentes".

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