09 agosto 2012

Quando mancan le parole…

Decía mi querido hermano Adrián que “quien va al anca, no va atrás”; no sé de donde había sacado eso -que entiendo es un proverbio castellano-. Lo cierto es que él lo repetía con alguna frecuencia. Yo entiendo que lo que quería expresar era aquello tan cierto de que “a cualquiera le puede pasar lo mismo” (ya que, “la vaca siempre se olvida cuando fue ternero”); o, aún mejor, lo que es más cierto todavía, aquello de que todos tenemos reservado un puesto, ya sea en los sótanos de allá abajo, o en los “penthouses” que esperamos allá arriba, en el reino de los cielos…

Y mi amigo Julito también decía -intuyo que era su particular manera de hacer del limón, su propia limonada- que “ya estaban disparando cerca”, con lo que seguramente quería conseguir un sentido parecido. Hoy me he puesto a meditar en el significado de estas frases, al reflexionar en el título de una película americana; una de esas que uno se pone a ver hasta que le alcance el sueño; más tarde, empieza por interesarse en la trama; y luego termina buscando información relativa a su guion, al nombre de sus protagonistas y hasta de los comentarios que habría merecido. Me refiero a “Before the devil knows, you are dead” (“Antes que el diablo lo sepa, ya estás muerto”); título inspirado en un dicho irlandés que expresa algo parecido: “Ya llevas media hora en el cielo, antes de que el diablo se entere que ya te habías muerto”.

Como sucede con muchas otras sentencias, me confundió su probable sentido original y me puse a buscar el significado de la frase. Mas, lo siento, no he podido encontrar por ningún lado uno que lo encuentre satisfactorio. Me quedo con el que yo mismo habría imaginado; a saber, que… “Nunca se sabe!”. Porque, nada garantiza que los asuntos opten por adquirir senderos o vericuetos inesperados; o, como dicen por ahí: “es que, cuando menos se espera, salta la liebre”. Aquí, el refrán tendría cierto parecido con lo que los sajones conocen como la llamada ley de Murphy, la misma que reza así: “Si algo puede ocurrir en forma desgraciada, así ha de suceder y en forma inevitable”. Sí, porque claro… “Nunca se sabe!”

Pienso, que hay también otras ocasiones, en las que uno está persuadido que ni el diablo se ha de enterar… y que uno cree que ya lleva media hora en el paraíso, antes de comprender que lo que creía que nadie más lo sabía, ya era del viejo conocimiento del mismísimo ángel de los infiernos! O, como diría por ahí, una dueña que yo conozco: “Cuando usted recién se ha ido… yo ya ando de regreso”. Es decir que… lo mismo! O, como dicen en Pichincha: “O sea que… quién sabe!”.

Hoy, por ejemplo, me había estado preparando para mi vuelo de chequeo en mi flamante aerolínea -asunto que ya merecerá una apostilla independiente-, sólo para descubrir que uno de los vuelos que había realizado, no podía contar como uno de los sectores mínimos que debía efectuar en entrenamiento… Este asunto, a más de mi preocupación, fue trasmitido a los encargados de mi acreditación en forma oportuna y conveniente. Sin embargo, solo antes de ser trasladado al aeropuerto, para realizar el vuelo, me he enterado que el esperado chequeo, solo habría de contar como un vuelo adicional de entrenamiento…! Con esto, el aforismo irlandés tendría una nueva interpretación adicional –y muy sugestiva-, la de que “uno puede haberse hasta muerto, y a nadie le preocupa, o se entera”. O, lo que siempre parece empecinarse en suceder: uno es el último en enterarse!

Nada peor en la vida que aquellas circunstancias en las que uno se involucra y no sabe, a fin de cuentas, qué es lo que va a pasar; o en que no sabe a qué atenerse, cuando intuye que lo acertado es “tratar de adivinar”; porque, lo más factible que suceda es precisamente lo inesperado. Allí es cuando uno se convierte, por arte de birlibirloque, en un especialista de la suposición, en un perito de la improvisación, en un mago de la sospecha. Y, al igual que lo que le pasaba al Julito, empieza a hacer su propia limonada con el insípido limón del “no hay mal que por bien no venga”… Ahí empieza a maldecir a todos los diablos y a sus medias horas. Y es cuando comprende el significado de la tonada de Bocelli, aquella de “Quando mancan le parole”!

Sí, porque a veces nos es que sobran, sino que faltan las palabras!

Jeddah, 9 de agosto de 2011
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