07 noviembre 2013

La incertidumbre de un ícono *

Por décadas el Boeing 747 ha sido “la Reina de los Cielos”. Pero el glamoroso jet de dos plantas, que revolucionó el transporte aéreo y redujo el tamaño del globo, se podría estar acercando al final de su camino. Boeing ha reducido dos veces su meta de producción en los últimos seis meses. Solo 18 se van a producir cada uno de los dos años siguientes. Contando con las cancelaciones, no se ha vendido ni siquiera uno durante el año en curso. Algunos 747 nuevos de fabrica entran en bodega tan pronto como dejan la planta.

Boeing dice estar comprometida con el 747 y ve su mercado en regiones como Asia. Pero la mayoría de las aerolíneas ya no quieren aviones grandes de cuatro motores. Prefieren jets de dos motores que puedan volar las mismas distancias gastando menos combustible. “Teníamos cuatro motores cuando la tecnología no estaba tan avanzada”, ha dicho el principal ejecutivo de Delta en una charla. “Hoy los motores de reacción son máquinas maravillosas y solo se necesitan dos de ellos”. Delta heredó 16 B747s cuando compró Northwest en el 2008, quien había efectuado su última orden en el 2001, de acuerdo con registros aeronáuticos.

Parte del problema son todos esos asientos… El 747 puede acomodar entre 380 y 560 personas, dependiendo en la configuración que escoja la aerolínea. Un 747 lleno es una máquina de hacer billetes. Pero una aerolínea que no puede llenar todos esos asientos tiene que repartir el costo de 63.000 galones de gasolina de aviación -a groso modo unos US$ 200.000- entre menos pasajeros. Además, el avión resulta muy grande para algunos mercados. No existen suficientes pasajeros que quieran volar cada día entre Atlanta y Paris, por ejemplo, para justificar algunos vuelos con el Jumbo. Lo otro es que los pasajeros ejecutivos, que vuelan por negocios, quieren más opciones para escoger. En lugar de ello, las aerolíneas prefieren volar aviones más pequeños con más frecuencias diarias.

“Nadie quiere la capacidad adicional” que viene con aviones como el 747 o el Airbus A380, dice uno de los consultores aeronáuticos. Hubo un día en que el 747 estaba solo, con más asientos que cualquier otro jet y con una autonomía de vuelo de 6.000 millas, mucho más que cualquier otro avión comercial. El avión era masivo: con un alto de seis pisos y más largo que la distancia que volaron los hermanos Wright en su primer vuelo. En los primeros 747, su joroba distintiva de la cabina superior era un salón, por eso solo tenía seis ventanas. El avión fue el epítome de la era moderna en los viajes aéreos internacionales.

“Todos en el vuelo iban muy bien vestidos”, recuerda uno de esos pasajeros, que tenía solo diecisiete años cuando fue parte del vuelo inaugural de Pan Am desde Nueva York a Londres en 1970. “Después de todo, eran todavía los años cuando existía el romance de volar y había prosperidad”. Los vuelos internacionales en su mayoría estaban limitados a quienes podían costearse pasajes caros. El 747 cambió todo eso; el primer 747 podía acomodar el doble que el favorito jet internacional de esos días, el Boeing 707. Los vuelos largos se hicieron más económicos para las aerolíneas. Los precios de los pasajes se redujeron y pronto una vacación de verano a Europa ya no fue solo para los adinerados. El perfil del avión fue promovido como transporte presidencial y como vehículo para el transbordador espacial -cual mochila- por todas partes. El 747 se convirtió así en el avión más fácil de ser reconocido.

Boeing empezó a construir los 747 hacia el final de los sesentas. La producción llegó a su cenit de 122 en 1990. En total, Boeing vendió 1.418 Jumbos antes de rediseñar el avión en el 2011. El éxito del 747 ayudó a poner a la Boeing delante de su competidor americano Lockheed, que abandonó el negocio de los jets de pasajeros en 1997. Pero, eventualmente la tecnología se adelantó para alcanzar al 747: cuando los motores de aviación se hicieron más poderosos y confiables, las autoridades empezaron en 1988 a autorizar a naves de solo dos motores a cruzar el océano, siempre que volasen a menos de tres horas del aeropuerto más cercano. En menos de una década, aviones como el Airbus A330 y el Boeing 777 empezaron a dominar las rutas de largo alcance.

Las aerolíneas de pasajeros han ordenado hasta aquí 31 B747- 800s, la versión actual y más moderna del avión. En comparación, se han ordenado 979 de la más pequeña versión -pero extra eficiente en consumo- del 787 Dreamliner. El costo es un factor: el 747 es el avión más costoso de la Boeing con un precio de lista de US$ 350 millones, comparado con los US$ 320 del más grande los “triple sietes”. Algunos flamantes 747s se han enviado a la bodega para, según la compañía, “poder balancear la relación entre producción y entrega”. Associated Press.

* Tomado de una nota reenviada por un colega. Y reeditado con mi traducción.

Hong Kong
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