28 diciembre 2010

Breve escorzo de playa

Ventea. Una plomiza cortina de lluvia sombrea con su húmedo pincel la línea del horizonte y entrega el incierto pronóstico de un nuevo día de playa. A mi diestra, el cerro exhibe su pálido verdor; muestra sus yermos matorrales y los escuálidos arbustos que han sobrevivido a la incuria y al despiadado empeño del hombre por desnudar la montaña. Los madrugadores pájaros costaneros reinician sus circuitos a la espera de las tempranas tareas de pesca cotidiana. Revolotean las golondrinas; se deslizan las gaviotas; vuelan en circulo los pelícanos. Un intruso gallinazo cabalga la onda que ha reconocido y disimula sus propósitos con la quietud y elegancia de su experto deambular; no revolotea con esfuerzo, se deja llevar por el capricho del viento, timonea con su magro fuselaje y se desplaza…

Abajo, el mar va recuperando el verdor que la lluvia ha oscurecido. Las primeras barcazas pesqueras van iniciando su retorno, mientras unos pocos espectadores esperan, para auditar el producto de una nueva y laboriosa jornada. Mi ventanal, cual altivo mascarón de proa, se adentra en el marino paisaje con las velas de mi curiosidad; va empujado por los vientos de la ilusión y favorecido por la brisa de una nueva y tempranera esperanza. Son los últimos días del año; las postreras lluvias de invierno; y, a la vez, las primeras imágenes del amanecer costanero. Es un breve escorzo marinero en la lluviosa madrugada.

Hacia poniente, una imprecisa huella denuncia el perfil de la costa a la distancia; su escalonado declive semeja la letárgica figura de un lagarto que sumerge su parsimonia colosal en el incesante vaivén de las aguas. Adelante, la pedregosa dársena del club náutico enfrenta con furia al lomo del océano; lo muerde una y otra vez, con su porfiado impulso de víbora empecinada. El indócil océano cede y deja su encrespada espuma como efímera prenda de su pasajera retirada.

Un resplandor metálico parece agitar la rítmica persistencia de las olas. La argentina huella de las corrientes submarinas, deja también su estela de quietud con abreviados trazos de media luna que parecen propender a parcelar las aguas. Un velo caliginoso da los toques finales al paisaje con su bruma suspendida sobre la curvatura de la playa. La lluvia azota por momentos con su látigo inclemente, arrecia con sus oblicuas e insistentes rachas de plata.

Se percibe un rumor, con su persistencia lenta y obcecada. Son las olas del mar, con su furia amenazante, con su incesante e irregular latido, con su monótona canción improvisada. El suyo es como un himno sin partitura, sin ritmo y sin melodía, que escribe en cada empuje nuevas notas en las líneas de su ondulante pentagrama. Poseidón entrega así el eco de su pregón; el del milenario canto con que embruja y advierte; con que seduce y embriaga.

Con la bajamar, las traviesas ondas de vanguardia, parecen manos crispadas que hincan sus últimos esfuerzos en el luminoso espejo al que no pueden ya cubrir con su lujuria renovada. Se retira por pocas horas el mar para ensayar una nueva embestida, para intentar un nuevo galanteo a la brillante pátina que se ha formado en la vastedad de la playa. Arriba, como husmeando el lúdico intento, las gaviotas van formado una aureola; parecen cometas inmóviles, suspendidas en un mismo punto del cenit. Circulan las aves: curiosas, fisgonas, estáticas…

Oscuras manchas se esparcen sobre el agua; son las sombras de las cambiantes nubes que irán desapareciendo con el avance de la mañana. De pronto, el cielo descubre unos rasgados banderines que presagian, con celeste augurio, el fin de la llovizna, la inédita mañana de sol y los nuevos momentos de alegría que se han de compartir en la playa. Entonces, cual si se tratase de una repentina procesión de hormigas multicolores, la gente crea fugaces conciertos y sale a disfrutar de la inquietud de la playa; participa de nuevas y distintas vivencias; confía otra vez en que “hará un buen día” y abriga la secreta confianza en un promisorio mañana.

Feliz año 2011, amigos de Itinerario Náutico!!!

Casablanca, 27 de Diciembre de 2010
Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario