28 mayo 2013

Entre el lirismo y la utopía

A veces escuchamos discursos admirables… Parecen ellos tan bien hilvanados; gozan de una estructura de apariencia tan vertical; se exponen con tan fresca elegancia; que su lenguaje poético ayuda a disimular su propia vacuidad. Esta es la lamentable esencia demagógica que se esconde detrás del discurso político…

Es evidente que con ciertos discursos sucede igual que con la poesía, o -si se prefiere- igual que con esas declamaciones que enardecen, que subyugan y nos emocionan; y con las que, solo un poco tarde, caemos en cuenta que, siendo como son, hermosas y emotivas, solo consiguen hacernos vivir un mundo inexistente y de fantasía; que solo logran hacernos evadir el mundo de la realidad. No podría, a pesar de ello, negarse el ingrediente catártico que tiene el recurso lírico; mas, es claro que cuando su propósito es el de explotar el subjetivismo y la emotividad; cuando su fin es alienar y enajenar… su contenido resulta perverso; y su método, una propuesta aberrante, alejada de un sentido cívico de responsabilidad.

¿Qué hay de patológico en la demagogia? Pues que su intención –esa de apelar a la emoción ajena para, con halagos y frases de impacto, enardecer a la audiencia y conseguir una suerte de religiosa atención-, adolece de un doble componente: por un lado está la persuasión a la masa, aprovechando de su ansiedad, su anhelo de seguridad y explotando su esperanza; por otro, se encuentra la reafirmación y reconocimiento a que aspira el disertante, en la búsqueda de su propio valor… Esto trasciende en un puro ejercicio narcisista, en una forma de administrar -cual si este estuviere frente a un espejo- la dosis narcótica de su propia vanidad. Hay algo en el demagogo que empieza por provocar y contagiar a su propia egolatría. Bulle en él un extraño proceso de dependencia, un propósito de auto seducción. 

Nadie puede negar que es agradable esto de escuchar esos emotivos discursos. Empero, al igual que sucede con las poesías, los discursos premeditados están enhebrados con frases hechas, previamente ensayadas, cuyo impacto ha sido evaluado de antemano. Estos, al igual que los poemas que gustan y cautivan, tienen un cierto ritmo, una cierta cadencia, un forma de rima casi intangible y pegajosa, que hace que ese conjunto de bonitas palabras -en apariencia, aunque carentes de sentido-, consigan embriagarnos cual si se tratase de un licor de efectos irresistibles.

Así esas proclamas -con su sibilino brío encantador- nos entregan el mensaje de su lisonja, el de su cruel hechicería. Nos dicen solo lo que satisface nuestra vanidad; nos hacen sentir más de lo que realmente valemos, como si fuésemos parte de un plan apoteósico… el mismo que, en la realidad, no importa. Y que ni siquiera existe!

Por ello que el método retórico es uno de los principales recursos de la política; y por ello es que hechiza y que fascina. Porque, a sabiendas de que no ha de lograr lo que con tanta facilidad promete, se queda en la vacuidad de los conceptos, en ese silogismo romántico que enardece a sus audiencias; las mismas que responden con el incendio de su pasión, con el vocerío inflamado de quien se siente adulado… Asunto grave es este de los recursos poéticos, donde la razón y el argumento lucen ausentes; donde dicha carencia se disimula tras la genialidad aparente, tras la frase aprendida, tras la adulación inauténtica e impertinente.

La elocuencia es en ocasiones un necesario ornamento. Sin embargo, cuando se la utiliza como instrumento de la argucia y del engaño, se convierte en falsa e irresponsable moneda, caudal que compra las conciencias de una masa que se sume en la ciénega de la ignorancia y en los traicioneros brazos de la explotación y la tiranía. Mas, no se puede engañar con este tipo de recursos a todos, y todo el tiempo; el embaucar a la gente con seductoras homilías -y hacerlo de forma sutil, prolongada y frecuente- solo conduce a hacer creer al pueblo que es factible un objetivo inalcanzable. Esa es la más pérfida e insidiosa arma que tiene la utopía.

Casablanca, 27 de mayo de 2013
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