23 febrero 2013

Qué son las "bubas”, papito? *

En mi anterior entrada se hace referencia a las "bubas" o mal francés. Transcribo, asimismo, información obtenida de la página web de la universidad hispalense:

“El Padre León nos describe inopinadamente los síntomas del entonces llamado "mal de bubas". Nos cuenta que "muchos andan llenos y atestados de bubas, y los hospitales atestados de llagados, porque los desventurados suelen estar hechos una pura lepra". Luego, refiriéndose a las prostitutas las define como "hediondas y llenas de llagas". ¿Qué son las bubas? ¿Las llagas descritas son síntomas de la sífilis? Estas son las preguntas que intentaré despejar. En cuanto al término "buba" veamos lo que nos dice uno de los diccionarios más antiguos, el de la Real Academia de 1726:

"Usado regularmente en plural. Enfermedad bien conocida y contagiosa, llamada también mal Francés, y Gálico, porque (según algunos) la contraxeron los franceses quando entraron en Italia con el Rey Carlos Octavo, por medio del comercio ilícito que tuvieron con las mugeres de aquel país; pero otros dicen haverla padecido los españoles en el descubrimiento de las Indias, también con el motivo del trato inhonesto, que frequentaron con las mugeres de aquellas nuevas regiones. Lo cierto es ser enfermedad sumamente antigua, cuyo conocimiento llegó a unas provincias más tarde que a otras, y que por indecente, ninguna quiere confesar haver sido la primera a sentirla, y comunicarla. Algunas veces tiene uso esta voz en singular, porque el grano con punta de materia, que sale a la cara, se suele llamar buba."

“Ya a finales del siglo XIX la definición era más precisa técnicamente: "Tumores de las glándulas linfáticas de la ingle, de la axila y del cuello, y pústulas, cuando estos males proceden de la infección general sifilítica" (Diccionario RAE U 1899). Según la ciencia médica actual, estas tumoraciones o bubas son típicas de la enfermedad, así como las llagas, particularmente en la primera fase del mal. Luego desaparecen los síntomas externos y empiezan las bacterias (la espiroqueta denominada Treponema pallidum) a atacar múltiples órganos como el cerebro, las venas, los ojos, el oido, etc.”

“Para obtener una descripción de la enfermedad veamos, por ejemplo, lo que dice el Departamento de Salud de Nueva York en su web: "El primero de los síntomas primarios de la sífilis suele ser una o más llagas, indoloras que aparecen en el sitio del contacto inicial. Este síntoma puede estar acompañado de inflamación de los ganglios, que se produce una semana después de la aparición de la primera llaga. La llaga puede permanecer entre una y cinco semanas y puede desaparecer sola si no se recibe tratamiento.”

“Aproximadamente seis semanas después de la aparición de la primera llaga, la persona pasará a la segunda etapa de la enfermedad. Durante esta etapa, el síntoma más común es un brote que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, incluyendo el tronco, los brazos, las piernas, las palmas de las manos, las plantas de los pies, etc. También pueden presentarse otros síntomas como cansancio, dolor de garganta, dolores de cabeza, ronquera, pérdida del apetito, pérdida parcial del cabello e inflamación de ganglios. Estos síntomas duran entre dos y seis semanas y generalmente, desaparecen aunque no se administre el tratamiento adecuado. La tercera etapa, llamada sífilis tardía (sífilis de más de cuatro años de duración), puede causar enfermedades cutáneas, óseas, cardiacas y del sistema nervioso central."

“Para tratar la enfermedad había dos tratamientos en la época: los cocimientos del "Palo de Indias" o "palo santo" aplicados a las llagas, o el tratamiento con ungüentos mercuriales, que son sumamente venenosos. En la Sevilla del XVI se utilizaron ambas terapias, según el hospital donde fuera ingresado el paciente. Con el tiempo, la enfermedad perdió ese aura de maldición divina, ya que, como hemos visto, los síntomas externos de la enfermedad desaparecen con el tiempo aún sin tratamiento. Incluso hubo cierta literatura jocosa con el tema, en el que la enfermedad se describía como un orgullo del que la padecía, señal de varonía, de vida licenciosa, de disfrute de los placeres mundanos.”

Quito, 23 de febrero de 2013
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