Hay quienes confunden pretensión con arrogancia y aun engreimiento con altanería. Prefiero, en todo caso, la presunción a esa insolencia insultante que algunos confunden con la jactancia. Hay algo de desdén si no de desprecio, en la arrogancia. La que sigue es la letra de una popular milonga que siempre gozó de mi musical preferencia. En cuanto a si alude a la arrogancia o al engreimiento… qué importa cuando azota la sangre el loco frenesí de aquel repiqueteo. Cuando la escucho, prefiero una ejecución en la que predominen los arpegios del piano y en la que los violines y el bandoneón abonen con una participación más bien discreta.
Música: Nicolás Luis Cuccaro / Juan Ventura Cuccaro
Letra: Ernesto Noli / Orlando D’Aniello
Intérprete recomendado: Orquesta de Héctor Varela, canta Argentino Ledesma
Letra original:
Cuando tú pasas caminando por las calles
Repiqueteando tu taquito en la vereda
Marcas compases de cadencias melodiosas
Una milonga juguetona y callejera
Y en tus vaivenes pareciera la bailaras
Así te miren, y te miran los que quieran
Porque tú llevas en tu cuerpo la arrogancia
Y el majestuoso ondular de las porteñas
Tardecita criolla de límpido cielo
Bordado de nubes llevas en tu pelo
Vinchita argentina es todo tu orgullo
Y cuánto sol tienen esos ojos tuyos
Y los piropos que te dicen los muchachos
Como florcita que a tu paso te ofrecieran
Que la recoges y la enredas en tu pelo
Junto a la vincha con que adornas tu cabeza
Dice tu cuerpo de arrogancia y tu cadencia
Y tus taquitos repiqueteando en la vereda
"Soy el espíritu criollo hecho silueta"
Y te coronan la más guapa y más porteña
Tardecita criolla de límpido cielo
Bordado de nubes llevas en tu pelo
Vinchita argentina es todo tu orgullo
Y cuánto sol tienen esos ojos tuyos.
Nota final: nunca logro quedar de acuerdo en si esta procura ser una apología de aquella vinchita argentina (plateada) o si del femenil repiqueteo… La primera quizá represente a la petulancia y, el segundo, a aquella traviesa percusión que suele con frecuencia identificar a la altivez. Pues eso no más es el taconeo... A fin de cuentas, en nada aporta la vincha a la cadenciosa silueta; ya que si algo a esta la evidencia y la transporta, no es otra cosa que aquella forma de insistente, grácil y altivo repiqueteo…
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