22 mayo 2022

Historia del Chocó Andino de Pichincha *

Desde el siglo XVI la búsqueda de una ruta de penetración a la costa fue empeño permanente de los quiteños; la fama del oro y piedras preciosas llevó a los españoles a organizar expediciones a Esmeraldas: una fue liderada por John Rojas, iniciaba en Lita, Imbabura, siguiendo el camino de Malbucho hasta la Punta de Manglares; y otra por un Cap. Balderrama, en senda Sur desconocida, cercana a Sigchos, terminando en el Cabo de San Francisco.

 

En 1553 Miguel Cabello de Balboa hace referencia a la existencia de un camino intermedio a través del Noroccidente del Pichincha, cuya existencia era conocida por los indios “Yumbos”, quienes la mantuvieron en reserva para poder abastecer clandestinamente al rebelde africano Alonso de Illescas, atrincherado en su rebelión negra. Un siglo después, la ambición del oro dio paso a la producción de la tierra, la economía de la real Audiencia de Quito se empeñó en la manufactura textil y la producción agrícola, que crecía en busca de mercados exteriores.

 

En el entorno colonial del siglo XVIII nace en Riobamba, un 24 de noviembre de 1704, quien sería Don Pedro Vicente Maldonado, perteneciente a la Real Audiencia de Quito del boyante Imperio Español. En su pensamiento e idiosincrasia Pedro Vicente se consideraba nacido en las Indias Occidentales fiel al Rey Felipe V de Borbón, llamado “el Animoso”. Hecho importante a resaltar es la educación que recibió de parte de los jesuitas, quienes hicieron de él un hombre versado en historia natural, astronomía, matemáticas y geografía, ciencias que más tarde lo vincularían con la expedición más relevante del planeta.

 

Fiel a los afanes de fortuna y conocimiento de la época, inició la apertura de un camino que llegue al mar, empezando en Cotocollao, siguió por Nono, hasta avanzar a Coca Niguas (actual SM de los Bancos) y desde allí a Puerto de Quito, donde el rio Blanco se vuelve navegable, hasta llegar a las selvas de Atacames. En 1736, empiezan a arribar a la plaza mayor de la Audiencia de Quito, recuas de mulas cargadas de botijambres, planchas de plomo y cajones a cuenta de Don Joseph de Araujo y Rio, nuevo presidente de la Audiencia, y de una extraña “misión” designada por la Academia de Ciencias de Paris, cuyo objetivo era medir el arco del meridiano ecuatorial y determinar la forma y dimensión exacta de la Tierra.

 

Por los escritos de Charles Marie de La Condamine, se conoce que se eligió la vía de Esmeraldas para subir a Quito; en esta senda conoce a Don Pedro Vicente Maldonado, quien por sus conocimientos de geógrafo se convierte en el mejor colaborador local de la Misión Geodésica Francesa; al punto que una vez terminada la misión es invitado a viajar a Europa para ser admitido como miembro de la Academia de Ciencias de Paris. Sus conocimientos sobre la región del Noroccidente de Quito le valieron también para que en 1738, el presidente de la Audiencia le diera el cargo de gobernador de la provincia de Esmeraldas.

 

Siguiendo el instinto de investigador, en 1744 toma la ruta del Oriente y viaja a Europa por el Amazonas; al llegar a España el Rey Felipe V le condecora con el título de “Gentilhombre de la Real Cámara con llave dorada”. De España pasa a Paris donde imprime el ”Mapa de la Real Audiencia de Quito”, que constituye su obra más reconocida por la utilidad que brindó para las colonias. Una vez en Paris y ya admitido como miembro de la Academia de Ciencias, viaja a Londres en 1747, donde por invitación de los miembros del misterioso “Colegio Invisible”, es admitido como miembro de la ”Real Sociedad para la mejora del Conocimiento Natural”. Para lástima de su destino, y debido a una fiebre extraña, fallece en la víspera de la ceremonia de iniciación, desviando su camino para ir al encuentro de Dios.

 

Escuelas, colegios, institutos, caminos, ciudades y regiones llevan hoy su nombre; me atrevo a decir que pocos ubican la dimensión de este gigante de la ciencia y las aventuras; su principal recurso fue el conocimiento, su mayor empeño buscar una ruta que brinde a la Audiencia una salida al mar; su legado a la ciencia el “Mapa de la Real Audiencia de Quito”. Su trabajo más trascendente fue haber formado parte de la Misión Geodésica Francesa; su sueño cumplido, haber llegado a ser miembro de la comunidad más excelsa de científicos del mundo.

 * Escrito por Marcelo Villacís Molina - Cronista del Noroccidente de Pichincha. Reeditado para Itinerario Náutico.

** Nota del editor: La Reserva de Biósfera del Chocó Andino tiene una extensión de 286.805,534 hectáreas, lo que representa el 30.31% del territorio de la provincia de Pichincha; está ubicada entre Quito y Puerto Quito, involucra las parroquias de: Nono, Calacalí, Pacto, Gualea, Mindo, Nanegal, Nanegalito, Los Bancos y Pedro Vicente Maldonado. La conforman bosques y páramos, caracterizados por su biodiversidad, estos están situados en alturas que van desde 360 hasta 4.480 metros sobre el nivel del mar. AVM.


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