03 febrero 2023

La otra forma de la avaricia

¿Se han puesto a pensar en por qué hay gente que se hace tan rica?, en ¿por qué es que algunos se hacen inmensa, obscenamente ricos? Si conducimos una encuesta, muchos van a responder que porque “saben trabajar” o porque “han sabido hacer producir su dinero”; otros dirán que “porque han heredado” y unos pocos que porque “han sido metódicos” o porque ellos “han sabido ahorrar”… Pues les voy a decir una cosa: así quizá algunos pudieran hacerse ricos, dueños de diez o cien millones, tal vez, pero no más. Cuando hablo de verdadera riqueza es que estoy pensando en algo mucho más considerable… ¡en una suma inimaginable!

 

¿Saben qué hay gente que tiene casi 200 billones de dólares? Esto es doscientas mil veces un millón de dólares, doscientas mil veces más que lo que se requiere para ser millonario, para poseer la “humilde” suma de “solo” un millón de dólares. Y ¿saben cómo algunos se han hecho estúpida y absurdamente ricos? Pues, muy sencillo, sabiendo aprovechar una forma de envidia en los demás. No esa que consiste en sentirse mal por lo que los otros tienen; sino por algo que se llama codicia: el deseo de tener lo que tienen los otros, el “afán desmedido de poseer y adquirir riquezas por el deseo de atesorar”: las puras ganas de poder coleccionar.

 

Ellos se hacen monstruosamente ricos, porque han descubierto que lo que los demás quieren es poseer cosas innecesarias, fútiles y tremendamente costosas. Mientras más costosas, más rápido y más intensamente se harán ricos. Todo, a costa de la novelería, de esa forma de avaricia que se basa en el deseo de ostentar. Piénsese en relojes, joyas, obras de arte, licores finos, prendas de marca; en suma, todo lo que signifique exclusividad. Esto descubrió, y de eso vive, el hombre más rico del mundo, un tal Bernard Arnault. Cuando hablo de avaricia no hablo de cicatería, lo cual es algo muy distinto. Ningún tacaño se convierte en billionario.

 

Bernard Jean Étienne Arnault nació en 1949 en Roubaix, en el norte francés, junto a Bélgica, zona que tuvo un crecimiento sorprendente en el SS XIX debido al boom de la industria textil. Arnault no solo es un hombre de negocios e inversionista, es el fundador y principal ejecutivo del consorcio LVMH (Louis Vuitton - Möet Hennessy) la más grande empresa de artículos de lujo que existe en el mundo. Francia siempre se ha destacado en este ramo, con productos y artículos de la más alta y exclusiva calidad que pudieran estar disponibles. Su padre había estado en el negocio de la construcción y Bernard lo convenció para invertir más bien en bienes raíces.

 

Cuando se hizo cargo del negocio familiar, resolvió la venta de esas empresas y se concentró en el desarrollo del área textil que él había adquirido. Se enteró que el gobierno francés buscaba un ejecutivo para manejar un conglomerado financiero que, entre otras cosas poseía Christian Dior, la firma que fuera la fascinación de su madre. Compró entonces una empresa de artículos de lujo e hizo la mejor oferta para comprar ese conglomerado cuando se puso en venta. Con 38 años, mantuvo la parte productiva (Dior y Le Bon Marché) despidió cerca de diez mil empleados, vendió alrededor de dos billones y logró utilidades superiores a cien millones de dólares.

 

Entonces se le ocurrió formar un grupo de empresas que estuvieran dedicadas a los artículos de lujo y creó LVMH con participación de Möet–Hennessy y Louis Vuitton. Al enterarse de que Vuitton trataba de hacer mayoría, puso 1.5 billones y se asoció con Guinness para adquirir la cuarta parte del monstruo empresarial; no contento, más tarde compró otro 14% y pasó a ser el socio mayoritario de LVMH; luego puso otro medio billón para controlar el directorio y convertirse en su principal directivo. Para el año 2000, las ventas y utilidades se multiplicaron por cinco. Para entonces ya había adquirido Celine, Berluti, Kenso, Fendi, DKNY y había tratado, sin éxito, de hacerse de la mayoría de Gucci, gestión que aun así le dejó un dividendo considerable…

 

Después del 2010 adquirió el 50% de Bulgari, compró parte de un consorcio asiático, se asoció con de Vincenzo y adquirió las líneas de alta costura y ropa de cuero de Christian Dior. Asimismo, entró en una larga batalla para adquirir Tiffany’s, y finalmente acordó comprarla por más de 15 billones de dólares. También ha adquirido parte de empresas vitivinícolas, Netflix y Carrefour; ha incursionado en la industria de los yates de lujo y ha adquirido una gran cantidad de obras de arte. Todo, muy parecido a un juego que nos ocupó en la infancia y que se llamaba Monopolio: la única diferencia es que el magnate ha jugado con dinero de verdad…

 

Algo de magnético tienen esos artículos de lujo. De la lista de más ricos de Francia en 2021, elaborada por Forbes, los cinco primeros están en esa área o en productos de perfumería. Sus fortunas van de 35 a 195 mil millones de dólares. Repito: de 35 a 195 billones de dólares. Nada menos... Caray, ¡cómo vende la novelería!


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