25 julio 2014

Patria, ¿un resentimiento?

Cuando viajo por los caminos de nuestro país, encuentro por doquier esa excesiva publicidad gubernamental que se refiere a que ahora "ya tenemos patria"... ¿Qué es exactamente lo que se quiere decir con ello? Conjeturo que se trata de una proclama que encierra un evidente contenido político, respecto a que los distintos beneficios materiales, el bienestar, quizá inclusive el progreso, son ahora parte de un nuevo proceso que es participado por todos. ¿Es justo, sin embargo, que sólo eso, algo puramente material, sea todo lo que identificamos con el concepto de patria?

No puedo dejar de advertir que muchas veces se confunden ciertos términos. No es infrecuente aquel guirigay que incluye a conceptos como país, nación y patria. Alguien me recordaba hace pocos días acerca de la identidad que existe entre dos vocablos que tienen una raíz común como son “pago” y país. Pago, en efecto, es un término usado en los países del sur del continente para referirse a territorio, lugar, distrito o región. “Por los pagos de mi barrio”, dice una milonga de Daniel Melingo.

Y hoy me he encontrado con un editorial periodístico que, a pretexto de exaltar la figura de Simón Bolívar y de tratar de rescatar su memoria, insinúa que somos una patria que no sabe rendir homenaje a sus padres, pues conjetura que si patria significa "tierra de nuestros padres o antepasados", no resulta justo que no sepamos dar a nuestros héroes el tratamiento que se merecen. Recuerda el artículo el cambio de nombre del aeropuerto guayaquileño, por ejemplo, que antes honraba la memoria del Libertador y sostiene que somos una patria "huérfana de padre".

Mas, sin embargo (como decían antes los cronistas), hay en ese editorial ciertas frases que revelan ese como complejo de inferioridad que quiere renegar de nuestra herencia hispánica. Ahí se habla de aquellos "tres siglos de conquista y cadenas coloniales", de la actual celebración de "la fundación del yugo imperialista en nuestra tierra", entre otros conceptos. Y yo me pregunto: ¿cómo es posible hablar de patria cuando, en el cansino prurito de aparecer "políticamente correctos", queremos desconocer una parte de los elementos de nuestra nacionalidad. Esto porque si pretendemos hablar de nación, no podemos dejar de tomar en cuenta el idioma, las costumbres, la cultura y la tradición que nos legaron los españoles.

Claro que, para hablar de nacionalidad, no podemos prescindir de un territorio que nos une e identifica (recordemos nuestro secular problema limítrofe); pero, sobre todo, no podemos dejar de tomar en cuenta todos aquellos ingredientes históricos que se fueron integrando y yuxtaponiendo. Hemos de empezar por reconocer una base aborigen -sin desconocer que aquella ya venía soportando otro sistema de dominación "imperialista", la del régimen incaico-; luego hemos de añadir el aporte cultural, religioso y lingüístico de la conquista, sin que tampoco deba desconocerse todo aquello de oprobioso que representaron las mitas, las minas o los obrajes.

Fue precisamente de ese modo, que nuestro país -como todos los demás países de América y como otros pueblos del mundo- enfrentó su integración mientras su raza experimentaba ese proceso incesante que llamamos mestizaje. Unos más blancos o morenos que otros, todos fuimos formando parte de esa diversidad que es la raíz irrenunciable de nuestra nacionalidad. ¿Cómo, por lo mismo, sería posible fortalecer esa nacionalidad si pretendemos tapar el sol con un dedo, si creemos que es factible apuntalar y enriquecer un sentido de nacionalidad sobre la base de desconocer la historia, pretendiendo que parte del pasado no hubiese ocurrido jamás?

Y es que, además, ¿a quién hacemos responsable de los abusos del pasado? ¿A quién exigimos reparación? ¿A los actuales españoles, a los hijos o nietos de los antiguos potentados o terratenientes? ¿Es justo, en todo caso, recuperar los pretendidos valores de lo autóctono sobre la base del odio, el resentimiento o la retaliación? De veras, ¿aún creemos que se puede hacer patria con la bandera del enfrentamiento fratricida, la represalia o el rencor? Creo que más que una entelequia de tipo pecuniario, la patria debe ser un sentimiento -jamás un resentimiento-, y estoy persuadido que solo haremos patria si nos esforzamos por fortalecer un concepto de dignidad y de sano orgullo; y, ante todo, un profundo sentido de comunidad.

Quito

Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario