23 julio 2021

Empresas e industrias

Una de estas noches estuve entretenido viendo uno de esos programas que se realizan utilizando el sistema de mesa redonda; estaba reunido uno de esos grupos de individuos que hablan de un tema que coincide con sus intereses; o, quién sabe si más bien, era uno de esos grupos de personas cuyos intereses coinciden entre sí. De pronto fui cayendo en cuenta de algo inaudito, y era que esos tertulianos utilizaban la palabra industria con el sentido de empresa y, por lo mismo, empleaban el sustantivo industrial con el mismo sentido que empresarial. No sé si la coincidencia se había dado en forma espontánea o si, como sucede en estos casos, la intervención de uno fue poco a poco influenciando la forma de utilización del término por parte de los otros participantes.

 

Hoy me quiero referir al tema sin intención didáctica y menos con el afán de pontificar. Lo que realmente me interesa, por un lado, es establecer la diferencia entre las dos palabras; y, por otro, averiguar por qué es que existe este aparente uso arbitrario de dos términos que, sin ser opuestos, no son necesariamente sinónimos o equivalentes. Antes quisiera permitirme una breve digresión: he utilizado en el párrafo anterior el adjetivo ‘inaudito’ con intención; aunque no con el sentido de insólito, sino con su sentido etimológico o natural, pues el término viene del latín ‘inauditus’, que quiere decir no otra cosa que ‘nunca oído’ o escuchado.

 

Partiré pues de lo que las dos voces significan en sentido general. Empresa, como lo concibo, es toda entidad organizada con un propósito de utilidad económica; consiste en una organización que tiene por objetivo lograr una ganancia. Industria, por otra parte, es una actividad, generalmente empresarial, que consiste en convertir una materia prima (o varias) en un producto elaborado. Empresa e industria, sin embargo, no son términos excluyentes, no son opuestos o antónimos como sólido o líquido, lleno o vacío, blanco o negro. Pudiera decirse que toda industria, en principio, es también una empresa; pero, asimismo, que no toda empresa es una industria. Una institución financiera, por ejemplo, es o constituye una empresa pero no una industria: no transforma materias primas en productos elaborados.

 

Tratando de aclarar un poco más el tema, me permitiría insinuar también que existen varios tipos de empresa, aunque principalmente tres: empresas industriales, mercantiles y de servicios; esta división, no obstante, no impide que una entidad comercial lo sea a su vez de servicios o que una empresa industrial sea a la vez de carácter comercial. Hasta aquí el punto central es que lo industrial es siempre empresarial, pero que lo empresarial no siempre es sinónimo de industrial; mal hacen, por lo mismo, quienes hablan de industrias cuando quieren referirse a todas las empresas, pues no siempre lo son. De nuevo: los industriales son también empresarios, pero no todos los empresarios son industriales. ¿A qué se debe por tanto la confusión? Intentemos, por lo mismo, una breve y coherente explicación:

 

Sucede que la gente se ha ido acostumbrando a hablar de ‘industria’ no solo para referirse a la ya explicada transformación de materias primas en productos elaborados; lo hace también para considerar un conjunto de empresas y actividades que intervienen en un propósito o interés particular. Así hablamos, por ejemplo, de la industria de la construcción, de la industria automotriz, de la industria hotelera o de la industria aeronáutica. Preguntémonos, por ejemplo, ¿cuál es la actividad principal de un hotel?, ¿acaso es la de transformar algún tipo de materia prima?, pues no necesariamente. Nada tendría que ver con esto último aquello de preparar y rentar habitaciones, de acuerdo al presupuesto y preferencia de sus clientes, con el objeto de atender un servicio destinado a satisfacer aquella necesidad. Y así por ese orden…

 

Es conveniente, en este sentido, revisar las acepciones que contiene el DRAE en relación con estos dos términos; de nuevo, no va a dejar de sorprendernos cómo la Academia ha ido incluyendo significados en base a lo que ahora se usa o se acostumbra decir, esté correcto o no, y no en base al real sentido o significado que tiene cada palabra. Véase la voz ‘abusado’ por ejemplo: no se refiere al participio del verbo abusar, sino a un uso distorsionado que existe, en un país en particular, de la palabra aguzado, con el sentido de listo o perspicaz…

 

Concluyo refiriéndome a algo interesante: la palabra empresa viene del italiano impresa, que se deriva a su vez de imprendere, que quiere decir ‘iniciar algo’, comenzar… Pero, ya que estamos en eso, la voz industria quiere decir: maña y destreza o artificio para intentar algo… ¡Curioso sentido que tienen las palabras!


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