19 enero 2024

Ideático e “idiático”

De un tiempo a esta parte los diccionarios parecen obedecer a un distinto propósito, por no decir que a una diferente filosofía. De hecho, ya no recogen un listado –llamémoslo catálogo– de vocablos a los que procuran darles un significado, sino que toman cualquier palabra, de acuerdo a como se la escucha, y explican con qué sentido se la utiliza.  Además, en algunos casos, se refieren al lugar dónde se usa el vocablo y describen con qué significado. No todos estamos de acuerdo con esta “nueva moda”, básicamente porque vemos que la “mala costumbre” de utilizarlas con significados incorrectos no debería otorgar una patente de corso para emplear esas mismas palabras como si esos novedosos e inéditos significados ya hubiesen sido reconocidos.

Hecha esta aclaración, quisiera referirme a una palabra que en virtud de tener en Ecuador un uso regional, es utilizada para expresar diversos sentidos, aunque de parecido significado. Me refiero a las voz ideático que en la práctica es pronunciada como “idiático”. Tómese en cuenta que aunque así se la pronuncia, es un vocablo inexistente en los principales diccionarios. De todos modos, y de mi propia experiencia, solo la he escuchado en el sur de la sierra ecuatoriana. No solo eso, pudiera ser que dicho uso se habría ido perdiendo. Hoy la palabra ya no sería utilizada por las nuevas generaciones. En todo caso, lo importante de subrayar es que el vocablo ideático se habría venido utilizando en el país como dos adjetivos similares aunque algo contradictorios: temático y meticuloso…

 

En efecto, el DLE (Diccionario de la Lengua Española) recoge el término como de uso regional en América con el sentido de venático (con vena de loco o dueño de ideas extravagantes) o maniático. Para el caso, resulta revelador comprobar el origen etimológico de la palabra como ‘derivada de idea’ (del latín imagen, forma, apariencia) con el sentido de: “primero y más obvio de los actos de entendimiento”. Pero son las acepciones 8 y 9 de este término –del vocablo idea– las que hacen referencia a los sentidos que hoy me ocupan, tanto como ‘ocurrencia’ o como el coloquial ‘manía’ (uso extravagante). Es por ello que el DLE –que hoy es también diccionario de sinónimos– se refiere a manía como equivalente a chifladura, chifladera o neura (acto del neurótico o neurasténico). Por su parte, el diccionario de María Moliner dice escuetamente que ideático se trata de un hispanismo por maniático. 

 

Ahora bien, ¿qué dicen al respecto nuestros diccionarios de ecuatorianismos? El de Susana Cordero de Espinoza señala ‘ideático’ como término coloquial de uso en algunos países de América, y escuchado en Ecuador con el sentido de extravagante o maniático. El de Fernando Miño-Garcés lo define como “referido a una persona que suele sufrir de manías y obsesiones (venático)”. Para el catálogo de voces de Carlos Joaquín Córdova, ideático no sería una palabra recogida como de uso regional (es decir, como si no se la utilizaría en el Ecuador); en este sentido, Córdova haría “mutis por el foro”. No así con la voz idiático, tal como yo mismo la he escuchado pronunciar, tanto a mi abuela que era nacida y criada en Cuenca, como a la madre de mi propia mujer, que era oriunda de Loja. Carlos Joaquín dice que ‘idiático’ es adjetivo utilizado en Ecuador con el sentido de idiota, “locoide” o extravagante. Advierto que aquello de ‘locoide’ es palabra inexistente, tanto para el DLE como para el propio autor.

 

En resumen, ideático tendría el significado de temático (aunque no con el sentido de ‘relativo a un determinado tema o asunto’, sino como que posee ‘temas’, es decir manías); o maniático, con el equivalente de obseso, extravagante, antojadizo o chiflado; pero también con el de obsesivo, maníaco o fóbico; y, desde luego, con el de “quisquilloso o impertinente”: ideático. La abuela tendía a utilizar la palabra pronunciándola con una triple “i” (“idiático”), a buen seguro que así se la escuchaba como más sonora y contundente. Un “idiático” era un terco y perturbado, un orate necio y testarudo, un majareta que quería siempre salirse con la suya, en pocas palabras: un lunático empecinado que todo quería hacerlo a su manera y que debía estar un tanto chalado…

 

Para mi madre política en cambio, el adjetivo ‘idiático’ (así era como también ella lo pronunciaba) tenía una connotación un poco más benigna: identificaba a alguien más bien metódico, detallista y minucioso; un escrupuloso y perfeccionista (es decir, eso, yo mismo…). Como notarán, no me gusta utilizar palabras que suenen despectivas, tales como suegra o madrastra. No deja de ser curioso que madrastra se define en el DLE como “esposa del padre de una persona nacida de una mujer anterior”; aunque también añade a renglón seguido: “madre que trata mal a sus hijos”…


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