09 septiembre 2013

Afectos y desafectos

Ayer nomás uno de mis buenos (y más nuevos) amigos me digo de sopetón que “yo no le quería” al Alcalde. Y lo dijo así nomás, como una declaración de fe, como algo incontrastable y definitivo, como algo que ya todos lo sabían. Lo dijo como quien sólo emite un inofensivo comentario, como quien no dice nada; con esa magnanimidad suya que se refleja en sus carrillos, con esa bondad a flor de piel que se expresa en el contagio de su sonrisa, con esa implosión de inofensiva picardía que yo tengo la suerte de descubrir en algunos de mis buenos amigos.

Y pienso ahora que los buenos amigos no solo son aquellos de siempre, los que los tenemos desde hace tanto tiempo y que no siempre tenemos la suerte de encontrarlos, visitarlos, o de compartir unas afinidades y de verlos. Son también aquellos otros, esos “nuevos”, esos insospechados y flamantes, que en nuestra ingenua y pretenciosa “madurez” a veces discrepan, nos hacen caer en cuenta de nuestras contradicciones e incoherencias; o se burlan de nuestra ingenuidad y hasta nos censuran. Son los mismos que no hacen un esfuerzo por expresarnos su preferencia y que -sin tener ninguna obligación- a veces nos consienten; y que siempre están ahí, como si ahí hubiesen estado desde siempre y por toda la vida!

Mas, de si uno quiere o no quiere a alguien… no siempre tenemos claros nuestros afectos y desafectos. Y siento que en los asuntos que involucran a la inmediata comunidad, lo verdaderamente importante es la prioridad (o la ausencia de importancia) que nuestras circunstanciales y temporales autoridades hayan dado, o parezcan otorgar, a los problemas más importantes que enfrenta nuestra querida ciudad. En este sentido, siento con grima -y veo con pena- cómo se fue convirtiendo en decrépita una ciudad que tenía tanto para seguir siendo tan bonita.

Quien no haya comprendido que la más importante prioridad de Quito (aparte desde luego de sus temas sociales, que nadie espera que sean solucionados en pocos meses o en un par de años) es la de atender las problemáticas del tránsito y de la transportación -en ese mismo orden-, y quien no tenga la sagacidad para darse cuenta que lo uno afecta, agrava y amplifica las maléficas circunstancias de no atender con prioridad a lo otro, es que simplemente no ha entendido, en estos tiempos y en esta coyuntura puntual, cual es y debe ser su misión. Y no puede ocultar su ineficacia detrás de un lenguaje rebuscado y ahíto de complejidad.

De otra parte, estoy persuadido que lo que estuvo llamado a convertirse en la obra emblemática de su gestión -el nuevo aeropuerto-, no solo que no satisfizo las expectativas, sino que fue demorado innecesariamente en su implementación a pretexto de revisar la contratación, logrando con ello no solo encarecer el costo mismo del proyecto, sino desperdiciando un valioso tiempo para la construcción de unas vías de acceso que, debiendo habérselas provisto de forma anticipada, nunca se las implementó con la prioridad que ese proyecto requirió. Además, los resultados están a la vista: la constructora y concesionaria nos ha demostrado -con lo que entregó- que no tenía ni la idoneidad, ni la experiencia, para cumplir con la tarea a la que se había comprometido: hoy solo tenemos un aeropuerto regional!

Como lo he expresado repetidamente: Tababela fue una oportunidad perdida. Y si de afectos o de desafectos hemos de hablar, es difícil encontrar simpatía y coincidencia con quien lejos de haber interpretado las prioridades de la ciudad, se ha convertido en un elemento o ingrediente que ha venido a ahondar su grave y desatendida problemática. Quito fue siempre una ciudad donde se llamaba a opinar y a colaborar a sus mejores hombres; hoy se ha dado paso a un extraño prurito: aquél de que ya no es revolucionario el recabar el aporte de soluciones y frescas ideas, el de que es reaccionario y burgués el debatir y hacer participar.

Pero, quién sabe… con frecuencia descubrimos una inesperada simpatía en nosotros mismos por gente que está dispuesta a revisar, a corregir y a enmendar.

Quito, 9 de septiembre de 2013
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