11 abril 2023

Un absurdo y díscolo Universo

Franz Kafka, que había nacido en Bohemia, había convertido sus escritos en epítome de la ansiedad, la culpa y el absurdo. Sin que él mismo se lo hubiera propuesto, el mundo inventaría más tarde un nuevo adjetivo para expresar que algo era opuesto a la razón, irregular, sin sentido o extravagante. Kafkiano pasó a ser lo inaudito, lo signado por el absurdo, lo sorprendente, aquello que –aunque lo lográramos describir– resultaba insólito. No dudo que al autor de “La transformación” (traducida como “La metamorfosis”) debe haberle parecido –como me pasa a mí– que había aspectos relacionados con el Universo que eran disparatados y difíciles de comprender.

 

Con el Universo (hablamos del espacio infinito) sucede siempre algo contradictorio: cada vez que lo estudiamos para comprenderlo mejor, siempre terminamos con nuevas y mayores incógnitas que nos van dejando la ingrata sensación de que cada vez sabemos menos. Ahí están ciertos caprichos de algunos cuerpos celestes (celestes no por su color sino por pertenecer al cielo) o la dimensión del infinito, distancias inalcanzables que para comprenderlas utilizamos una fantástica entelequia conocida como “velocidad de la luz”. De paso, hoy se utiliza el “pársec” que equivale a 3.2 años luz. Desde el siglo XVI se viene utilizando como medida, la unidad astronómica, UA; ella representa la distancia entre la Tierra y el Sol, unos 150 millones de kilómetros.

 

Los planetas conocidos habrían sido solo cuatro hasta que, gracias a unos incansables observadores (Copérnico, Galileo, Brahe, Kepler), la Tierra dejó de ser el “centro de todo lo visible e invisible” y pasó a ser un humilde y prosaico planeta, uno más. Así, de pronto, los planetas pasaron a ser seis  (se había logrado descubrir Júpiter y Saturno); el subsiguiente reconocimiento del sistema heliocéntrico facilitaría el posterior descubrimiento de Urano y Neptuno. Pasado un poco más de tiempo, y con el avance tecnológico y la mejora de los telescopios, se encontró uno más: un planeta no sé si un poco más lejano o bastante más pequeño que se convirtió en el noveno y que llamaron Plutón; hoy ya no es considerado un planeta.

 

En nuestros días se habría de redefinir una zona que separa a los planetas telúricos (Mercurio, Venus, Tierra y Marte) de los “jovianos” (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno), allí se descubrió otro planeta (Ceres) que se clasificó como “enano”. Además (eran los primeros años de este siglo), empezaron a aparecer nuevos y más lejanos planetas enanos. Aunque el radio del sistema solar habría avanzado de 30 UA (Neptuno) a unas 45 UA; ahora se habrían efectuado otros hallazgos –como una nube dónde existen gases y diminutos cuerpos (como Sedna), ubicados a 500 UA. Hoy se conoce que la distancia entre el Sol y la Nube de Oort es de 1 año luz: una distancia quizá insignificante...

 

Si se calcula que una UA equivale a 8.32 minutos luz, lo que significa que cada hora luz equivale a unas 7 UA, se deduce que cada día luz representa 84 UA y cada año luz la inimaginable distancia de 30660 UA. Simple y breve como parece, solo significa que la estrella más cercana, Alfa Centauro, dista de nuestro sistema 4.2 años luz o unas 130.000 UA, lo que –a su vez– solo quiere decir que si algún día llegamos a viajar a la velocidad de la luz, “únicamente” nos tomaría 4.2 insignificantes años llegar hasta allí. Ni qué decir de cuánto pudiera costarnos el boleto…

 

Revisando un libro de Carl Sagan, un día  me encontré una comparación a escala de nuestra realidad; decía que si todo el sistema solar se comparaba con un plato de servicio (unos 30 centímetros de diámetro), la estrella más cercana, la ya mencionada Alfa Centauro, quedaría a algo más de unos 40 kilómetros de distancia… Prefiero transcribir lo que he encontrado en Wikipedia para tener una idea más clara de tan “absurdas” distancias siderales…

 

“Imagínese un modelo reducido en el que el Sol esté representado por una pelota de 22 centímetros de diámetro. A esa escala, la Tierra estaría a 23,6 metros de distancia y sería una esfera con apenas 2 milímetros de diámetro (la Luna estaría a unos 5 cm de la tierra y tendría un diámetro de unos 0,5 mm). Júpiter y Saturno serían bolitas con cerca de 2 centímetros de diámetro, a 123 y 226 metros del Sol, respectivamente. Plutón estaría a 931 metros del Sol, con cerca de 0,3 milímetros de diámetro. La estrella más cercana estaría a 6332 kilómetros”…

 

Todo para no hablar de un planeta vecino que gira y se traslada al revés que los demás. Ahí el sol aparece por poniente, parece que una inimaginable colisión lo puso de cabeza; su órbita es elíptica pero gira a contramano. Es el inventor del contraflujo. Venus se demora 243 días terrestres en girar sobre su eje y 224 en orbitar alrededor del sol. Parecería kafkiano pero su día tiene mayor duración que su circuito anual. Es realmente un planeta díscolo.


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