13 noviembre 2022

Silueta porteña

Hay quienes confunden pretensión con arrogancia y aun engreimiento con altanería. Prefiero, en todo caso, la presunción a esa insolencia insultante que algunos confunden con la jactancia. Hay algo de desdén si no de desprecio, en la arrogancia. La que sigue es la letra de una popular milonga que siempre gozó de mi musical preferencia. En cuanto a si alude a la arrogancia o al engreimiento… qué importa cuando azota la sangre el loco frenesí de aquel repiqueteo. Cuando la escucho, prefiero una ejecución en la que predominen los arpegios del piano y en la que los violines y el bandoneón abonen con una participación más bien discreta.

 

Música: Nicolás Luis Cuccaro / Juan Ventura Cuccaro

Letra: Ernesto Noli / Orlando D’Aniello

Intérprete recomendado: Orquesta de Héctor Varela, canta Argentino Ledesma

 

Letra original:

 

Cuando tú pasas caminando por las calles

Repiqueteando tu taquito en la vereda

Marcas compases de cadencias melodiosas

Una milonga juguetona y callejera

 

Y en tus vaivenes pareciera la bailaras

Así te miren, y te miran los que quieran

Porque tú llevas en tu cuerpo la arrogancia

Y el majestuoso ondular de las porteñas

 

Tardecita criolla de límpido cielo

Bordado de nubes llevas en tu pelo

Vinchita argentina es todo tu orgullo

Y cuánto sol tienen esos ojos tuyos

 

Y los piropos que te dicen los muchachos

Como florcita que a tu paso te ofrecieran

Que la recoges y la enredas en tu pelo

Junto a la vincha con que adornas tu cabeza

 

Dice tu cuerpo de arrogancia y tu cadencia

Y tus taquitos repiqueteando en la vereda

"Soy el espíritu criollo hecho silueta"

Y te coronan la más guapa y más porteña

 

Tardecita criolla de límpido cielo

Bordado de nubes llevas en tu pelo

Vinchita argentina es todo tu orgullo

Y cuánto sol tienen esos ojos tuyos.

 

Nota final: nunca logro quedar de acuerdo en si esta procura ser una apología de aquella vinchita argentina (plateada) o si del femenil repiqueteo… La primera quizá represente a la petulancia y, el segundo, a aquella traviesa percusión que suele con frecuencia identificar a la altivez. Pues eso no más es el taconeo... A fin de cuentas, en nada aporta la vincha a la cadenciosa silueta; ya que si algo a esta la evidencia y la transporta, no es otra cosa que aquella forma de insistente, grácil y altivo repiqueteo…


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